Hallan rastros arqueológicos de una civilización del 600 d.C. sepultados bajo un dique en Catamarca
A raíz de la sequía, quedaron a simple vista diferentes estructuras indígenas que revelarían cómo fue el modo de vida de las comunidades asentadas allí antes de la llegada de los europeos
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Esta semana se dio a conocer un importante hallazgo en la Cuenca Ipizca-Icaño de la Sierra de Ancasti, Catamarca. A raíz de la sequía que azotó y aún se mantiene en gran parte del país, quedó al descubierto del lecho del cuerpo de agua una serie de estructuras arqueológicas que datarían del 600 d.C., según explicó a LA NACION Domingo Carlos Nazar, licenciado en Arqueología de la Universidad Nacional de Catamarca, docente investigador de la Escuela de Arqueología y magíster en conservación del patrimonio de la Universidad Internacional de Andalucía.
Este descubrimiento podría revelar el modo de vida de la comunidad indígena que se instaló allí hace siglos y que llevó a cabo una forma de vida sedentaria, en la que, entre otras cosas, criaron animales para el consumo propio y desarrollaron todo tipo de manifestaciones artísticas que hoy están a simple vista.
La crisis climática dejó al descubierto otro tesoro de la provincia norteña y del patrimonio histórico argentino. Según insistió Nazar, siempre se tuvo conocimiento de restos arqueológicos debajo del dique, pero debido a la falta de lluvias, estas estructuras quedaron a merced de otros peligros. Sin embargo, junto al equipo de estudiantes de la Escuela de Arqueología, se empleó un arduo trabajo para investigar los rastros de la cultura de la Aguada.
“Esos espacios son los que eligieron en el pasado las comunidades para producir, para criar el ganado, para cultivar, para construir sus sistemas agrícolas”, justificó Nazar y comentó: “Estaríamos entre el 600 y el 1100 después de Cristo. Se corresponde también con ese momento donde se hacen presentes importantes manifestaciones rupestres en la sierra de Ancasti, el sitio más emblemático es la Tunita, donde hay grandes pinturas antropomorfas, amorfas… que se corresponden también con este mismo momento al que llamamos periodo medio”.
Si bien el proceso de investigación inició relativamente hace poco tiempo, se estima que la comunidad que residió allí “era muy grande”. Por lo que analizaron los arqueólogos, la ladera del dique también cuenta con estructuras hechas por estas poblaciones originarias, al igual que existen otras muy cerca del punto central.
Otro de los hallazgos más importantes fue el de la presencia de cinerita [ceniza volcánica depositada allí por erupciones antiguas], que pudieron modificar e influir en la supervivencia de las culturas existentes en la Sierra de Ancasti y en todo el Valle de Catamarca.
“Tuvieron efectos ambientales y efectos culturales. O sea, es importante indagar qué pasó, cómo afectó a la gente estos eventos volcánicos que tenían una influencia en la práctica, con los cultivos, con los animales, con los productos que se recolectaban y que también tienen que ver con cuestiones de índole simbólica”, señaló Carlos.
Sobre los sitios donde se hallaron las estructuras, el docente de la Universidad de Catamarca indicó: “Había un gran conocimiento de la metalurgia y de la alfarería. Por ejemplo, la cultura Aguada con evidencias de grandes conocimientos técnicos del manejo de los pigmentos de distintos materiales y técnicas de cocción de manufactura”.
Además, destacó que los sitios arqueológicos que determinaron el asentamiento de una comunidad indígena sedentaria allí y sus manifestaciones artísticas rupestres, son reconocidas a nivel mundial, por lo que instó en su cuidado y conservación. En tanto, aclaró que el objeto de estudio transversal a los hallazgos es el impacto del cambio climático y cómo afecta al patrimonio provincial.
Asimismo, destacó que las investigaciones de carácter geo arqueológicas iniciadas recientemente con el apoyo de la Dra. María Marta Sampietro (UNT-CONICET) y el Dr. José Luis Peña-Monné (Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio, Universidad de Zaragoza, España) permitirán conocer los cambios ambientales desde tiempos remotos.
Por último, Carlos Nazar subrayó que el área en donde se encontraron los mencionados restos, corresponden a un territorio de 2000 hectáreas, de lo que, aún sigue en proceso de conformación, ería el Parque Arqueológico Provincial, el primero en la Argentina de este tipo. “Contiene decenas de abrigos con artes rupestres, sistemas de agrícolas precolombinos, estructuras de posibles viviendas y morteros comunales, entre otras cosas”, enumeró el investigador, que instó a los visitantes a cuidar cada espacio sin dañar el patrimonio cultural.
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