Según un experto, la prueba “merma la capacidad imaginativa y crítica de los estudiantes”, ya que se tienen que limitar a contestar de acuerdo con el catálogo de respuestas que les fue proporcionado de antemano
- 5 minutos de lectura'
Llega el día del examen y los nervios acechan. ¿Por qué? Podríamos encontrar numerosos motivos. Hay quien piensa que el examen no vale para nada, porque todo lo que estudió se olvida más temprano que tarde. O para “casi nada”, porque tampoco es posible continuar con los estudios y conseguir el ansiado título sin pasar por ellos.
Como ciudadanos adultos, todos “sufrimos” un sistema educativo en ocasiones asfixiante. ¿Por qué no examinamos al propio examen?
Limitar la capacidad creativa
Según Jesús Ibáñez, un sociólogo que fue considerado como “el padre” de la materia en España, el examen merma la capacidad imaginativa y crítica de los estudiantes, quienes deben limitarse a contestar de acuerdo con el catálogo de respuestas que les fue proporcionado de antemano.
Recordemos la escena de la película El club de los poetas muertos (1989, Peter Weir) en la que el profesor (interpretado por Robin Williams) anima a sus alumnos a expresar sus modos específicos de caminar contra el marcial ritmo unísono y ortodoxo al que estaban acostumbrados.
En el patio, en lugar de desfilar, de seguir un solo camino predeterminado, de acomodarse a un modo específico de ser, los alumnos comienzan a expresarse con mayor libertad, evitando tapujos, corsés y estereotipos. Recordemos que la palabra poesía viene del griego poiesis, que significa ‘creación’.
El objetivo final del profesor (de Literatura, en el caso de El club de los poetas muertos) es luchar contra la uniformización, contra la homogeneización de la sociedad que provoca que la riqueza diferencial sea asimilada por un modelo que se impone. Como afirma Ibáñez en la obra citada, “el examen les hace hablar convenientemente, marcando el paso, ordenada y disciplinadamente”.
¿Todos los exámenes son iguales?
Hay muchos tipos de exámenes, desde los comentarios de texto a los problemas matemáticos. Pero ¿son todos igual de “uniformadores”? Hay modelos de exámenes que ofrecen a los alumnos la posibilidad de contestar a su manera. De hecho, muchos docentes animan a sus alumnos y alumnas a buscar otras formas de expresar lo aprendido.
Sin embargo, el margen de creatividad es pequeño: el examen no nos permite repreguntar o reformular las preguntas o generar nuevas preguntas. Estas disponen ya de sus soluciones, y los estudiantes simplemente encuentran la opción correcta siguiendo casi al pie de la letra un libro de instrucciones.
La reflexión, la crítica y la problematización brillan por su ausencia en estos modelos. Y no debemos olvidar que, no solo en el ámbito educativo, problematizar –es decir, poner en cuestión lo que se afirma, las verdades que se nos presentan como tales– es muy importante, pues “implica una lucha contra la estupidez”.
El antagonista del examen: la conversación
Frente a la “prohibición del uso poético”, podemos recurrir a un potente antagonista del examen: la conversación. Esta es siempre abierta, inútil a priori, como la filosofía que, como decía Castoriadis, sirve para mucho más que el hecho de servir para algo determinado (en el mismo sentido que Nuccio Ordine).
En palabras de Kant: la conversación no es un medio para… sino un fin en sí mismo. Sin guiones ni finales previstos, en la conversación los temas varían, surgen, se transforman… Una conversación es como el baile de los estorninos, conjugando caos y cosmos. No hay jerarquía. Al conversante no se le exige ningún requisito: simplemente participa… si quiere.
Al contrario que el examen, más bien cerrado y autoritario, el carácter de la conversación es abierto y democrático. Y mientras, desde el punto de vista de la Lógica, el examen opera con disyuntores (o): o es una solución o es otra, es decir, excluyendo opciones; la conversación lo hace con conjuntores (y), incluyendo: y esto, y lo otro, ¿y quién más?, ¿y qué más?
Aplicaciones prácticas en el aula a través de un pódcast
¿Conservamos o eliminamos el examen? Hay otra opción: convertir el examen en conversación. A pesar de su carácter indefinido y abierto, ¿es posible llevar la conversación a las aulas y convertirla en un instrumento de evaluación?
Una de las principales ventajas de implementar la conversación es que aporta ciertos valores transversales a todas las asignaturas: respetar los turnos de palabra, escucha activa, usar un lenguaje comprensible por todas y todos, etc.
Otro punto a favor es que la conversación, al no partir de un tema en concreto ni tener un objetivo final, fomenta la interdisciplinariedad y recoge los intereses de los estudiantes y las estudiantes, que hablan de lo que quieren hablar.
Sin embargo, si queremos usar la conversación como instrumento de evaluación no solo en asignaturas como Oratoria o Educación en Valores Cívicos y Éticos, hay que fijar algunos criterios, aun a riesgo de limitar en cierto modo su carácter.
Propongamos un modelo basado en el pódcast, desde donde de paso aprovechamos también para trabajar las Tecnologías de la Información y la Comunicación. El proceso sería el siguiente:
- El profesor ofrece un listado de temas (basado en los contenidos que se estudien en la asignatura).
- Se forman grupos de trabajo, que eligen uno de los temas propuestos.
- A lo largo de la conversación (que será grabada en formato pódcast) se trabajará el tema académico elegido, procurando explicarlo de un modo claro y conectándolo con otros temas que escojan libremente los estudiantes.
Los criterios de evaluación integrarán tanto los aspectos transversales (claridad en el lenguaje, participación de todo el alumnado) como los académicos (explicación del tema elegido). Los diferentes pódcast serán escuchados en el aula y serán autoevaluados (por los creadores del pódcast) y coevaluados (por los otros grupos de estudiantes), que ponderarán junto a la calificación del docente.
De este modo, como muestran algunos estudios al respecto, la conversación usada como herramienta educativa fomenta una participación mucho más activa y creativa del alumnado.
*Por Luis Ángel Campillos Morón / profesor de filosofía, Universidad de La Rioja.
Temas
Otras noticias de Cómo hacer
Cuidado de la piel. Conocé el secreto mejor guardado para aliviar las quemaduras del sol: se trata de un sencillo alimento
Muy efectivos. Ocho remedios caseros para eliminar las cucarachas de tu hogar
Ideal. La flor blanca que adorna la casa, es más fácil de mantener que el jazmín y tiene un intenso perfume
Más leídas
Uno tiene 12 años. Los ladrones que torturaron a un vecino de San Isidro fueron detenidos cuando compraban en un shopping
En fotos. De Angelina Jolie, Demi Moore y Nicole Kidman a Zendaya, las estrellas deslumbraron con sus looks en los Gotham Awards
En X. Marra hizo una pregunta sobre el examen de “idoneidad” que tomará el Gobierno y Bregman le marcó un error ortográfico
"Una maravillosa retrospectiva". Bill Gates recomendó cinco libros para leer durante las fiestas e incluyó la biografía de uno de los mejores deportistas del mundo