Encontró un Playmobil en la calle hace 35 años y empezó una colección que lo llena de orgullo: “Tengo más de 4000”
Juan Dethloff posee un verdadero tesoro que, cuando tiene la oportunidad, expone; cómo nació su hobby y fanatismo por una figura icónica que marcó la infancia de varias generaciones
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Juan Dethloff posee un tesoro guardado en cajas plásticas. Sin embargo, hay uno de esos tesoros, que lo acompaña en la cocina de su casa todos los días. Es la figura de un Playmobil gigante con la camiseta de la selección argentina que le regaló un amigo cuando desarmaron la vidriera de una juguetería. Escoltado por él, Juan habla sobre cómo surgió su pasión por este icónico juguete de origen alemán que marcó a varias generaciones, revolucionó la industria y logró resistir el paso del tiempo. Además, lo convirtió a él en uno de los mayores coleccionistas de la Argentina. ¿El indio? ¿El caballero medieval? ¿El pirata? ¿Cuál era tu preferido?
Dethloff tiene 51 años y nació pocos meses antes de que en Alemania se comenzaran a fabricar los Playmobil. Es ingeniero textil, está casado y es papá de Juana, de 6. Vive en Berazategui y desde hace más de tres décadas se encarga de aumentar una colección que marcó su infancia. “El primero que tuve fue en 1978″, recuerda al tiempo que agrega que, cuando creció, su madre donó todos sus juguetes y los de su hermano al Hospital de Niños y allí parecía haber terminado su vínculo con ellos. O, al menos, eso creía.
Años más tarde, ya en la adolescencia, volvía del colegio y en la esquina de Deheza y Grecia, en Núñez, su vida hizo un ‘click’: encontró en la vereda un Playmobil roto. “Me vino a la memoria y pensé ‘qué será de la vida de estos juguetes’. Empecé a buscarlos, recorría jugueterías y de a poco me reencontré con ellos. Me compraba las cajitas y arranqué a coleccionar. Los primeros eran el vaquero, un indio, uno medieval, todos con la manito fija. Después, con los años, los empezaron a fabricar algunas partes móviles”.
Tan amplia es su colección que no tiene dimensión de cuántos tiene: “Depende si son solo figuras o también artículos (lanzas, escudos) porque todo va sumando. No los tengo contabilizados, pero llevo más de 34 años de colección. He recibido y me regalaron muchos. Me tengo que tomar el trabajo de armar un inventario”. En 2018 superaba los 4000, número que en la actualidad aumentó y mucho.
“Este lo tenía, este no”
Los años pasaron y Juan conoció a su esposa Mariana quien, lejos de extrañarse por este hobby, lo incentivó para que lo comparta: “Ella me dio la idea de que haga una exposición y ahí empecé. En 2017 hice una en el Museo de la Ciudad con 2500 figuras donde, en dos meses, fue vista por 30.000 personas. Un amigo me dijo ‘es como llenar un estadio Ferro’”, reconoció entre risas.
“Los que iban y recorrían diferentes temáticas decían ‘ese lo tenía’ o ‘ay de ese me acuerdo’. Fue muy emocionante esa muestra”, asegura al hacer alusión a lo que se generó con el público que la visitó, el cual consistió en gran parte en familias con sus hijos.
Ahora, quien lo ayuda en el armado y elección de temáticas cuando tienen que hacer una puesta es su hija, Juana, que parece haber heredado su misma pasión. “Ella hace los relatos y es divertido escucharla y que vuele su imaginación porque en el fondo esto es un juego”.
Por más de que su colección conste de muñecos pequeños, al tener tanta cantidad tuvo que buscar un sitio para guardarlos. “Están en un galponcito, en unas cajas plásticas grandes, separados por temáticas, cajas originales y están al resguardo. Al principio pensé en tener una colección más chica, con medievales viejos, vaqueros y los que venían en las primeras cajas, pero después de golpe me encontré con 30 cajas, al tiempo fueron 100... y el resto es historia”, aseguró.
La figurita difícil
Como suele ocurrir en el mundo de los coleccionistas, siempre hay un objeto que se hace más difícil (pero no por eso imposible) de conseguir y a Juan le pasó. “A veces miro algunos y me traen automáticamente el recuerdo de todo lo que hice para tenerlos. Por ejemplo, había una temática especial de Theodor Fontane que se vendía solo al norte de Berlín. Yo había ido a Nuremberg, donde está el parque temático más grande del mundo de Playmobil, y cuando pregunté por ese artículo me dijeron que era regional, entonces tenía que ir hasta allá a buscarlo. Hicimos una combinación de cuatro trenes y dos micros y nos fuimos ¡y lo conseguí!”.
