Llamada Wow!, es una de las grandes incógnitas de la astrofísica hace más de cuatro décadas; fue captada por el telescopio The Big Ear de la Universidad Estatal de Ohio
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La “señal Wow!” es una de las grandes incógnitas de la astrofísica desde hace más de 40 años. En 1977, cuando fue captada por el telescopio The Big Ear (La Gran Oreja) de la Universidad Estatal de Ohio, fue considerada la señal de radio o electromagnética proveniente del espacio más potente jamás registrada.
“Nunca había visto una señal tan fuerte antes”, dijo en aquel momento a la cadena estadounidense NPR el radioastrónomo Jerry Ehman, quien la descubrió entre los datos que registró el telescopio y posteriormente le dio nombre. “Wow!” (¡guau!, en español), eso escribió el científico cuando notó que la onda, que duró 72 segundos, marcó un pico de intensidad 30 veces más fuerte que los sonidos normalmente emitidos por el universo.
A lo largo de estos años, los expertos intentaron -sin éxito- encontrarla nuevamente y explicar la razón de su aparición. Varias de estas teorías fueron descartadas y otras necesitaban ser confirmadas con datos.
Por tal razón, se especuló que la “señal Wow!”, que se “apagó” cuando se trató de observar nuevamente en la dirección donde fue identificada, cerca de la constelación Sagitario, podía parecerse a un intento de comunicación de vida extraterrestre. Sin embargo, un equipo de investigación liderado por Abel Méndez, un experto en astrobiología planetaria de la Universidad de Puerto Rico, planteó recientemente una posible solución para este gran misterio.
Y, muy a pesar de algunas personas ávidas por confirmar que existe vida fuera de nuestro planeta, el resultado de las observaciones de este grupo de científicos no conecta la “señal Wow!” con alienígenas. Establecen que es un fenómeno de “origen natural”.
¿Qué encontraron?
El equipo de Méndez, quien es director del Laboratorio de Habitabilidad Planetaria de la Universidad de Puerto Rico, buscaba entre los datos del Radiotelescopio de Arecibo, uno de los más grandes del mundo hasta que colapsó en 2020, señales vida inteligente en ciertas zonas del espacio que los astrónomos consideran “potencialmente habitables”.
“Es un trabajo muy serio con el que buscamos conseguir pruebas de esta comunicación, aunque sabemos que es algo enormemente difícil, por lo que pensamos que tal vez no encontraríamos nada. Pero el mero hecho de mirar una región de interés en el espacio y no encontrar evidencia es un resultado importante para la ciencia”, comentó el científico a BBC Mundo.
En el proceso de esta investigación, el profesor y su equipo compuesto por Kevin Ortiz Ceballos, del Center for Astrophysics de la Universidad de Harvard y el Smithsonian, y Jorge Zuluaga, de la Universidad de Antioquia en Colombia, notó que entre los datos que analizaron había señales muy parecidas a la Wow! Decidieron, a partir de junio de este 2024, enfocarse en estudiar ese descubrimiento.
“Imitamos el protocolo que se usó en el momento en el que se encontró la ‘señal Wow!’”, pero con los datos mucho más sensibles del Radiotelescopio de Arecibo, y en solo un mes encontramos señales muy parecidas”, continuó Méndez. “Estas señales de ondas de radio que observamos se producen por nubes densas de hidrógeno en el espacio. Proponemos que estas nubes de hidrógeno fueron estimuladas por las emisiones de una estrella de neutrones de alta intensidad, de tal manera que las hizo tan potentes como la señal Wow!”, agregó el autor principal del estudio que publicará en unas semanas en el Astrophysical Journal.
El académico argumenta que The Big Ear no logró detectar otras señales parecidas a la Wow! porque de ordinario son tan “poco intensas” que con la sensibilidad de un telescopio de aquella época era difícil observarlas “a menos que esas señales brillaran más” por algún estímulo. La idea de la estimulación de las “nubes” o “líneas de hidrógeno” como causante de las señales electromagnéticas y, por consiguiente, de la “señal Wow!”, ya se había propuesto en términos teóricos con el fenómeno conocido como “super radiación”, afirma Méndez.
Pero, su estudio explicaría el proceso físico de dicha hipótesis y, por eso, añade, es innovador para la comunidad científica que lo revisó y aprobó para ser publicado en la revista arbitrada.
¿Descarta la idea de seres vivos en otros planetas?
Pese a que el equipo de Méndez encontró una explicación basada en observaciones de un radiotelescopio para la “señal Wow!”, pueden existir elementos que la ciencia astronómica aún no haya considerado y que estén relacionados con este tipo de fenómenos. Esas potenciales “nuevas ideas”, dice Méndez, no le permiten descartar un 100% que en algún punto de nuestra historia las señales electromagnéticas producidas por las nubes de hidrógeno estén relacionadas con vida en otros planetas.
“No lo podemos descartar, pero sí lo dudamos mucho. Tenemos una explicación natural, y esta siempre será la mejor para referirnos a algún fenómeno espacial”, comentó. “Le da más importancia [a nuestro estudio] el hecho de que se había anticipado de forma teórica. Ahora tenemos datos de que se puede observar”, agregó. Los científicos pretenden continuar con el proyecto, que fue llamado Arecibo 1.
Ahora, con más miembros como parte de su equipo, se dedican a estudiar las características de la “señal Wow!” para incluir en un segundo artículo científico elementos que hasta ahora no se sabían sobre ella.
También buscan digitalizar decenas de miles de páginas con datos registrados por el telescopio de la Universidad Estatal de Ohio, luego de que le fueron donados por parte del grupo de científicos que participaba en las observaciones originales relacionadas con la “señal Wow!”.
La idea es crear un archivo digital que esté disponible para la comunidad científica, pero también para el público en general. Tras las investigaciones relacionadas con este fenómeno registrado hace más de cuatro décadas, el equipo, en un futuro cercano, volverá a su plan original: encontrar vida fuera de la Tierra.
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