Las cinco actitudes que los perros odian de los humanos: cómo dejar de hacerlas
Tener un lenguaje corporal escaso es una de las falencias más molestas para tu mascota, pero hay otras cuestiones a tener en cuenta
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Dentro de las relaciones entre perros y humanos es muy importante reconocer cuáles son esos factores que afectan la convivencia y que dificultan la buena comunicación entre las partes. Esto, debido a que llevar una buena interacción hace parte de la responsabilidad y el cuidado al que se compromete cuando hace del animal de compañía un miembro de su familia, por lo que merece los mismos tratos, atención y respeto.
Además de brindarle una óptima alimentación, llevarlo al veterinario a controles periódicos y proporcionarle mucho amor, también se debe tener en cuenta los comportamientos que tiene para con su mascota, ya que de esto depende la buena convivencia entre ambos.
Si vivís con un perro en tu casa o estás pensando en brindarle un hogar a alguno, es valioso tener presente cuáles son esas cosas que debe evitar a toda costa hacer en su trato con el mismo. Estas son las cinco acciones que no debería hacer con su perro, de acuerdo con el veterinario español, Manuel Manzano, en su canal de YouTube, Veterinario gratis.
Los ruidos fuertes
De acuerdo con el experto, los sonidos estridentes pueden alterar el bienestar de su animal de compañía. Su capacidad auditiva es bastante sensible, mucho más que la del ser humano, por lo que cualquier sonido escandaloso les provoca temor.
“Los ruidos fuertes de entrada les provocan nerviosismo, no los entienden, no comprenden”. Un ejemplo de ello, son los fuegos artificiales, que impactan el estado emocional del canino, ocasionando miedo y desesperación en algunos casos. Si bien es cierto que hay sonoridades que no se pueden evitar, hay otros que el ser humano sí puede dejar de hacer, como los gritos, que los perros no entienden, pero que sí pueden afectar la parte emocional de su perro, suscitando miedos e inseguridades en él.
Los olores intensos
La nariz de un perro está compuesta por dos cavidades nasales capaces de detectar los olores más característicos, así como los indetectables por los humanos.
Debido a que este sentido utiliza gran parte de su cerebro y su trufa tiene una cobertura mucosa con muchos pliegues, el olfato de los mismos cuenta con alrededor 300 millones de receptores que le permiten distinguir un millón de olores, a diferencia del hombre que solo tiene cinco millones, reconociendo cuatro mil, según Nature’s Variety.
“Los olores muy fuertes irritan el olfato del perro y algo que para nosotros puede resultar agradable para él en muchas ocasiones es insoportable. De hecho, a veces cuando los bañan y les ponen alguna colonia te das cuenta muy fuerte, luego de bañarlos se van y se frotan contra el suelo y se vuelven a ensuciar enseguida porque les molesta tremendamente el olor”, afirma el especialista en su canal de YouTube.
Un lenguaje corporal escaso
Varios tienen la costumbre de comunicarse con su perro o cachorro solamente con la voz y aunque esto no es malo porque se acostumbran a la tonalidad de las mismas, además de identificar a quién pertenece, si puede presentar dificultades en la comprensión entre humano y animal.
De acuerdo con el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal de Bogotá, los canes “utilizan, voluntaria e involuntariamente, la posición de su cuerpo, cola y expresiones en su cara para explicarle cosas a otros caninos, personas o animales de otras especies”.
Por eso, es ideal que los humanos entablen una comunicación similar en la que puedan usar gestos y señas corporales junto a palabras cortas para que el canino pueda aprender y entender lo que se le quiere decir.
Carencia de rutinas
Al igual que los humanos, los animales necesitan tener unos hábitos. Empezando por su hora de salida para hacer sus necesidades o su momento de juego. Si bien es cierto que esta puede variar de vez en cuando para no hacerla siempre tan monótona, predecible y algo aburrida, estos requieren de un cronograma que les permita acostumbrarse para entender las dinámicas de convivencia con su familia.
”Por ejemplo, si no lo saca a la hora acostumbrada, es probable que se ponga muy nervioso y no lo entienda, puede pensar que es incluso un castigo y que ya no le quiere”, señala el veterinario.
Paseos cortos
En ocasiones el tiempo de salida al parque puede ser muy medido porque hay más cosas por hacer que no pueden esperar, sea del trabajo o algunos quehaceres en casa. Sin embargo, el momento diario que se le dedica a su perro al salir no debe ser negociable.
Si pasás todo el día en casa, su tiempo para hacer sus necesidades y salir a jugar es clave para su bienestar físico y emocional. Así que el ideal es dedicarle un tiempo de esparcimiento considerable a su canino cuando se encuentran fuera, en el que este pueda jugar y pasear sin afanes. Además de que este contribuye a mejorar el comportamiento y la relación entre humano y animal, según el blog especializado Experto animal.
Otros aspectos que puede tener en cuenta son la sobre estimulación de muestras de afecto. Si bien es cierto que los perros son especies muy cariñosas, al igual que los humanos, estos también necesitan de un espacio propio, por lo que besos y abrazos en exceso pueden llegar a ser molestos para ellos. Para identificar si esto le afecta de sobre manera al animal, puede observar su comportamiento, cómo actúa ante las caricias constantes de manera repetida y cuál es su reacción.
Con eso sabrás hasta qué punto interactuar con su peludo en ese sentido. Finalmente, recuerde siempre acudir con un médico veterinario ante cualquier conducta o proceder inusual, así como a los controles periódicos que su ejemplar necesita para mantener un óptimo funcionamiento de salud física y mental.
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