Es argentino, puso “de cabeza” a una ciudad inglesa y llegó a la BBC: “Cambio de perspectiva”
Sebastián Cener tocó las fibras sensibles de los vecinos de al reconocer la identidad de la ciudad con su trabajo artístico; en diálogo con LA NACION contó cómo fue el proceso y en qué consiste su empleo
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Sebastián Cener tiene 29 años y jamás imaginó que su vida ganaría tanta popularidad, hasta el punto de que la BBC dedicara un informe sobre uno de sus últimos trabajos como muralista en un pueblo del interior de Inglaterra. En diálogo con LA NACION, el oriundo de Tandil, en la provincia de Buenos Aires, se refirió a la revolución que causó en Fleetwood.
En una pared insulsa, en medio de un pueblo costero en el condado de Lancashire, Sebastián decidió dejar su marca con un profundo significado para la comunidad. Con su trabajo buscó revalorizar la identidad de los habitantes y destacar el rol de los pescadores en la economía local.
Sebastián comenzó a pintar a los 17 años. Primero se dedicó a los grafitis, pero en su interior sabía que había algo más, que no podía conformarse con eso. Además, el artista español Miguel Ángel Belinchón, que hacía realismo con aerosol, sirvió de inspiración en lo que él consideraba como un “hobby”. El salto hacia los murales lo dio a los 19 años, cuando, tras varias tratativas con uno de sus vecinos del barrio, pintó su primer diseño en la casa frente a la suya.
Cuando finalizó la secundaria, se instaló en la Ciudad de Buenos Aires para estudiar Marketing y Diseño Gráfico, pero luego de cuatro años de cursada abandonó ambas carreras porque sintió que “el conocimiento que necesitaba adquirir ya lo había absorbido”. Ese fue el despegue que lo llevó a insistir por el muralismo en la capital argentina y un proyecto en particular le dio proyección internacional.
Una de sus primeras expresiones artísticas fue en Palermo y así poco a poco comenzó a hacerse conocido. Hasta que, gracias a un contacto con una empresa, ofreció una donación a la Institución Fátima para enseñarle a los empleados a pintar. Ese fue el puntapié para que el gerente de la compañía multinacional, que apoyó aquella iniciativa, le propusiera hacer diferentes murales en algunos países de Latinoamérica.
“Yo en ese momento tenía 21 años, no entendía qué me estaban diciendo. Mis viejos siempre fueron laburadores, de resolver y hacer. Entonces, en ese momento, no iba a decir que no y fui para adelante. Terminé yendo a Porto Alegre tres meses y de ahí me fui moviendo”, recordó Sebastián, quien además de en nuestro país y Brasil, hizo murales en Chile y Perú bajo el esponsoreo de la multinacional.
El mural en Fleetwood y la revolución que ocasionó allí
Sebastián llegó a Fleetwood tras el contacto con unos amigos que conoció en Detroit, Estados Unidos, hace dos años, en donde también pintó un mural. Mediante ellos y su proyecto Battlefield Effective, que tiene como objetivo buscar historias inspiradoras de la zona para plasmarlas en las paredes, es que se instaló en el pueblo pesquero inglés para tal fin.
Sobre el mural que descolocó a la localidad, Sebastián contó: “Era un pueblo pescador por excelencia, lo único que hacían era pescar y ahora por ahí ya no tanto. Se vino abajo un poco todo y solo quedaron los más viejos. Entonces el proyecto fue reconocer la vida de las personas que salían a los océanos todo el tiempo con una incertidumbre total. Lo llevé a la vida de nosotros, de cuando salís y no tenés mucha idea qué es lo que va a pasar, pero bueno, siempre con una mente positiva, sabiendo que vas a tener mareas más altas y más bajas, pero que siempre con la actitud positiva vas a estar bien. Porque al fin y al cabo lo que importa es cómo te tomes las cosas y cómo reaccionás frente a ello”.
El tandilense comparó la repercusión que tuvo su mural con lo que sucedería en su ciudad, que a pesar de tener varias de estas expresiones artísticas callejeras, cuando sucede algo disruptivo, todo el mundo lo señala. De allí el interés de la BBC por acudir a Fleetwood y entrevistar a los habitantes.
“No había murales en toda la ciudad, el único que hay es el mío”, contó Sebastián y agregó: “Tenía dudas de cómo lo tomaría la gente por ser algo desconocido (...) Prefiero pintar en ciudades chicas porque el impacto que tiene termina siendo mayor, justamente por esto mismo”. En el informe del medio británico es posible ver el asombro de los ciudadanos ante aquella obra.
Al principio, la gente no tenía idea del diseño, hasta que se inauguró y la sorpresa llegó con el correr de los días. En particular porque el pescador está de cabeza y cada persona que se acerca debe girar la cabeza o tomarle una foto y dar vuelta su celular.
Sobre esta técnica que ya repitió en algunos barrios de Buenos Aires, en San Fernando, Pilar, Tandil, Los Ángeles y Hungría, Sebastián dijo: “Lo que trato de transmitir con esto, de pintarlos al revés, es un poco el cambio de perspectiva. Es ese cambio de pensamiento de la realidad, que no hay un punto de vista para las cosas, sino que son infinitos y que podemos estar charlando y que vos tenés el 100 por ciento de la razón de la razón y que yo también tal vez tenga razón, simplemente va a depender del punto de vista que estemos mirando. Si nosotros disolvemos eso, los conflictos dejan de estar porque entendemos que simplemente son cambios de opinión”.
Sebastián, quien ahora tiene un restaurante en su ciudad natal y que actualmente emprendió un nuevo proyecto en el exterior, espera continuar a futuro con sus hazañas y dejar su marca, que va más allá de una simple pintura.
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