Descubren un calendario lunisolar en un desierto de Turquía que sería el más antiguo del mundo: tiene 12.000 años
Esta manifestación milenaria registró uno de los eventos naturales más importantes de la humanidad, que extinguió a varias especies y civilizaciones; cuáles son los secretos que esconde y qué podría revelar
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Las civilizaciones antiguas descifraron hace miles de años el modo de organizar sus cosechas gracias a la creación de un calendario con las constelaciones y los astros como base. Los mayas fueron una de las poblaciones que se guiaron por ello, pero recientemente, un equipo de arqueólogos descubrió en Turquía un almanaque tallado en un templo, que data de hace 12.000 años. Este podría ser el más antiguo del que se tenga registro, según remarcaron los expertos.
Al igual que los Mayas, los egipcios también desarrollaron 3.000 años atrás su propio calendario para cultivar alimentos y para entender las estaciones del año y los cambios naturales, como las crecidas del río Nilo en ciertas épocas. Lo cierto es que en el interior del país turco, descubrieron una roca con diferentes marcas que indican la separación de los días, la cual alcanza la cifra de 365. Un hito sorprendente y revelador.
Según se explica en el artículo que se publicó en Time and Mind, los pobladores de Göbekli Tepe registraron sus observaciones del sol, la luna y las constelaciones, y a partir de ello, volcaron toda la información en una tabla para tener noción de paso del tiempo. Además, a esta la habrían hecho a causa del impacto de un cometa.
En el sur de Turquía se hallan diferentes templos con las mismas marcas talladas, lo que sugirió la intención que tuvieron los antiguos residentes de anotar uno de los sucesos que cambió la vida humana en ese entonces.
Una vez que implementaron este sistema, se ubicaron en tiempo y espacio para comprender cada una de las cuatro estaciones. El Sol y la Luna pasaron a ser sus referentes. Y a cada día lo simbolizaron con una V. Al contabilizar todas ellas, se llegó a completar un año entero en un uno de los pilares que consta de 12 meses lunares y 11 días adicionales.
Además de aquellos signos, se notaron dibujos de animales, que son similares a los tallados griegos que indicaban las constelaciones.
Hallazgo fascinante para la humanidad
Este calendario no solo es el indicio de uno de los primeros aprendizajes de la raza humana para organizar su modo de vida, sino que tuvo en cuenta una de las catástrofes naturales más impresionantes del Neolítico.
Sobre el impacto del cometa en la Tierra, el artículo destacó: “Esta catástrofe cósmica a escala global data de 10.835. Ha sido el desencadenante del rápido inicio del enfriamiento del Younger Dryas, la extinción de muchas especies de megafauna en varios continentes y la desaparición de la cultura Clovis en América del Norte”.
Además, los pilares 2 a 38 describirían la serie de caídas de meteoros Táuridas que se cree que causó este impacto. En tanto, el pilar 18 simbolizaría el cometa. Y de acuerdo a lo que expresaron los científicos, esto les permitió que desarrollaran grandes comunidades sedentarias antes de la implementación de la agricultura.
El conocimiento del cosmos
La comunidad científica implicada en esta investigación explicó que los egipcios y los mesopotámicos estudiaban el universo y entendían con gran precisión la astronomía. A la par de que sus religiones se fundamentaban en ello. Sin embargo, esto pudo derivar de un análisis previo por parte del pueblo Göbekli Tepe, que resultó ser un pionero en contabilizar cada uno de los sucesos en relación.
En la última década, se descubrieron otros yacimientos que se vinculan a dicha civilización, a lo largo del sur de Turquía, por lo que se entiende que existió una cultura extendida en el arte precerámico con fines astronómicos.
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