Durante la Conferencia Anual de Oncología Clínica se presentaron propuestas que cambian la llamada “trayectoria terapéutica” de los pacientes; la noticia cambia la forma en que se tratan a partir de ahora estas enfermedades en clínicas y hospitales
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En medio de tantas innovaciones tecnológicas y lanzamientos farmacéuticos, llama la atención que el principal congreso científico mundial sobre el cáncer haya destacado medicamentos muy conocidos, comercializados en los últimos años.
La principal noticia del evento refuerza que uno de los mayores desafíos para los especialistas radica en cómo organizar la “trayectoria terapéutica” más efectiva para el paciente, o cuándo es el momento adecuado para utilizar cada uno de los recursos disponibles, desde cirugías hasta medicamentos.
Durante la Conferencia Anual 2024 de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés), decenas de miles de médicos se reunieron en la ciudad de Chicago, en Estados Unidos, para conocer nuevas propuestas de tratamiento.
Las investigaciones presentadas durante el evento proponen diferentes enfoques para abordar el cáncer de esófago y el melanoma (un tipo de tumor de piel más agresivo) y exponen soluciones a algunas demandas no satisfechas de quienes padecen cáncer de pulmón.
Según médicos entrevistados por BBC News Brasil, la noticia cambia la forma en que se tratan a partir de ahora estas enfermedades en clínicas y hospitales.
Los expertos también hicieron hincapié en los cuidados paliativos e incluso en el cáncer de pene: un experimento realizado en Brasil sugiere una nueva línea de tratamiento para este tumor rodeado de tabúes y prejuicios.
BBC News Brasil habló con médicos que estuvieron en ASCO 2024 y resume a continuación cuatro de las principales noticias sobre el cáncer discutidas en la conferencia.
1. Cáncer de pulmón: aumento de la sobrevida
Las personas a las que se les diagnostica el tipo más común de cáncer de pulmón, que ya está en el grado 3, en el que la enfermedad ha avanzado pero aún no se ha extendido a otras partes del cuerpo, ya no son candidatas a la cirugía con intención curativa.
En estos casos, la estrategia terapéutica tradicional involucra sesiones de quimioterapia y radioterapia.
A mediados de 2017, un estudio realizado por varias instituciones alrededor del mundo reveló que agregar inmunoterapia aumenta significativamente el tiempo de supervivencia de estos individuos.
La inmunoterapia es una línea de tratamiento relativamente nueva, que no ataca directamente el tumor, sino que estimula al propio sistema inmunológico del paciente para identificar y destruir las células enfermas.
A partir de ese trabajo, la combinación de quimioterapia, radio e inmunoterapia se convirtió en el régimen estándar, al menos para los casos en los que hay acceso a medicamentos modernos y más costosos.
“Sin embargo, hay un grupo específico de pacientes dentro de este universo que no se benefician de la inmunoterapia, porque presentan resultados muy similares a los que tomaron placebo”, destaca la oncóloga Mariana Laloni, directora médica técnica del Oncoclínicas&Co.
La médica se refiere a aquellos que tienen una mutación en el gen EGFR, algo que se encuentra en el ADN de entre el 15 y el 25% de los afectados por el cáncer de pulmón más común.
Un estudio presentado en ASCO 2024 buscaba encontrar soluciones precisamente para este grupo.
Los investigadores evaluaron si el fármaco osimertinib, de la farmacéutica AstraZeneca, podría prolongar la vida de los pacientes diagnosticados con cáncer de pulmón de células no pequeñas de grado 3 con una mutación en el gen EGFR.
Los resultados obtenidos se consideraron positivos: en el grupo que recibió la medicación, el tiempo de supervivencia libre de progresión de la enfermedad fue de 39,1 meses (o más de tres años). Para aquellos que tomaron un placebo, esta tasa fue de 5,6 meses.
Laloni cree que los resultados son alentadores y traen buenas perspectivas. Sin embargo, considera que aún quedan preguntas por responder.
“Todavía necesitamos saber si es mejor utilizar este medicamento inmediatamente después del tratamiento inicial [con quimioterapia y radioterapia] o cuando la enfermedad progresa”, afirma la especialista.
