Son argentinos y realizan una misión arqueológica en Egipto para hallar los restos de la momia Amenmose
LA NACION dialogó con Andrea Zingarelli, directora del Proyecto Amenmose, que continuará con sus misiones en el Valle de los Nobles, Luxor, a comienzos del 2025
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Distintos grupos de investigadores argentinos vienen trabajando en excavaciones, exploraciones y misiones en Egipto desde 1995; sin embargo, en la actualidad, el único que se lleva adelante es el Proyecto Amenmose, cuyo objetivo principal es conservar la tumba capilla homónima y sus objetos de hace 3.500 años de antigüedad. Tras cuatro misiones, en las que se realizaron exploraciones, hallazgos y conservaciones de 1.000 piezas, los científicos se preparan para emprender una quinta misión, con el objetivo principal de hallar la momia de Amenmose.
La tumba de Amenmose pertenece a la necrópolis tebana, una zona de la orilla oeste del río Nilo que desde 1979 forma parte del patrimonio cultural de la humanidad de la UNESCO. Esto quiere decir que desde aquel año se tomó conciencia de salvaguardar los monumentos y sus contenidos, que forman parte de la historia humana y “constituyen a una de las mayores fuentes de información de la sociedad egipcia antigua”.
“Uno de nuestros objetivos es preservar estos materiales para que sigan en pie para futuras generaciones”, introdujo a LA NACION Andrea Zingarelli, directora del proyecto Amenmose, doctora en Historia y titular de Historia General I en la Universidad Nacional de la Plata. “Después, nosotros hacemos investigación en distintas áreas de conocimiento: historiadoras, egiptólogos, arqueólogas, arquitectos, historiadores del arte, gente que trabaja con la tecnología aplicada a los bienes culturales o preservación de patrimonio. Todos trabajamos en distintas líneas de investigación en torno a este monumento”, continuó.
A partir de la aprobación obtenida por el Ministerio de Egipto en abril del 2019, las primeras dos campañas fueron para explorar, cotejar las piezas que había en la tumba y en qué estado estaban. En el 2023 excavaron la entrada, lo que permitió una mejor organización, ya que se encontraron 1.000 objetos y restos humanos. El trabajo consistió, entonces, en catalogar, tomar datos, sacar fotos sumarias y conservar cada pieza que es una prueba concreta de la rica cultura del Antiguo Egipto.
La diversidad de especialistas en las misiones genera que haya una multiplicidad de desarrollo en distintos temas. El trabajo se coordina previo a cada viaje y los grupos de especialistas tienen tareas que cumplir tanto en la tumba como en el gazebo instalado. En la última campaña se hizo una recatalogación para darle prioridad a los objetos más importantes y también se le colocó una puerta a la entrada, que fue fundamental para la protección de la tumba y un avance importante para la necrópolis.
Mil objetos encontrados
Hay una gran variedad de objetos encontrados en la tumba de Amenmose, como los textos jeroglíficos pintados en relieve, las pinturas que muestran escenas de la vida cotidiana de la sociedad egipcia de 3.500 años atrás. “Contiene cómo se produce el pan y la cerveza. Está el propietario de la tumba y su esposa en distintas paredes. Hay escenas de caza y pesca, escenas de banquetes; todo esto hace que haya mucha información sobre la vida, las costumbres, la religión”, indicó la directora.
En este contexto, un detalle que le llamó la atención a Andrea fue el concepto de belleza que tenían los antiguos egipcios en un momento determinante de la vida, como lo es la muerte. “Todo se ve muy vital. Por ejemplo, en los banquetes o en la escena de producción de pan nadie se representa con defectos físicos ni viejos, la juventud se representa con la forma más vital de ese momento. Eso es una forma de hacer que permanezca vivo en un momento culmine de la vida. Eso es muy impresionante por el valor que tiene, muy parecido al nuestro. Es como un Photoshop permanente”, manifestó entre risas.
Entre los objetos más curiosos que se encontraron en la tumba están los ushebtis, que son figuras con aspectos momiformes que acompañaban al difunto; inscripciones del Libro de los Muertos en un astracón (fragmento de piedra escrito); restos de guirnaldas secas con flores, ubicadas en la entrada de la tumba; fragmentos de cuencas de collar de fayenza; conos funerarios, que tenían nombres de propietarios de tumbas desconocidas y conocidas que se perdieron con el tiempo; y una imagen de madera de un ba, que es el espíritu del difunto, cuerpo de pájaro y cabeza humana.
¿Quién era Amenmose?
