Dos ideas para desafiarte y tener un año de expansión y crecimiento personal
Uno debe atreverse a correr riesgos, aun cuando puedas fracasar o cometer un error; es fundamental cambiar la forma de pensar y animarse
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¿Cómo te ves a vos mismo, a vos misma? ¿Solés repetir frases como “no puedo”, “no sé”, “no tengo”. En este tiempo en el que estamos comenzando un nuevo año, quisiera animarte a cambiar tus creencias limitantes, esas ideas que quizás has abrazado toda tu vida y te detienen y no te permiten crecer.
Un buen punto de partida es atreverte a tomar la iniciativa, lo cual es una manera de moverte hacia el futuro. Ya no esperes recibir algo de los demás y comenzá a dar, porque el que pide tiene la mano abajo, pero aquel que da tiene su mano arriba. Y aquel que está arriba es más grande que el que está abajo. Pero no porque sea especial, sino porque alguien que da es alguien que tiene para dar.
Atrevete a correr riesgos, aun cuando puedas fracasar o cometer un error. Sin riesgo, no hay premio. Solo cuando se logra superar el temor a arriesgarse es cuando se puede avanzar y tener éxito. Solo hay que animarse. “Bernardo, pero vos no sabés lo mal que la estoy pasando. ¿Cómo me voy a arriesgar a que me vaya mal?”, tal vez pienses. Si te va mal, volverás a ponerte de pie, pero no vivas sin arriesgarte a accionar.
Ahora, para atreverse a correr riesgos, es fundamental cambiar la forma de pensar y, si aún no lo has hecho, desarrollar una nueva mentalidad que te nutra (y no te intoxique). Te comparto dos ideas que podés hacer tuyas a partir de hoy:
1. En cada situación difícil, se esconde una posible victoria
Soltá el miedo a atravesar el conflicto, la crisis. Y elegí creer que, en medio de esas circunstancias, se esconde algo bueno que redundará a tu favor.
2. No todo el mundo debe formar parte de mi círculo íntimo
Elegí compartir tu vida con aquellos que sumen (y no resten), que te empujen a convertirte en tu mejor versión. Tal vez haya alguna persona que ya cumplió su tarea junto a vos y hoy tenés que dejarla ir.
Pero no alcanza con el riesgo solamente, también hay que sumarle la sabiduría. ¿Qué significa esto? Que hay cosas, que por mucho que yo desee hacerlas, no voy a atreverme porque no puedo hacerlas (¡como escalar el Everest!). Decir: “No me atrevo porque sé que no puedo, que no estoy preparado” es de sabios.
Siguiendo el ejemplo anterior, no necesitás ir a escalar el Everest (o tal vez sí), pero cuestioná todas las creencias que te hacen creer que no podés, que no sabés, que no tenés, y te mantienen en el mismo lugar de siempre. El cuestionamiento permanente es lo que nos conduce a la mejora en cualquier área de nuestra vida.
Sean cuales sean tus circunstancias actuales, desafiate a vivir un año de expansión y crecimiento. ¡Para el que cree, todo es posible!
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