Cómo regar las plantas en verano para que se mantengan radiantes a pesar del calor
Las plantas necesitan mayores cuidados durante los periodos de altas temperaturas, ya que, por lo general, suelen ser momentos de escasas lluvias, lo que genera que se marchiten o mueran
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El verano trae consigo altas temperaturas y días soleados que pueden poner a prueba la resistencia de las plantas, tanto en jardines como en interiores. Pero, con un poco de atención y técnicas adecuadas, es posible mantenerlas saludables y radiantes a pesar del calor extremo.
Lo primero a tener en cuenta es el horario en que se riegan las plantas. Los expertos recomiendan hacerlo temprano por la mañana o al anochecer, cuando la temperatura es más baja. Esto evita que el agua se evapore rápido y permite que las raíces absorban la cantidad necesaria de humedad. Rociar agua durante las horas más calurosas puede dañar las plantas, especialmente si se calienta al pasar por mangueras o cañerías expuestas al sol.
Aunque es tentador regar con frecuencia las plantas, el exceso de agua puede ahogar las raíces y provocar su muerte. La recomendación de los especialistas en botánica es realizar riegos profundos y espaciados, lo que permite que la tierra se seque entre uno y otro. Esto no solo evita que se formen charcos, sino que también estimula a las raíces a buscar agua en niveles más profundos del suelo y fortalecer su desarrollo.
¿Por qué es importante estudiar previamente el riego que necesita nuestra planta?
No todas las especies necesitan el mismo tipo de cuidado. Las plantas de exterior, como arbustos o flores resistentes al sol, pueden tolerar intervalos más largos entre riegos, mientras que las tropicales o de interior suelen requerir más humedad. Para estas últimas, es importante complementar el riego con la hidratación de sus ramas y tallos, pulverizando agua sobre las hojas para replicar las condiciones de su hábitat natural.
Un truco sencillo para evitar el denominado “estrés hídrico” en las plantas es utilizar mantillo o acolchado orgánico sobre la superficie del sustrato. Este material actúa como una capa protectora que retiene la humedad en la tierra y la protege de las altas temperaturas. Otra técnica eficaz es emplear macetas con sistemas de riego automático o autorriego, que aseguran una hidratación constante y adecuada.
Otro de los errores más comunes es usar agua tibia o caliente al regar la planta. Esto puede dañar las raíces, mientras que regar en exceso o en horarios inadecuados puede atraer plagas y enfermedades. También es importante no aplicar agua directamente sobre flores delicadas, ya que esto puede hacerlas más susceptibles al daño.
Por último, durante el verano puede haber largos períodos de sequía, lo que hace que aquellas plantas o árboles que se encuentran directamente plantados sobre la tierra del jardín no estén recibiendo en su totalidad el agua en sus raíces. En estos casos no se recomienda regar con baldes, sino a través de regadores automáticos o al dejar la manguera del jardín abierta.
Para aquellos que buscan cuidar el medio ambiente, otra opción para estos casos es utilizar “agua reciclada”. Por ejemplo, se puede recolectar el agua que se utiliza para lavar frutas y verduras o el agua que sale al esperar que la ducha se caliente.
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