Los cambios que hay que hacer antes de los 30 años para ser feliz
Un grupo de especialistas aconsejó algunos pequeños cambios que debe llevar adelante una persona de esta edad para tener más alegría; de cuáles se tratan y qué tener en cuenta
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En cualquier etapa de su vida, el ser humano busca la felicidad de distintas maneras. A los 30 años, cuando las personas atraviesan una edad en la que cargan, normalmente, con más responsabilidades que en el pasado y una gran variedad de cambios a nivel personal y social, se deben incorporar y modificar algunas costumbres, según recomendaron expertos en la materia. ¿Con qué objetivo? Una vida más feliz.
Cuatro aspectos para ser feliz a los 30 años
Relaciones sociales
Robert Waldinger, investigador de la felicidad de la Universidad de Harvard, explicó que las relaciones sociales son fundamentales para que una persona sea feliz. Estos vínculos generan espacios para sentirse bien, reírse, desahogarse y distraerse. Pero, además, el contacto físico libera oxitocina, la hormona responsable de la felicidad, de amor, empatía y bondad; está comprobado que también reduce el estrés, la sensación de soledad y promueve un estado de ánimo positivo.
En este contexto, lo ideal es priorizar las relaciones que hagan sentir bien a la persona la mayor parte del tiempo, ya que esto ayuda a liberar oxitocina de la felicidad. En pocas palabras, a los 30 años, lo mejor es ser proactivo con las relaciones reales y eliminar las que no aportan nada. Para esto, es necesario pensar quiénes son las personas que nos rodean en lo cotidiano.
Vivir con menos
El desorden es capaz de nublar el pensamiento claro. Entre más artículos se recolecten, más rápido se pierde la novedad de un producto nuevo y se forma un círculo vicioso de insatisfacción. Esta acumulación de cosas también genera distracción y pérdida de tiempo para ordenar. Lo mejor, según la gurú del orden Marie Kondo, es hacer una buena limpieza de los objetos para recuperar la relación con ellos.
Estar rodeado de menos cosas genera una sensación de menor estrés. Lo importante de llevar adelante esta decisión es que las personas pueden volver a centrarse en uno misma, en vez de definirse por los objetos que posee.
Decir que no
¿Para qué sirve? Para gozar de una mayor libertad y, en consecuencia, alcanzar la felicidad en la vida. Para ello, es importante saber lo que no se quiere y qué es lo que la persona se merece. En la mayoría de los casos, uno puede terminar haciendo cosas que no le gustan para no decepcionar a terceros.
Un concepto que emergió en el último tiempo es el JOMO (Joy of Missing Out, disfrutar de perderse algo). Este concepto reivindica la conexión con lo que en realidad quiere la persona, es decir, aceptar los planes que le apetece, pero saber en qué momentos decir que no. El cuidado de uno mismo es elemental para ser feliz.
Búsqueda de la satisfacción
Ser feliz es una consecuencia. Y para llegar hasta ahí, primero se debe experimentar actividades placenteras de manera diaria, tener un propósito en la vida y sentirse satisfecho con la vida en general. Alcanzar metas o deseos pueden generar que la felicidad perdure en el tiempo.
En resumen, son actos que no te dan felicidad instantánea, como lo puede ser ir a comer a un restaurante favorito. Si bien es muy bueno darse este tipo de placeres, para estar feliz hay que estar satisfechos con lo que construyó la persona a lo largo del tiempo.
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