Son argentinas, triunfan en Ámsterdam con una receta única de alfajores de maicena y lograron llegar hasta Máxima
Marisol y Nina se conocieron por un trabajo en común en la capital de Países Bajos y, gracias a sus profesiones, se lanzaron con un proyecto gastronómico que es furor en ese país y en Bélgica
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Es lunes 15 de abril de 2024, y Nina y Marisol están expectantes por que sus alfajores de maicena argentinos conquisten el corazón del público invitado en Ámsterdam a la avant premier de la serie sobre Máxima Zorreguieta. Están presentes productores, directores y parte del elenco, entre quienes se destaca Delfina Chaves. Observan cómo todos comen con placer sus alfajores, un souvenir en honor a una de las golosinas favoritas de la reina de los Países Bajos. Mientras miran a su alrededor, sienten orgullo y alegría.
En diálogo con LA NACION, Nina y Marisol contaron cómo fue su experiencia de estar presente con el catering en el estreno de la serie y cómo fue abrir su propia pastelería hace seis meses: Amsterdam Baking Company. También revelan por qué el dulce de leche vuelve locos a los neerlandeses y qué planes tienen a futuro.
Nina, de 36 años y oriunda de Buenos Aires, llegó a los Países Bajos hace 12. Encontró el amor allí y tuvo un hijo. Luego de varios años de trabajar en una oficina, gastó todos sus ahorros y emprendió en 2018 el estudio de pastelería en París, Francia. A su regreso, empezó a trabajar en la cocina de un hotel.
En ese espacio gastronómico conoció a Marisol, de Santa Rosa, La Pampa, y también de 36 años. Una chef viajera que desde su juventud inició un camino que la aventuró por el mundo y que encontró un punto de residencia en Ámsterdam.
La química entre ellas fue tan buena que empezaron a cocinar medialunas y las ofrecieron en un grupo de Facebook de argentinos en Holanda. Y claro, de inmediato fueron furor. Su trabajo en conjunto empezó en el comienzo de 2021, en plena pandemia, y poco a poco ganaron adeptos holandeses con su amplio abanico de productos. Además de las facturas de un principio, desarrollaron el alfajor de maicena en honor a los preferidos de Máxima y dos versiones de alfajores tipo Mar del Plata.
“Los primeros años del emprendimiento no son fáciles”, reconocieron ambas, quienes a medida que empezaron a tomar pedidos de pueblos aledaños, expandieron su producción y tuvieron que mudarse a un local que les ofreciera las comodidades que la casa de Marisol ya no podía aportar. De allí pasaron a una cocina un poco más grande y con capacidad para instalar todos los requerimientos necesarios, entre ello, establecieron una conexión con una empresa logística para hacer sus repartos. Hasta ese entonces, ellas se dedicaban a las entregas solo los fines de semana.
En diciembre del 2023, avanzaron otro escalón y las socias abrieron Amsterdam Baking Company, un sitio emplazado a las afueras del centro comercial, pero en un punto estratégico. Lo que empezó como una idea para proveer de “cosas ricas” a bares y restaurantes, terminó por ser un local real donde los clientes pueden pasar a elegir sus productos allí. A la par, continuaron con la venta online y se expandieron, no solo a los pueblos aledaños, sino con entregas a Bélgica.
Con el paso del tiempo, incluyeron las empanadas. Cabe recalcar que, según comentó Nina, hasta ese momento, los neerlandeses amaban los alfajores de maicena con mucho dulce de leche: “Les fascina, los vuelve locos”. Sin embargo, la opción salada ganó terreno y pasó a ser una de las más vendidas, en particular por los grupos de amigos que se juntan a cenar o los planes en familia, en los que muchas veces se desea escapar de la cocina.
“Acá no saben lo que es una empanada. No es como en España. Hay muy pocos conceptos y nosotros queríamos darle la forma de empresa”, dijo Nina, quien aclaró que su modus operandi consiste en comenzar a la madrugada a preparar todo y para la tarde/noche los envíos ya están en los hogares de las personas que lo encargaron. “Son frescos, con materia prima de calidad, recién hechos” y llegan a cualquier punto de Países Bajos donde no llega otra cadena.
“A los holandeses al principio todo les parecía dulce y ahora se llevan colaciones enteras. Les encanta el marroc casero. Hacemos productos artesanales, con sabores genuinos (...) Con las empanadas, nos ayudó a crecer en el rubro de los canapés”, contó Nina.
Cuando Máxima Zorreguieta cumplió 50 años, compartió en las redes sociales la receta de los alfajores de maicena que le enseñó su madre, algo que revolucionó a los argentinos que residen allí y también a los neerlandeses. Su reina mostraba algo bien argentino y que compartía con sus tres hijas. Es por ello que en la presentación de la serie de Máxima, los productores contactaron a Marisol y a Nina para que estuvieran presentes en ese evento tan importante con esta golosina identitaria de nuestro país. “Fue hermoso. Tuvimos unos requerimientos. Los envolvimos en una bolsita uno por uno, con una etiqueta especial”, apreció Marisol.
Al ingresar al local, los clientes son recibidos en inglés, neerlandés o español, ya que las socias manejan los dos primeros idiomas a la perfección. “Acá cada cliente es un rey”, destacaron, a la vez que coincidieron: “Para nosotras es un honor estar en un cumpleaños de 15, en la casa de un argentino que no puede volver al país, en las tardes de meriendas… “.
El mes que viene las socias abrirán una sucursal en el centro de Ámsterdam. Su emprendimiento resultó todo un éxito en base al trabajo constante y al esfuerzo. Mientras recordaban su camino en diálogo con LA NACION, reconocieron que extrañan a la Argentina, por ello permanecen en contacto constante con la cultura y todo lo que identifica al país. Ellas se convirtieron en embajadoras de la gastronomía argentina en los Países Bajos.
Hay un dicho popular que asegura que “la mejor manera de ganarse el corazón de una persona es gracias a la comida”. Tanto Nina como Masrisol logran cada día conquistar a más neerlandeses, a hacerlos parte de nuestras recetas tradicionales y a que conozcan un poco más sobre la cultura de su reina.
Algunos de los clientes que LA NACIÓN consultó sobre los productos que ofrecen “las chicas”, señalaron que “la pastelería es muy rica” y que “sus empanadas son furor”. Ahora, solo queda seguir por más, afincar la marca y expandir su llegada a más sitios. “Acá está puesta la fe de que iba a funcionar”, concluyeron entre risas y a medida que atendían a sus clientes.
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