La doctora Cristina Valdiosera y un equipo de expertos emprendieron este año un estudio pionero que indagará en el mestizaje a partir de la genética
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Cuando los artistas de la época virreinal de Nueva España pintaron en el siglo XVII los “cuadros de castas”, hicieron una clasificación de la diversidad de familias interraciales. En tales obras se indicaba que el hijo formado por un hombre blanco (español) y una mujer indígena era un mestizo.
Los historiadores, sin embargo, advierten que tal clasificación no era realmente un sistema, sino una forma artística (y arbitraria) de mostrar a Europa las familias interraciales que había en la colonia española de América. Y es que el mestizaje que se dio con la llegada de europeos al continente fue algo mucho más complejo que la clasificación de aquellas pinturas. De hecho, se trata de un campo de estudio que para los investigadores resulta fascinante.
La doctora Cristina Valdiosera y un equipo de científicos y expertos de México y España emprendieron este año un estudio pionero que indagará en el mestizaje a partir de la genética.
“El mestizaje es el intercambio o la mezcla de genes y no está estudiado así”, explica Valdiosera, la coordinadora del Proyecto Mestizaje: Una crónica de 500 años. “Se simplifica el mestizaje de México y España como si fuera un proceso entre dos poblaciones y ya. Pero, es bastante más complejo”, apunta la investigadora de la Universidad de Burgos (España).
El equipo buscará arrojar nueva luz y evidencias científicas basados en las nuevas técnicas de “ADN antiguo” que permiten mirar el pasado de los seres humanos a través de sus genes.
A continuación te presentamos parte de la conversación que Valdiosera mantuvo con BBC Mundo sobre su proyecto.
—¿Cuál es el objetivo de este gran estudio del mestizaje?
—El objetivo es estudiar el complejo proceso del mestizaje, que ha estado bastante simplificado. La historia de este proceso, que ha tenido consecuencias tan impactantes, y que las sigue teniendo en la sociedad actual, no está estudiada desde el punto de vista biológico, a pesar de que es un proceso biológico.
Se simplifica el mestizaje de México y España como si fuera un proceso entre dos poblaciones y ya. Pero es bastante más complejo que aquello, pues está la población africana también. Y luego hay una serie de mezclas que puede haber a partir de esas tres poblaciones.
Y lo interesante es que estas mezclas no se dan al azar. Hay una serie de normas, sobre todo en ese periodo en que había unas jerarquías sociales muy marcadas que hacen que se vaya tejiendo lo que llamamos mestizaje. Y lo que buscamos hacer es destejer el mestizaje. Eso lo podemos hacer con técnicas de ADN antiguo.
Se trata de estudiar la genética de restos arqueológicos y lo podemos hacer de varios periodos, como pueden ser de los siglos XVI, XVII, XVIII y hasta finales del XIX y ver cómo este mestizaje fue cambiando de acuerdo a los distintos tiempos políticos, sociales, y económicos. Y cómo se vieron afectadas estas relaciones, este comportamiento biológico, por otros comportamientos biológicos como las epidemias. Parte de estas cosas queda escrita en los genomas de las personas.
Y vamos también a hacer este estudio en las poblaciones contemporáneas de España, para saber cuál era el acervo genético de esta población. Vamos a tener el antes, y luego el después en diferentes periodos de tiempo.
—¿Qué son los estudios de ADN antiguo y qué aportaciones hace a estudios como los del mestizaje?
—El ADN antiguo es la recuperación de material genético a partir de distintas fuentes biológicas. En este caso lo hacemos a través de huesos, pero puede ser de plantas, de semillas, de piel, de cualquier muestra biológica degradada. Porque el ADN antiguo no solo se refiere a la antigüedad en el tiempo, sino a la degradación del material genético. Es un ADN que está roto en pedazos, como un hueso en el registro arqueológico o una vasija que hay que reconstruirla.
