Tres heladerías argentinas ocupan el ranking de las 100 mejores del mundo: ¿qué sabores las hicieron populares?
La guía experiencial Taste Atlas compartió la lista mundial 2024 y resaltó dentro del centenar las que son más famosas; dos de ellas surgieron en Buenos Aires y una en Bariloche
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LA NACION
Luego de Italia, Argentina es considerada a nivel mundial como productora de uno de los mejores helados, en especial por las materias primas de calidad que se utilizan en el proceso. Esto quedó nuevamente en evidencia en la lista del ranking Taste Atlas, que se publicó el domingo pasado. Allí se mencionaron tres de las heladerías más importantes del país que se posicionaron por el resto de las de América Latina.
En una lista que concentra a las 100 heladerías que producen el helado más rico, dos de ellas tienen su origen en Buenos Aires y otra en Bariloche; estas superaron con creces a las del resto del continente. Ellas son: Rapanui, Cadore y Scannapieco. Además, se aclaró qué sabor poseen como el más rimbombante y querido por la clientela.
Qué es Taste Atlas
Esta es una guía experiencial que creó el croata y periodista Matija Babic en el año 2018. En su sitio oficial se describe como “una enciclopedia de sabores, un atlas mundial de platos tradicionales, ingredientes locales y restaurantes auténticos”. Allí se catalogaron 10.000 alimentos y bebidas de todo el mundo, en el que se reciben a diario comentarios de profesionales de la gastronomía y de los comensales. Mes a mes lanzan diferentes tipos de ranking para clasificar la gran masa de información que poseen.
Las tres heladerías argentinas que están dentro de las 100 mejores del mundo
Rapanui
De esta heladería destacaron que su sabor predilecto es el de chocolate. Y para que no, si nació como una chocolatería en pleno Bariloche. En 1947, Aldo Fenoglio, escapando de la Segunda Guerra Mundial, se instaló allí y junto a su esposa fundaron una chocolatería, llamada Tronador. Con el tiempo, el fundador cambió su marca y le puso su apellido.
Este emprendimiento creció exponencialmente en toda la ciudad y la región, y los pedidos fueron en aumento. En diálogo con LA NACION, el hijo de Aldo, Diego, contó que en 1996 abrió su propio local en el centro de Bariloche junto a su hermana, al que bautizaron Rapanui. Con los consejos de su padre, ambos establecieron una fábrica que en 2009 incluyó, entre los bombones, la oferta de helados. De esta forma, se hicieron cada vez más conocidos gracias al turismo, y con el correr de los años trajeron sus productos y franquicias a Buenos Aires.
Cadore
La heladería porteña, que es famosa en el ranking Taste Atylas por el sabor de dulce de leche, se originó en Italia. Específicamente en Cibiana di Cadore, en la provincia de Belluno. En 1947, Silvestre Olivotti llegó a nuestro país escapando de la Segunda Guerra Mundial junto a toda su familia. A pesar de que trajo consigo todos los conocimientos del verdadero gelato italiano, tuvo que dedicarse a la construcción porque era lo único en lo que podía trabajar.
En 1957, de la mano de su esposa, la italiana Delia Saladino, dieron rienda suelta a su objetivo y sueño y ambos fundaron la empresa Cadore. El matrimonio no tuvo hijos, según explicó uno de sus parientes a LA NACION, por lo que sus sobrinos y un hermano continuaron con la empresa hasta hoy en día, la cual cuenta con dos locales en la capital argentina y con un lema, respetar 100% lo artesanal.
Scannapieco
De esta heladería también se destacó el sabor de dulce de leche, uno de los éxitos que supo crear a la perfección Andrés Scannapieco, italiano y pastelero que arribó a la Argentina en 1915 desde Italia y que en 1937 abrió su primera heladería en Buenos Aires, la cual estuvo abierta hasta 2010. El lamento familiar por su cierre hizo que su nieto, Juan Andrés, reinventara la marca y en 2013 volviera a la vida el local en honor a su abuelo.
En diálogo con LA NACION, explicó en una oportunidad que el secreto de sus helados está en la calidad de la materia prima que utilizan, al igual que cada material es natural y sin conservantes.
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