“Esto es importante para abordar cuestiones como la toxicidad, los efectos secundarios y los costos”.
La oncóloga también destaca otro estudio sobre el cáncer de pulmón que fue mencionado en ASCO 2024.
Un grupo de expertos estadounidenses decidió investigar si las teleconsultas de cuidados paliativos para pacientes con este tumor en estadio avanzado podrían funcionar tan bien como los encuentros presenciales con profesionales sanitarios.
“Este estudio comparó un grupo que tuvo acceso a un programa de cuidados paliativos presencial con otro que recibió la misma atención a través de herramientas electrónicas de teleasistencia”, explica.
El objetivo de los científicos era comprobar si los efectos de la consulta remota serían peores, iguales o mejores.
“Los resultados muestran que las teleconsultas no son peores que las valoraciones presenciales y, en algunos aspectos, incluso superiores”, afirma la médica.
Según Laloni, contar con este programa de atención remota puede ser particularmente bienvenido para quienes tienen dificultades para viajar a una clínica u hospital.
2. Cáncer de esófago: el orden de las terapias marca la diferencia
El tratamiento del adenocarcinoma de esófago, uno de los tipos más comunes de cáncer en el tubo que conecta la boca con el estómago, es un tema muy polarizado.
Por un lado, un grupo de médicos defendía un régimen terapéutico denominado neoadyuvante. En resumen, la propuesta consiste en realizar sesiones de quimioterapia y radioterapia antes de someter al paciente a una cirugía para extirpar el tumor.
Por otro lado, algunos expertos prefirieron el tratamiento perioperatorio, es decir, someterse a sesiones de quimioterapia antes y después de la operación.
“Los datos que teníamos hasta entonces no nos permitían definir cuál de las dos estrategias era mejor, por lo que elegir una u otra dependía de la decisión de cada institución”, señala el doctor Paulo Hoff, presidente del centro Oncologia D’Or.
Para acabar con esta duda, investigadores de varios centros de Alemania decidieron comparar los enfoques. Los resultados obtenidos indicaron una amplia ventaja para el tratamiento perioperatorio.
Los pacientes que se sometieron a este régimen tuvieron una mediana de supervivencia de 66 meses. El grupo que se sometió a terapia neoadyuvante tuvo una supervivencia de 37 meses, una diferencia de casi 2 años y medio entre los grupos.
Como resultado, el abordaje perioperatorio se convierte en la principal opción para los médicos en casos de adenocarcinoma de esófago localmente avanzado (cuando la enfermedad ya ha crecido, pero aún no se ha extendido a otras partes del cuerpo).
3. Melanoma: los medicamentos antes de la cirugía tienen beneficios
El debate sobre la secuencia de los tratamientos también fue tema de discusión en torno al melanoma, un tipo de cáncer de piel menos común, pero con una alta tasa de mortalidad.
Investigadores de varias instituciones neerlandesas probaron diferentes regímenes terapéuticos para el melanoma de grado 3, cuando la enfermedad está avanzada pero no se ha extendido a otras partes del cuerpo y existe la posibilidad de cirugía.
En estos casos, el procedimiento consiste en extirpar ganglios en los linfonodos, que son estructuras del sistema linfático ubicadas en las axilas, el cuello o la región de la ingle que pueden albergar células cancerosas que se han “escapado” del tumor original.
La gran pregunta del estudio era: ¿es mejor iniciar un tratamiento farmacológico antes o después de la operación? Para responder a la pregunta, los científicos dividieron a 423 personas con la enfermedad en dos grupos.
El primero recibió dos ciclos de ipilimumab y nivolumab (dos inmunoterapéuticos) y luego los pacientes fueron operados.
Aquellos que tuvieron una buena respuesta tras este proceso (es decir, tenían menos del 10% de células tumorales viables) no necesitaron someterse a ninguna otra intervención.
Los que tenían más del 10% fueron sometidos a nuevos ciclos de medicación: dependiendo del perfil genético de los pacientes, recibieron 11 ciclos mensuales de nivolumab (inmunoterapéutico) o 46 dosis semanales de dabrafenib/trametinib (un medicamento de terapia dirigida).
