Compró un avión en desuso, lo transformó en una casa y el resultado dejó a todos atónitos
Jon Kotwicki tenía en mente una original idea y tardó pocos meses para concretarla; en la actualidad alquila la propiedad en Airbnb y busca ir por más
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Con el objetivo de que sus alumnos tengan una experiencia agradable a la hora de conocer y subirse a este medio de transporte, un instructor de vuelo compró un avión en desuso y lo transformó en Airbnb. Se trata de Jon Kotwicki, un hombre de 32 años que sorprendió a todos por su gesto y se volvió viral en las redes sociales.
En una entrevista que brindó al medio Businessinsider, el protagonista dio detalles de este acto que emprendió hace 5 años en Alaska, Estados Unidos. “Por aquel entonces, tenía la idea de abrir una escuela de vuelo en la que mis alumnos pudieran subirse a una avioneta y aprender a volar. Tenía una gran visión de futuro: quería disponer de una pista adecuada, y cabinas para que vivieran, pero no quería dejarlo ahí”, introdujo.
Bajo una gran incertidumbre, pero envuelto de expectativas para elegir la opción más adecuada, en un instante a Jon le surgió una idea que le pareció perfecta. “Empecé a pensar que, en lugar de cabinas, mis alumnos podrían vivir en un avión. Sabía que sería mucho más divertido para ellos. También era consciente de que, cuando no estuvieran en él, podría convertirse en un Airbnb estupendo. Mi idea para la casa era un tanto ambiciosa. Hace un año que me compré un Douglas DC-6 de 1956 que ahora alquilo”, sostuvo.
Si bien en un principio todo el proyecto se llevó a cabo de la mejor manera, admitió que buscar un avión para convertirlo en una casa no fue una tarea fácil: “Normalmente, los que están viejos se venden a empresas de chatarra para su reciclaje. Luego los convierten en latas de cerveza. Pasé seis meses poniéndome en contacto con esas empresas, llamando a todos mis contactos, hasta que encontré por fin un avión disponible. Compré un Douglas DC-6 de 1956. Originalmente, se utilizaba para transportar carga y combustible por Alaska y, para mí, era la conversión perfecta”.
Feliz por la adquisición, estaba animado y alegre debido a todas las noticias favorables. No obstante, tras comprar la primera aeronave, surgió el reto de llevarlo hasta el lugar donde lo instalaría. “Los aviones viejos son bastante baratos. A modo de referencia, el avión que compré puede costar a veces desde 10.000 dólares en piezas hasta 250.000 dólares. Ahora bien, transportar un avión puede ser caro, y sumado a la propia compra me terminó costando algo más de 100.000 dólares”, explicó.
En su caso, la estructura tenía dimensiones grandes, por lo que tuvo que trasladarse junto a su grupo de amigos hacia el sitio, ubicado en Fairhaven, para desmontarlo. “Estuvimos cuatro días trabajando en ello. Nos llevó un total de 16 horas al día. Desarmar el avión no fue fácil. Además de cortarle las alas para hacerlo más pequeño, tuvimos que utilizar grúas y carretillas elevadoras para colocar las piezas de la estructura en remolques separados”, comentó.
Una vez que terminaron con la extenuante tarea, llegó el momento de volver a construirlo, pero debían tener en cuenta todos los detalles. “Antes de empezar el proceso de conversión, pensé que sería una tarea fácil porque el avión ya tenía paredes y estaba completamente cerrado como una casa. Pero no fue así. Tardé cinco meses en terminar la transformación del avión”, afirmó.
El resultado final: un avión con todos los lujos
Luego de meses de suma exigencia, finalmente vio el resultado final de todo el trabajo y se sintió orgulloso al respecto. Realizó el aislamiento adecuado, instaló los servicios necesarios para vivir y decoró ambientes que superaron sus propias expectativas: “Durante la transformación, hubo mucho de ensayo y error, de tirar materiales de desecho y de reconstruir. Fue un proceso largo y duro, pero nuestro avión quedó mejor de lo que nunca hubiera imaginado”.
Con un total de seis habitaciones, el lugar también cuenta con un sofá cama, baño con ducha e inodoro, cocina con horno y microondas, además de una vista privilegiada. En cuanto al precio de alquiler en Airbnb, la plataforma digital dedicada a la oferta de alojamientos a particulares y turistas, detalló: “La casa del avión la hice originalmente para mis estudiantes, pero en septiembre empecé a alquilarla en Airbnb por algo más de 200 dólares la noche. Dependiendo de la temporada puede llegar incluso a los 700 dólares”.
Respecto de las reacciones de los huéspedes que arriban al lugar, dijo que todas son de sorpresa. “Los estudiantes viajan desde todo el país para formarse con nosotros y necesitan alojamiento, así que se lo proporcionamos aquí mismo. El alojamiento está incluido en el paquete de formación. En cualquier caso, cuando la gente llega por primera vez a la casa del avión, me encanta ver las reacciones que tienen. Siempre se quedan alucinados”.
Por último, Jon aseguró que, si bien ya cumplió uno de sus propósitos, ahora busca realizar otra casa de avión, pero mucho más grande. “Tendrá tres dormitorios, dos baños y la capacidad para nueve personas”, concluyó.
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