Hallaron un “oasis submarino” que hace 18.000 años fue el hogar de miles de personas
Una parte de la plataforma noroeste australiana estuvo por encima del nivel de mar durante muchos años y sirvió para estimular la migración interna hacia el país más grande de Oceanía
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Una investigación sobre la plataforma continental de Australia reveló un “oasis submarino” más grande que la actual Nueva Zelanda en esa área, hoy sumergida, que durante la última Era del Hielo estuvo por encima del nivel del mar y fue el hogar de decenas de miles de personas.
Así lo postula un estudio liderado por la arqueóloga Kasih Norman, de la universidad australiana Queensland’s Griffith: “Durante gran parte de los 65.000 años de historia humana en Australia, la hoy sumergida plataforma continental del noroeste conectó las actuales regiones de Kimberley y Arnhem Land occidental”, lo cual en sus palabras formó un “vasto y habitable territorio que cubrió casi 390.000 km2″.
Si bien el conocimiento acerca de la plataforma continental sumergida y su pasado sobre el nivel del mar ya era aceptado por los científicos, el nuevo criterio que busca añadir Norman es que esos terrenos no fueron despreciados por los aborígenes australianos mientras eran parte de la superficie, sino que integraba un mismo reino cultural con las tierras circundantes. En todo caso, estas tierras fueron abandonadas por sus pobladores a medida que el deshielo con el que concluyó la última Era del Hielo, hace 18.000 años, aumentó el nivel de los océanos.
Esta variación ambiental, tan vigente en una época donde distintas naciones insulares de Oceanía evalúan su futuro debido al aumento del nivel del mar causado por el cambio climático, dividió al supercontinente de Sahul entre las actuales islas de Nueva Guinea y Australia, así como también cortó la isla de Tasmania de este último país.
Este proceso ocurrió en todo el mundo, sumergiendo áreas y separando regiones que tardarían siglos en volver a unirse a través de los viajes del hombre. Pero a diferencia de lo que ocurría en otras partes del globo, donde la riqueza pasada de estos territorios perdidos al mar no estaba puesta en duda, en Australia se le daba poca importancia a la actual plataforma continental, dejándola como un trozo “olvidable” de la historia primitiva de aquel país.
Pero las evidencias colectadas por el equipo de Kasih Norman buscan probar que muchas personas de las Primeras Naciones —como se conoce en Australia a los pueblos originarios que más tarde fueron suplantados por la migración occidental y marginados al desierto interior de la isla— tenían su hogar en estas tierras sumergidas.
“Para mostrar cómo se modificó el paisaje de la plataforma Noroeste a través de los 65.000 años de historia humana, proyectamos los niveles antiguos del mar sobre mapas en alta definición con el actual lecho marino”, contó la arqueóloga sobre la metodología de trabajo adoptada para llegar a las conclusiones sobre el terreno australiano.
“Encontramos que los niveles más bajos del mar exponían un vasto archipiélago de islas, que se extendían por 500 kilómetros hacia la isla indonesa de Timor”. Este archipiélago “apareció en un rango de hace 70.000 a 61.000 años, y se mantuvo estable por 9.000 años”, como concluye el estudio de Norman.
Los “ricos ecosistemas” formados en esta época podrían haber estimulado a las poblaciones antiguas a migrar “en etapas de Indonesia a Australia, utilizando las islas como camino”. Más adelante, con el descenso a una nueva Era del Hielo, el nivel del mar se retrajo hasta 120 metros, lo cual “expuso por primera vez en 100.000 años toda la plataforma”.
Los estudios sobre esta área mostraron incluso la existencia de un mar interior, similar al mar de Mármara que hoy baña las costas de Turquía, el cual existió por 10.000 años (de 27.000 a 17.000 años atrás), con una superficie superior a 18.000 kilómetros cuadrados. Otros cuerpos de agua de la plataforma antigua incluyeron un gran lago, ubicado a solo 30 kilómetros al norte de la actual línea costera de Kimberley, que en su esplendor podría haber tenido una superficie similar al lago Eyre, de 9.500 kilómetros cuadrados.
La investigación universitaria profundizó en las comunidades que podrían haber habitado esta región, que según sus modelos ecológicos podría haber consistido en una población de entre 50.000 y 500.000 personas en distintos momentos de los últimos 65.000 años. Según Norman y su equipo, “la población habría tenido su pico hace unos 20.000 años, cuando toda la plataforma era tierra seca”.
Algunas de las pistas que sustentan esta teoría son arqueológicas, como el hallazgo de diversas herramientas sumergidas bajo el agua de la zona, pero también se retrotraen a la tradición oral: historias de paisajes sumergidos y desplazamientos forzados son parte de la mitología de los pueblos aborígenes de la región, que cuentan estos relatos pasados de generación en generación, sobre hechos ocurridos hace más de 10.000 años.
Aunque su estudio se centre en eventos ocurridos en el pasado remoto de la Humanidad, Norman cree que el estudio de las poblaciones desplazadas por el aumento en el nivel del mar tiene un mensaje claro para el presente: “Mientras enfrentamos un futuro incierto juntos, un conocimiento profundo del conocimiento y experiencia indígenas serán esenciales para una futura adaptación”.
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