El segundo grupo se sometió al tratamiento considerado estándar: los participantes fueron intervenidos inmediatamente y, posteriormente, se sometieron a 12 ciclos mensuales de nivolumab.
Tras 12 meses de seguimiento, los expertos calcularon que la tasa de supervivencia libre de eventos fue del 83,7% en el grupo 1 y del 57,2% en el grupo 2.
Los resultados refuerzan que realizar sesiones de inmunoterapia antes de someterse a una cirugía es una buena idea.
“La suma de otros estudios previamente publicados con los datos presentados proporciona una base muy sólida para utilizar este nuevo esquema como principal modalidad de tratamiento para este paciente con melanoma en estadio 3″, evalúa el oncólogo Matheus Lobo, del Centro Oncológico A.C. Camargo, en Sao Paulo.
Hubo otro dato que llamó nuestra atención: casi el 60% de los participantes del primer grupo tuvieron una buena respuesta y tenían menos del 10% de células tumorales viables después de los dos ciclos de inmunoterapia y cirugía.
En la práctica, esto significó que no necesitaron utilizar ninguna inmunoterapia o terapia dirigida después de las sesiones iniciales de inmunoterapia y la cirugía.
Lobo destaca que este hallazgo es una gran noticia, porque es posible reducir el tiempo de tratamiento y los costos que implica todo este proceso.
“Es como si resolvieras la historia de ese paciente en sólo seis semanas, en lugar de un año”, compara el médico.
“Pero esto no es gratuito: el estudio demostró que el perfil de toxicidad en los individuos del primer grupo era mayor”.
Los datos indican que el 29,7% de las personas que se sometieron a inmunoterapia antes de la cirugía experimentaron efectos secundarios de grado 3 o 4, que requirieron hospitalización o incluso intervenciones de emergencia.
En el grupo que recibió tratamiento convencional (inmunoterapia tras la operación), esta tasa fue del 14,7%.
4. Cáncer de pene: prueba de nuevo tratamiento
Cada año, más de 35.000 hombres en todo el mundo son diagnosticados con cáncer de pene.
“Es una enfermedad que suele diagnosticarse en una fase muy tardía, en parte debido a la desinformación y a los prejuicios”, afirma el oncólogo Fernando Maluf, fundador del Instituto Vencer al Cáncer.
La falta de higiene es una de las principales causas para el desarrollo de este tumor. No recibir la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) es otra razón, ya que este grupo de virus es la causa de este y otros tipos de cáncer.
El médico destaca que, en muchos casos, el tratamiento incluye cirugías mutilantes y sesiones de quimioterapia, que no prolongan significativamente la vida del individuo. La enfermedad suele reaparecer después de un tiempo.
“Los tratamientos disponibles contra el cáncer de pene se utilizan desde hace mucho tiempo y no hemos tenido avances recientes que hayan modificado esos protocolos”, agrega Maluf, que también trabaja en el Hospital Beneficência Portuguesa y en el Hospital Israelita Albert Einstein, en São Paulo.
Para cambiar ese escenario, el oncólogo brasileño lideró un estudio del Grupo Cooperativo Latinoamericano de Oncología (Lacog). El objetivo era probar una nueva combinación terapéutica, que consistía en aplicaciones de quimioterapia e inmunoterapia
Los investigadores reclutaron a 33 hombres con el tumor, que fueron monitoreados mediante pruebas de imagen cada mes y medio.
“La tasa de respuesta que obtuvimos con la nueva formulación fue el doble de la que observábamos con el esquema anterior”, resume Maluf.
Los datos presentados en ASCO 2024 revelan que el 75% de los pacientes tuvieron algún grado de reducción del tumor. El 39,4% de ellos presentó una disminución considerada significativa.
“Además de mantener la remisión tumoral a largo plazo, los pacientes tratados tuvieron una mejor calidad de vida, además de tolerar bien la combinación de fármacos de quimioterapia e inmunoterapia”, añade.
Según el oncólogo, las investigaciones realizadas en Brasil abren nuevas perspectivas y permiten cambiar la práctica médica en los casos de cáncer de pene.
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