Expresó su bronca con sus empleados por tirar un balde con dulce de leche y causó controversia en las redes: “1 kilo iba a la basura”
María Victoria es dueña de una confitería en Quilmes, se volvió viral en las redes sociales tras emitir una queja; en diálogo con LA NACION reveló el desafío que enfrentan las Pymes en la Argentina y contó cómo este descargo virtual benefició a su negocio
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María Victoria es dueña de una confitería y pastelería ubicada en el centro de Quilmes y la semana pasada se volvió viral por una situación muy puntual. Ella se enojó fuerte porque habían dejando en su local un balde de dulce de leche que supuestamente estaba para tirar pero que, en realidad, tenía casi un kilo de contenido. La mujer raspó el recipiente, pesó el dulce que quedaba en él y se lamentó porque todo ese producto hubiera terminado en la basura. “Odio a todos”, expresó la comerciante en una publicación que no quedó exenta de polémicas.
En diálogo con LA NACION, la propietaria de la confitería, que tiene 32 años y una pasión por la gastronomía y el comercio que le viene de familia (su papá era empresario gastronómico), reveló que se sorprendió mucho por la repercusión de su posteo, agregó que tiene un equipo de trabajo muy responsable y señaló que su frase más cuestionada en redes, “odio a todos”, fue solo “una expresión para canalizar el enojo”.
Philomena Bakery es el nombre del local quilmeño que pasó a ser noticia por la rabieta (¿justificada?) de su dueña en X, ex Twitter Es que María Victoria se indignó por algo que habían hecho en su comercio y lo dijo sin tapujos y con pruebas en las redes sociales. Allí, la mujer publicó la foto de un balde semivacío con dulce de leche y luego otra imagen de ese mismo producto lácteo traspasado a un bol y sobre una balanza.
Junto a estas postales ilustrativas, la mujer escribió su queja: “Este balde de dulce de leche hoy estaba para tirar en mi local. Me enojé y lo raspé. El resultado, casi un kilo se iba a la basura. Odio a todos”. En efecto, si uno agudiza la vista en la segunda postal y puede leer el número que se ve en la mencionada balanza, el resultado es que este dispositivo acusa “945 gramos”. Es decir, muy poquito de un kilo menos de dulce de leche. En otro posteo, la mujer informó que el balde que raspó era de 10 kilos.
La publicación de María Victoria fue realizada el pasado 5 de septiembre y poco menos de una semana después ya cuenta con más de tres millones de reproducciones y cosechó arriba de 40.000 me gusta. Todo lo cual sirve para decir que las dos fases del dulce de leche -en el balde y sobre la balanza- y la protesta de la dueña de este comercio gastronómico se han convertido en un fenómeno viral.
“Me sorprendió la repercusión porque yo no tenía muchos seguidores en X ni mucha interacción con la red social. Entiendo que cuando uno tiene un perfil publico y postea algo esta la posibilidad de la viralización, pero aun me sigo sorprendiendo”, contó María Victoria.
La polémica por el posteo
Y por supuesto, como ocurre en estos casos, el posteo despertó controversias y la propietaria de la pastelería recibió, por un lado, loas por su actitud y empeño en cuidar lo suyo, pero también algunas críticas que, básicamente, defendían a los empleados de la mujer cuya tarea, según ciertos usuarios, excedía la de raspar los baldes de dulce de leche.
En esta última línea, María Victoria, que respondió cortésmente casi todos los mensajes, recibió comentarios como los del usuario Fredo, que escribió: “Capaz el empleado tiene mil cosas por hacer, ni chance le da de perder 15-20 minutos raspando el tacho”; o también como el de otro tuitero: “Y bueno tomate vos el trabajo de rasparlo cada vez como hiciste ahora, no estoy a favor del desperdicio pero no da enojarse con los empleados porque no cuidan tu plata. No sé sus condiciones laborales, pero deben tener un montón de tareas mas importantes que raspar un tacho”.
“Yo no tengo problema en hacerlo, de hecho no soy la típica jefa que se sienta y da ordenes, trabajo a la par de ellos. Por supuesto que me enojo porque no me gusta que desperdicien los recursos. Y si, tienen varias tareas acorde al puesto que ocupan, pero en muy buenas condiciones”, les respondió la comerciante y, en otra publicación, añadió: “Simplemente quiero que separen el dulce de leche y no lo tiren porque no tienen ganas de limpiarlo. Y lo limpié en 5 minutos, en 20 te hago un brownie”.
En conversación con este medio, la comerciante de Quilmes señaló que, en algunas respuestas a su posteo “se fue corriendo el foco de lo que a mí me molestó, que fue el hecho de desperdiciar comida que estaba apta para el consumo”.
“La verdad que hablé con todo el equipo para comentarles que mi enojo era por el desperdicio de comida en sí, no tengo problema en hacerlo yo si ellos no tienen tiempo o no lo quieren hacer”, continuó la dueña de la pastelería y luego elogió a sus empleados: “Solo tengo palabras de agradecimiento para ellos, siempre digo que Philomena no sería lo que es sin el trabajo que hacen día a día. La verdad es que son muy responsables con su trabajo y con la manipulación de alimentos y no es algo recurrente el desperdicio”.
En las redes también aparecieron los que suelen mirar cada comentario con lupa para encontrar el error del que postea, para decirle a María Victoria que no había descontado del peso del dulce de leche el bol que usó para contenerlo. La dueña de Philomena, entonces, aclaró que se había tomado el trabajo de pesar el recipiente, de modo que el peso final era, en efecto, solamente el del dulce de leche.
La mujer también recibió mensajes para saber qué había hecho con los empleados, responsables del caso del balde del dulce de leche. Incluso alguno sugirió que ella debía echarlos, aunque ella descartó esa posibilidad de lleno. “Les pedí por favor que cuiden la mercadería, no por respeto a mí sino por respeto a todos las personas que pasan por el local a pedir comida durante el día (en su mayoría menores de 8 años)”, contestó María Victoria sobre la comunicación que tuvo con los trabajadores de la confitería.
Un par de días más tarde, la comerciante posteó su propia reflexión sobre lo que había ocurrido con su mensaje en X y aprovechó para defender las Pymes locales. “Por hoy me retiro agradeciendo a la gente que me defendió y a los detractores que alimentaron mi creatividad para responder con altura. Philomena es solo un ejemplo de lo que pasa en las pymes y por qué los dueños las defendemos tanto”, escribió.
“En Quilmes, la mayoría del polo gastronómico esta conformado por pymes que ponen lo mejor todos los días para dar laburo”, escribió la mujer que tiene el local en Quilmes hace unos cinco años y que tiene planes, en algún momento, de crecer y abrir nuevos locales.
Dos cosas que sobre el final María Victoria busca destacar. Lo primero, es la cantidad de CV que la gente le hace llegar al comercio o al Instagram de Philomena: “Muchos chicos sin experiencia o gente grande que necesita trabajar y que por favor me piden una oportunidad”.
Y lo último que refiere la comerciante es el saldo positivo que resultó de su posteo viral: “La cantidad de nuevos clientes que se acercaron al local a probar nuestros productos. El boom fue el croissant con dulce de leche, que incrementó sus ventas en un 30 por ciento desde la explosión del tuit”.
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