Cuando hay alguna figura que quiere sumar y solo se consigue en un lugar específico, tiene que apelar a conocidos y amigos que viajen y se lo traigan. Si bien reconoce que nunca le quisieron comparar la colección, sí se interesaron por artículos en particular. “Hay algunas referencias (así se le dice a los números que aparecen en un costado de las cajas) de mediados de los 80 y 90 que a medida que pasa el tiempo se complican más conseguir”.
“Me pasó de haber visto en Internet una serie que sacaron en Corea del Sur, asociados con Starbucks, y me volví loco para conseguirlos y por intermedio de un amigo que tenía un conocido que viajaba por el sudeste asiático, me consiguió gran parte de esa colección. El muñeco te lo daban si comprabas un café y ponías un billete más”, precisó.
Un juego eterno
Son pocos los juguetes que pueden alardear de sobrevivir al paso del tiempo y permanecer en la memoria colectiva. Bettina Dorfmann, una alemana de 62 años que entró al récord Guinness por poseer la mayor colección de Barbie en el mundo (18.500), explicó cuando recibió la distinción que empezó su hobby para conectarse con su infancia. A la vez, opinó que la muñeca es un ‘espejo’ de cada época porque permite ver cómo cambió el mundo. Lo mismo se puede decir que ocurre con los Playmobil, que supieron aggiornarse al paso del tiempo.
“Lo que los hace perdurar, creo yo, es la sencillez de su figura. Miden a 7,5 centímetros porque entra en la palma de la mano o en el bolsillo del chico y así se lo podía llevar para todos lados. También tiene algo que es que te permite jugar con la imaginación. A los Playmobil de los 80 vos le sacabas al soldado una pechera y le ponías un sombrero de vaquero y se convertía en vaquero”, remarcó Dethloff.
El diseño del muñeco, tal como sostiene el ingeniero textil, cumple una serie de premisas. Estuvo a cargo del alemán Hans Beck y tenerlo listo le llevó un trabajo de tres años. La particularidad de que no tengan ni nariz ni orejas y sonrían siempre responde a que están basados en dibujos que hacían los más chicos.
Si bien fueron presentados en 1974 y no tuvieron una aceptación inmediata, salieron a la venta un año después gracias a una empresa neerlandesa que compró la producción y comenzó a venderlos.
De aquella tarde en la que volvía del colegio y se encontró un muñeco dañado en la calle, pasó ya mucho tiempo. Si mira en perspectiva la incontable cantidad que logró juntar se puede decir que, “de grande”, cumplió el sueño de muchos niños de su generación. y a sumar cada vez más fanáticos alrededor del mundo, entre ellos, Juan.
Luna de miel temática
Este hombre tiene su vida marcada por su pasión por los Playmobil. Por eso, no es de extrañar que, después de casarse, haya elegido como destino de luna de miel Malta, justamente donde se encuentra una de las pocas fábricas de este juguete que operan en el mundo. “Fue muy emocionante ir, hoy ya no se puede hacer porque cerraron las visitas. Estos juguetes se hacen ahí y en Alemania, España y República Checa”.
En un momento, los Playmobil desembarcaron en la Argentina. “A finales de los 80 la compañía cedió la licencia y Antex Andina S.A. lo fabricó por mucho tiempo en La Rioja. Eran de la misma calidad de los que se hacían en Europa. Después eso cambió, no era lo mismo y se retiraron”.
En la actualidad, Juan y su familia comparten la pasión por la colección. Arman exposiciones y viven rodeados de estos juguetes. Cuando hacen algún viaje, además, tomaron como hábito llevar las figuras de Playmobil que los representan para recrear divertidas fotos.
De aquella tarde en la que volvía del colegio y se encontró un muñeco dañado en la calle pasó ya mucho tiempo. Si mira en perspectiva la incontable cantidad que logró juntar se puede decir que, “de grande”, cumplió el sueño de muchos niños de su generación.
Algunas curiosidades del “muñeco siempre feliz”, que está a punto de cumplir 50 años
- Los Playmobil fueron presentador por primera vez en 1974 en la Feria Internacional del Juguete de Núremberg. Las primeras figuras de la marca fueron un obrero de la construcción, un indio y un caballero.
- Según cifras oficiales de la compañía, desde 1974 se vendieron más de 3000 millones de figuras Playmobil.
- Existen cuatro parques temáticos conocidos como Playmobil FunParks. Se encuentran en Alemania, Francia, Grecia y Malta.
- Con motivo del Mundial de 2006, Playmobil lanzó al mercado figuras de futbolistas que permitían mover una pierna hacia atrás para poder patear la pelota.
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