Soportó seis terremotos y fue abandonada por 40: la extraña torre triangular que fue el primer “rascacielos”
La Torre Insignia es una de las más altas y resistentes de la Ciudad de México; permaneció en total abandono por cuatro décadas
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Entre 1959 y 1962, la Torre Insignia se convirtió en una de las edificaciones más seguras de México, capaz de resistir grandes terremotos. Durante 40 años resistió el impacto de seis sismos, que en muchos casos alcanzaron y superaron los 8.0 en la escala de Richter. Sin embargo, a pesar de su ingeniería especial, quedó abandonado y pasó mucho tiempo para que la confianza de la sociedad volviera a considerar la firmeza de la estructura.
Este edificio fue la sede del Banco Banobras y de la Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco. Entre 1983 y 2019, resistió diferentes desplazamientos de las placas tectónicas, algunas de las más fuertes que sufrió la región.
Durante mucho tiempo fue la segunda edificación más alta de la capital mexicana, con 25 pisos, 127 metros de alto y 24.000 metros cuadrados. Hoy en día, su arquitectura cautiva a los visitantes y es imposible no registrarla, ya que su fachada triangular, de estilo alpino, vidriada y con partes de concreto expuesto, la diferencian del resto de los edificios modernos. En tanto, su silueta también representó el logotipo de la estación de Metro Tlatelolco.
Junto a las otras tres estructuras de gran envergadura -Torre Anahuac, Edificio El Moro, Torre Latinoamericana- se las consideró como el inicio de las construcciones antisísmicas de la Ciudad de México, ya que contaban con la última tecnología de la época en amortiguadores.
Lo más curioso del rascacielos, también conocido como Banobras, es que en su cima cuenta con un carillón, siendo el instrumento de percusión instalado más elevado en el mundo, el cual donó el Gobierno belga para su inauguración. Además, está compuesto por 47 campanas Petit & Fritsen de origen neerlandés y hasta antes del 2018, la música Yolanda Fernández de Córdoba entonó melodías allí arriba.
La estructura es resistente gracias a los materiales utilizados: hormigón armado, acero y aluminio; y su arquitecto fue el promotor Mario Pani. La idea de elevar un rascacielos urgió luego del estallido poblacional de la década del 50, que en muchos casos sobrepasó los límites esperados por el gobierno de la época.
En 1985, luego del devastador terremoto de 8.5 en la escala de Richter que se cobró miles de vidas en la capital mexicana, el edificio quedó abandonado. Recién en 2011 y tras décadas de inactividad, una empresa estadounidense compró la propiedad y la remodeló por completo. La fachada se modernizó y se utilizaron vidrios nuevos, para asimilarla al estilo de las propiedades linderas.
Cabe aclarar que, además del sismo de 1985, resistió otros igual de potentes: el de 1995, de 7.7; el de 1999, de 7.4; y el del 2003, de 7.6. Mientras que algunas estructuras importantes y significativas del entramado urbano cedieron, la Torre Insignia se mantuvo en pie y sin riesgo posterior de caída, según detalla el sitio web oficial del Gobierno de la Ciudad de México.
Con las obras y la inversión dedicada a salvar la mole, años después se instaló allí la Secretaría de Educación Pública y algunas oficinas de la Universidad Nacional Abierta a Distancia de México. Estas mismas instituciones funcionan allí desde 2020.
LA NACIONTemas
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