En la historia en general de la vida, de plantas, animales, de todos los organismos que estamos ahora, los que estamos como coexistiendo ahora, no somos lo que ha existido siempre. En el camino se han quedado poblaciones, especies, linajes, que no llegaron hasta ahora y que no las conocemos. Entonces muchas de las cosas que nosotros vemos ahora, no sabemos cómo llegaron hasta aquí, porque no tenemos ese registro de esa diversidad que nosotros actualmente vemos a nuestro alrededor. Y eso es lo que podemos hacer nosotros, recuperar esa diversidad.
Un ejemplo muy claro es el comportamiento biológico de las migraciones, o sea, el movimiento de una población de un sitio a otro, que lo podemos detectar en los genes, como se ha detectado con poblaciones mucho más antiguas como los neandertales.
Los paleoantropólogos llevaban décadas y décadas intentando saber si el homo sapiens había hibridado con los neandertales y eso es imposible saberlo a través de un hueso. Y solo extrayendo ADN neandertal fue que se pudo ver que sí, que efectivamente había habido una hibridación entre nuestra especie y los neandertales hace 50.000 años.
Entonces ese es el tipo de comportamientos, digamos, biológicos, movimientos de poblaciones, cruzamiento entre poblaciones o grupos humanos, este caso dos especies distintas de humanos o que consideramos dos especies que considerábamos distintas.
—¿Qué nuevas perspectivas sobre el mestizaje se esperan obtener con este tipo de análisis desde los genomas?
—Es entender nuestra diversidad, entender nuestra pluralidad. Porque al final, somos una población tan distinta que esa es nuestra fuerza. El ser tan diversos, tan diferentes, eso es lo que nos hace únicos. Y también es difícil entender la diversidad de ahora sin entender la diversidad que hubo antes, alrededor de estos 500 años. E incluso la diversidad que hubo antes del encuentro con la población europea.
Yo creo que es un paso hacia adelante de la descolonización de nuestras mentes es tener una idea propia a partir de información real, de información representativa también, que yo creo que es algo que le ha faltado mucho a la historia que nos contaron en la escuela y que es exactamente lo que están haciendo los historiadores ahora, intentar dar una visión de este periodo de nuestra historia tan importante, que sea más representativa, más inclusiva. También se puede dejar un poco la idea del conquistador, guapo y valiente.
—¿Cómo se puede saber más sobre las desigualdades sociales a través de la revisión del genoma?
—Por un lado tenemos la evidencia histórica, o los registros históricos, pero luego esas desigualdades también se pueden ver en periodos de tiempo específicos, en la distribución desproporcional de las diferentes ascendencias.
Si tienes la identidad cultural y social del individuo, también se puede asociar a cómo influyó el aspecto social y cultural en la distribución de ciertas mezclas o de ciertas ascendencias. Más que la distribución, la frecuencia de ciertas de ciertos tipos de mestizaje. El mestizaje no fue solo un tipo, hubo muchos tipos de mestizaje y qué había detrás de ello queda registrado en los genes. Si tú ves que hay más proporción de una población.
—En la estructura social y de clases de la época colonial también pudo haber menor mezcla de genes entre distintos estratos, ¿es así?
—Sí, pudo haber un grupo que tuviera una identidad social y cultural específica que, digamos, fuera más endogámica y que no se distribuyera más que otras. Eso no lo podemos saber si no estudiamos los patrones genéticos del pasado, en diferentes cronologías y eso es lo que vamos a intentar ver.
Había grupos dominantes de todos lados. Había grupos dominantes indígenas y había grupos dominantes españoles. O sea, no quiere decir aquí que el dominante era el europeo, también había estratificación social muy fuerte dentro de las comunidades indígenas.
—¿En la práctica, cómo se realiza este tipo de investigaciones y qué tipo de muestras de ADN buscarán para el caso del mestizaje?
