El viejo aliado que reemplaza al papel de cocina por ser más sustentable y económico
El uso de este artículo de limpieza invita a valorar prácticas más sostenibles; cuál es el objeto de cocina que contribuye al cuidado del planeta y a un estilo de vida más responsable
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En un contexto donde la conciencia ambiental crece día a día y la situación económica obliga a muchas familias a reordenar sus gastos, la vuelta a las soluciones tradicionales parece estar ganando terreno. Cada pequeña decisión doméstica cuenta, y una de esas está relacionada con un artículo tan cotidiano como el papel de cocina. Cada vez más hogares le dicen “chau” al rollo descartable y le dan la bienvenida a un viejo conocido que resulta ser más sustentable y económico: el repasador o las servilletas de tela.
La industria del papel, especialmente del papel de cocina, se ganó un lugar privilegiado en los hogares por su practicidad. Desde mediados del siglo XX, este artículo se volvió sinónimo de comodidad y eficacia. Es que con solo un trozo se puede absorber cualquier derrame y, sin pensarlo dos veces, descartarlo. Sin embargo, esta comodidad tiene un costo tanto para el bolsillo como para el planeta. En tiempos de sustentabilidad, la cultura del “usar y tirar” se encuentra bajo una mirada crítica.
Así, lo que emerge es una vuelta al pasado. Lejos de ser solo una moda nostálgica, la reaparición de los repasadores responde a la necesidad de adoptar otros hábitos. Al igual que otras prácticas domésticas que las abuelas empleaban, el uso de estos objetos no solo puede tener un encanto especial, sino que también resulta ser mucho más práctico y consciente a largo plazo.
Los repasadores pueden ser de diversos materiales. El algodón es el más común por su capacidad de absorción y durabilidad. También hay repasadores de lino, que suelen ser más rápidos para secar y tienen una textura más delicada. Además, están los de microfibra, que son especialmente útiles para limpiar superficies sin dejar pelusas.
Las texturas también varían: algunos tienen superficies más suaves, ideales para secar vajilla fina, mientras que otros tienen una textura más rugosa, perfecta para fregar superficies. La posibilidad de reutilizarlos es una de sus principales ventajas: después de un simple lavado, los repasadores están listos para ser usados nuevamente, a diferencia del papel de cocina que acaba en la basura tras un solo uso.
La lista de beneficios del repasador es larga. En primer lugar, contribuye de manera significativa a la reducción de residuos. Según el sitio de estadísticas The World Counts, el papel representa alrededor del 26% del total de residuos en los basurales. Así que cada vez que se opta por un repasador en lugar de varias hojas de papel de cocina, se evita este fenómeno y, al mismo tiempo, se reduce la demanda de producción de papel, lo cual implica un menor consumo de agua y energía.
Por otro lado, el ahorro económico es evidente. Aunque comprar repasadores de buena calidad pueda parecer una inversión inicial mayor, a largo plazo resulta mucho más barato que comprar rollos de papel cada semana. Además, los repasadores son mucho más versátiles: pueden emplearse para secar, limpiar, cubrir alimentos e incluso como elementos decorativos en la cocina.
Cómo reducir el uso de papel en casa
Además de cambiar el hábito de las servilletas de papel, existen otras acciones que se pueden llevar a cabo en el hogar para reducir el uso de este material. El sitio especializado Business Waste ofrece una serie de recomendaciones al respecto:
- Utilizar ambos lados del papel: cuando se necesite utilizar papel para escribir, dibujar o imprimir algo en casa, es conveniente usar ambos lados de la hoja. Esta es una manera sencilla de reducir a la mitad la cantidad de papel que se genera en el hogar.
- Reutilizar el papel: muchos tipos de papel son reutilizables. Se puede guardar el papel de regalo y usarlo para envolver regalos para otras personas, utilizar diarios viejos para proteger vasos y vajilla cuando se realiza una mudanza, o hacer manualidades con papel maché a partir de hojas viejas como una actividad divertida para los más chicos.
- Deshacerse de la impresora: a menos que se necesite para trabajar o hacer voluntariado, la mayoría de los hogares no tienen una gran necesidad de una impresora.
- Leer en línea: cambiar la suscripción a diarios o revistas físicas por una digital. Esto puede tener un impacto significativo en la reducción del desperdicio de papel en el hogar si se recibe una copia diaria o incluso semanal.
- Llevar bolsas de tela a la compra: las bolsas de papel son más fáciles de reciclar que las bolsas de plástico, pero no duran tanto. Es mejor utilizar bolsas de tela que son más resistentes y duran más que ambas. Además, se pueden lavar si se ensucian o empiezan a oler mal.
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