Amenmose, cuyo nombre significa “nacido en Amón”, era un cantero de la piedra que trabajaba para el templo de Amón en Karnak, que está ubicado en la orilla oriental del río Nilo. En su tumba, que lleva el título “cantero de la necrópolis de Amón”, se retratan los trabajos agrícolas en el que decía que controlaba los trabajos de los agricultores a su cargo. Lo curioso es que no existe otra persona con este título que tuviera una tumba propia.
“Su título es como el de un artesano que trabaja para excavar las tumbas de los reyes, es decir, no es de la más alta jerarquía social. Por otro lado, tuvo suficiente prestigio para que se le permitiera hacerse una tumba en esa zona donde está enterrada la elite. No hay gente del pueblo de la época que tenga una tumba pintada y decorada. Tiene un estilo y una delicadeza propia de artistas especializados. Él tuvo esa posibilidad, lo cual habla de ciertos vínculos con la elite”, explicó Andrea. En varias de las escenas rescatadas por los investigadores argentinos se lo ve a Amenmose junto a su esposa, llamada Henut, y con sus hijos que, hasta el momento, se cree que son dos hijos y dos hijas.
Tras todo el trabajo realizado, el equipo de investigadores argentinos tiene la ilusión de hallar los restos de este cantero de la piedra. “Este año encontramos el pozo funerario, que todavía no excavamos, donde puede llegar a estar el cuerpo de Amenmose y, a lo mejor, sus restos”, señaló.
“Nosotros tenemos mucho respeto por Amenmose y su historia. Ellos lo que buscaban era preservar la memoria y nosotros rescatar su memoria para que no se olvide. Nuestra idea es hacerlo de manera muy respetuosa, simplemente para poder conocer y saber las formas de enterramiento, los ajuares y demás”, agregó.
Esto resulta una oportunidad única, ya que no se encontraron pozos intactos como el de este proyecto; sin embargo, se tratará de una tarea ardua, dado que se deben sacar materiales, restos y objetos del pozo funerario.
Cómo colaborar con el Proyecto Amenmose
En el 2019, este grupo de científicos creó una asociación civil con el objetivo de recibir donaciones. A diferencia de las misiones de países centrales, el grupo de argentinos no recibe apoyo económico y se respalda en los crowdfunding, conocidos como financiamientos colectivos.
En las primeras campañas utilizaron plataformas online como Cafecito o donaciones directas a la cuenta de la asociación. Asimismo, hicieron ferias de platos en las facultades a las que pertenece cada uno. “Hasta último minuto, nunca sabemos qué vamos a poder hacer porque nunca sabemos cuánto llegamos a recolectar”, explicó la profesora.
Otro dato, que no es menor, es que cada integrante de esta misión se paga sus propios pasajes, un gasto que se estima ronda entre los 1.000 dólares.
La Universidad Nacional de la Plata y la Facultad de Ciencias de la Educación colaboran con un pequeño monto, y cada uno de los integrantes, que pertenecen a distintas universidades del país, pueden conseguir algún tipo de apoyo por su cuenta. Sin embargo, todo es posible gracias a la buena voluntad de las personas que se enteran de este proyecto. “Todo nos suma. Si alguien nos dona mil pesos nos suma y si nos dona un millón también”, remarcó Andrea.
Cabe destacar que parte del presupuesto sirve para costear las herramientas que se alquilan durante las campañas, los materiales de trabajo e instrumentos, también para pagarle a trabajadores egipcios que realizan la excavación, los gastos de traslado de El Cairo a Luxor e, incluso, para los análisis de las pinturas que se deben realizar in situ porque no se puede sacar de Egipto. Según la directora, el costo de la misión es de 5.000 dólares sin contar los pasajes y la estadía de cada uno de los integrantes, lo cual tiene un valor aproximado, entre comida y viaje, de 1.600 dólares.
Las personas que quieran colaborar con el Proyecto Amenmose solo deben dirigirse a la cuenta oficial de Instagram @proyectoamenmose, donde detallan en las historias destacadas cómo puede aportar cada persona. Hasta el momento viajarán 20 investigadores a la próxima misión que se realizará en enero del 2025, pero hasta ahora solo se logró recaudar 800 dólares. El objetivo de la difusión es que ninguno de los participantes se quede afuera por falta de presupuesto, como sucedió en expediciones anteriores.
“Es un lugar tan lejano y la cultura es tan antigua, que muchos se podrían preguntar por qué y para qué. Esto da cuenta de que habitamos un mundo humano que tuvo prácticas culturales distintas, te hace reflexionar sobre tus propias prácticas y es un aporte para el conocimiento de la historia”, concluyó Andrea Zingarelli.
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