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Un aire juvenil refresca los ambientes de este departamento en Madrid transformado en proyecto emblemático: el primer hogar de la interiorista María Santos que, con esta obra como carta de presentación, se lanzó al mundo de la ambientación profesional.
El sonido del timbre retumba en un departamento semivacío del barrio de Salamanca y sorprende a la pareja que se acaba de mudar. Del otro lado de la puerta se presenta María Santos. "He vivido diez años aquí y me ha ido muy bien. Esta casa da buen rollo, vais a ser muy felices", les anuncia. Ella acaba de dejar esa vivienda que fue su hogar de estudiante y de recién casada y, también, el proyecto con el que en 2015 inició su propio Estudio, una firma que ya es toda una referencia de diseño interior en la capital española.
La vivienda original fue dividida en una reforma previa en la que también se reemplazó el piso por esta versión más actual, pero sin el encanto centenario del edificio.
En sus días, esta era una casa de puertas abiertas, centro de operaciones y el lugar donde recibía a sus clientes. "Lo que pones en tu piso es lo que ellos van a querer porque es lo que has elegido para ti", explica instalada en una nueva residencia que está reformando ahora mismo, según relata con esa velocidad tan madrileña y la alegría propia de quien está mirando el futuro a la cara.
María Santos aboga por cierta desprolijidad y elementos disruptivos que colaboren con la ilusión de que todo fue adquirido por el cliente a lo largo del tiempo. "En una buena intervención, no se nota la mano del decorador".
La versión española del salpicré se usó masivamente en los 80 y es la pesadilla de toda reforma. "Quitarlo fue la parte más dura de la obra; estuvimos tres días lijando paredes", evoca María.
"Dicen que somos el Estudio del blanco, que nuestros proyectos dan mucha paz. Creo que la clave de todo eso son paletas acogedoras que van por toda la vivienda con saltos de color muy puntuales".
La casa tenía originalmente tres dormitorios, uno de los cuales se convirtió en el comedor, que se conecta con el living a través de un vano enmarcado por láminas al carbón, obra de María. Alfombras del mismo material y con patrones similares integran visualmente los dos ambientes.
"El dormitorio es el espacio más especial: la altura, las molduras, la chimenea y el balcón son todo lo que quisiera tener en todas las casas en las que viva y en todas las que me toque reformar".
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