—Vamos a hacer un muestreo en México. Esta no deja de ser una técnica destructiva, porque realmente tenemos que taladrar un trozo de hueso o de diente y esto es patrimonio cultural. Pero, lo podemos inmortalizar de dos formas: haciendo un modelo 3D con un escáner y que quede digitalizado para siempre. Y la otra manera inmortalizarlo es tener la información de este individuo con su material genético, de ponerle de dar una ascendencia biológica.
Y luego también vamos a estudiar a cada individuo e intentar hacer microhistorias. Es recuperar la identidad de esta persona, porque la identidad no es a base de tu ADN, es a base de tu cultura. Si te hacés una prueba de ADN y te sale que eres 30% irlandés, eso no te hace irlandés culturalmente.
La recuperación de evidencia biológica es una parte muy importante, pero sola en sí misma no nos dice mucho. Tiene que venir unida al resto de la información arqueológica e histórica, que nos habla de la cultura y de la identidad cultural y social de la persona que estamos estudiando.
Las muestras las haremos en México y el ADN lo vamos a hacer en España. Es un grupo del Laboratorio de Evolución Humana de la Universidad de Burgos y el grupo de Atapuerca También participa el equipo del Proyecto del Templo Mayor (de Ciudad de México) y el Equipo de Salvamento de Bioarqueológico del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia, México). Y hay historiadores como Federico Navarrete, quien es importante en el tema de la conquista de México.
—Las cuestiones sobre el mestizaje y la conquista generan debates incluso entre los especialistas de México y España, ¿cómo se puede llegar a un consenso sobre esa época histórica?
—Nosotros no podemos dictar la verdad. Lo que podemos es proporcionar información con base en datos verificables. Y a partir de eso dar una interpretación con la cual la sociedad pueda tener una idea más propia de lo que sucedió con base en fundamentos reales.
Muchos libros están escritos por españoles, hombres y de la Iglesia. Entonces la visión de cada uno es la de cada uno. Que ellos lo hayan escrito y es lo que te llega a ti no quiere decir que esa fue la historia, sobre todo en cuanto a las mujeres.
Para un hombre, español, sacerdote, ¿cuál era su visión de una mujer indígena? Tendría su visión y sería muy válida, pero no representa la visión de todos ni la verdad. Por eso es importante revisar la historia e incluir otros tipos de evidencia.
(El conquistador) Hernán Cortés tenía su agenda. Él escribía sus cartas a los Reyes Católicos. Pero él tenía una intención. Era un ser humano y tenía sus intenciones y su trabajo. No es cuestión de juzgarlo, él tenía sus ambiciones y pues él lo que le escribía a los Reyes Católicos era su visión, y seguro que la endulzada para que cayera mejor a los reyes. Seguramente habría muchas cosas que se saltaba y gran parte de la historia se basa en lo que escribía él a los Reyes Católicos.
Lo que queremos es intentar poner sobre la mesa las diferentes versiones de todos los participantes, porque a veces pareciera que solo participaron unos cuantos. Pero la participación fue de muchas personas, de muchas poblaciones, tanto el sexo femenino como masculino. Nosotros no podemos dar una versión definitiva de las cosas, pero sí podemos contribuir a tener una visión más completa, más clara.
—¿Consideraron hacer análisis del mestizaje producto de la llegada de indígenas a España?
—Aquí (España) también vinieron bastantes indígenas, no solo como como esclavos o sirvientes de otros, sino indígenas nobles que vinieron aquí a demandar su estatus. Por eso digo que el estatus social no era solo en una población. Lo había en varios lados.
Pero que, se haya estudiando genéticamente, no. Pero no descartamos que en el estudio genético que vayamos a hacer de aquí (España) podamos detectar algo de esa introgresión de genes.
—¿Cuándo esperan obtener los resultados de este estudio del mestizaje?
—Va a ser un estudio largo, que va a durar varios años. Yo creo que posiblemente los primeros resultados preliminares que pueden estar a finales de este 2024. Como es un proyecto que involucra muchas disciplinas, va a tardar. Los resultados van a ir saliendo a lo largo de los siguientes tres, cuatro o cinco años.
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