Cómo es el Power Slap, el violento y millonario deporte que genera polémica en Las Vegas
Se dio a conocer que el equipo detrás del Ultimate Fighting Championship (UFC) está apostando fuerte en la nueva y extremadamente peligrosa competencia; de qué se trata y cuáles son los riegos
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Cuando la carnosa palma de Vasil Kamotskii, un criador de cerdos siberiano de 34 años y de más de 154 kilogramos, conocido como Dumpling, golpeó la suave mejilla del hombre que lo miraba, sonó como un trueno. Durante la competencia, que tuvo lugar a finales de junio de este año, Dumpling no pareció hacer mucho esfuerzo. Se balanceó perezosamente, como si espantara una mosca. Pero fue suficiente para que su oponente, Kamil Marusarz, de 26 años, cayera al suelo.
Enseguida, los árbitros y el personal médico en el escenario del Cobalt Ballroom, en el Fontainebleau Hotel y Casino, en Las Vegas, se apresuraron a ayudar al joven. Cualquier vacilación entre la multitud y los aplausos de los 3.500.000 espectadores se aliviaron cuando alguien, con una vista clara del ring, gritó que Marusarz aún respiraba. Entonces, Kamotskii levantó el puño y sonrió triunfalmente mientras el locutor lo declaraba ganador. El otro competidor, sin embargo, permaneció inmóvil en el suelo. En total, la pelea duró unos 30 segundos. La mayoría de los fanáticos coincidieron en que fue lo más destacado del evento de ocho partidos de la noche, en el que un par de competidores tras otro se mantuvieron firmes e intercambiaron bofetadas ensordecedoras.
Dumpling lleva muchos años peleando a bofetadas en su Rusia natal. De hecho, se le considera uno de los pioneros de este improbable deporte, y ayudó a popularizarlo con videos virales en YouTube. Sin embargo, esta era la primera vez que participaba en Power Slap, la liga de peleas de bofetadas creada por el presidente de UFC, Dana White, que genera grandes cantidades de dinero. White, que tiene 54 años, se inspiró para fundar la liga en 2021 cuando vio los videos de Dumpling. Impresionado por la llamativa propuesta, quiso ver qué pasaría si el deporte se hiciera “de la manera correcta”, es decir, él mismo, presidente del mayor evento de artes marciales mixtas del mundo.
“La respuesta es siete mil millones de visitas en 17 meses”, dijo White, refiriéndose a una estadística de Power Slap en múltiples canales de redes sociales, incluidos YouTube, TikTok y Snapchat. Al presidente de UFC le gusta recitar el total de seguidores y cómo se comparan con varios deportes de grandes ligas. Se sabe que esta competición ganó más de un millón y medio de seguidores en Instagram solo en 2024, hasta ahora. Un número mayor que el de NASCAR, la Major League Soccer, la NFL, la Major League Baseball y la NHL.
Los riesgos extremos de este deporte
La pelea de cachetadas era una competencia informal de intercambio de golpes fuertes y con las manos abiertas hasta el nocaut. White, con sus considerables recursos, la condujo estableciendo un conjunto de reglas oficiales e implementando protocolos que le dan a la empresa el aspecto de un deporte legítimo. Con ese fin, Dana dijo que la organización se “apresuró hacia la regulación”, trabajando activamente con grupos como la Comisión Atlética de Nevada, que otorgó la licencia oficial a la organización para albergar eventos bajo su jurisdicción, reforzar la legitimidad de la liga y “garantizar que el deporte esté regularizado y seguro”.
El largo y arduo camino de la UFC hacia la legalización y la legitimidad fue el resultado de esfuerzos y batallas legales que duraron años. En 2016, la organización finalmente obtuvo la aprobación para sus eventos en cada uno de los 50 estados, superando la oposición de quienes criticaban la violencia física, a menudo extrema, que según los estudios implica un alto riesgo de lesiones en la cabeza.
Sin embargo, el camino de Power Slap hacia la legitimidad puede ser aún más empinado. Teniendo en cuenta que los escépticos dicen que las regulaciones son básicamente irrelevantes, ya que el daño causado por las peleas con cachetadas es intrínseco a la acción y no puede mitigarse.
Las críticas de los médicos
“Esto no es un deporte, ¿sí? Es un evento. Un deporte es una competición de atletismo o de habilidad. [El Power Slap] es simplemente una capacidad fisiológica para resistir un traumatismo contundente en la cabeza. Es como ver cuántas veces alguien puede golpear una pared de ladrillos”, dijo Gregory O’Shanick, director médico de la Brain Injury Association of America.
Por su parte, White señaló a la UFC, otro deporte de combate brutal, como un precedente. “No recibimos suficiente crédito por esto: nunca hubo una muerte o una lesión grave en 30 años. Es un deporte de combate, pero gastamos dinero para que sea lo más seguro posible, y lo mismo con Power Slap”, se defendió. Por otro lado, algunos estudios indicaron que las peleas de UFC también causan potenciales lesiones cerebrales traumáticas.
Por su parte, Frank Lamicella, presidente de Power Slap, tuvo una actitud más libre. “Hay dos personas golpeándose en la cabeza. Si fuera médico, probablemente les diría: ‘Oye, tal vez esta no sea la mejor idea’. Pero si dos personas quieren hacer esto, les proporcionamos la plataforma y gastamos un montón de dinero para garantizar su seguridad”, informó.
Lamicella, quien era abogado de la firma Paul Weiss, se volvió cercano a Dana White y al resto del equipo de UFC luego de ayudar a facilitar el acuerdo que puso a la organización bajo el paraguas de Endeavour, exponiendo los rigurosos protocolos de seguridad que estableció la liga. Los competidores tienen resonancias magnéticas, angiografías y electrocardiogramas; exámenes físicos, exámenes de sangre y pruebas de visión. “Más que en cualquier otro deporte de combate”, sostuvo. Hay dos árbitros y múltiples equipos médicos de emergencia y ambulancias en espera en caso de que un competidor necesite ser trasladado al hospital.
Por otro lado, O’Shanick, uno de los autores de una carta abierta publicada por la Brain Injury Association of America, pide la prohibición de Power Slap. Para el médico, los golpes recibidos en una pelea de cachetadas son peores que los que se pueden recibir en el fútbol americano o en el boxeo, principalmente porque los competidores no pueden defenderse, lo que significa que corren el riesgo de recibir varios golpes en la cabeza. Esto puede provocar conmociones cerebrales, pérdida de audición, convulsiones o incluso encefalopatía traumática crónica (CTE). “Habrá muertes por esto. No hay duda. Habrá muertes”, repitió.
Dayne Viernes, un luchador de este deporte conocido profesionalmente como Da Crazy Hawaiian, expresó reservas iniciales sobre la seguridad del deporte, en parte debido a las advertencias que recibió. “Había mucha gente contándome sobre CTE, daño cerebral y todo eso. Ahora estoy escuchando muy bien a mi cuerpo y no creo que me afecte como piensan algunos”, aseguró, quien aceptó el riesgo.
Con respecto a la CTE, O’Shanick dijo que debido a la naturaleza de este tipo de lesiones cerebrales, quienes las padecen no siempre saben que están afectadas.
Los críticos estaban alarmados por la posibilidad de que estos comportamientos pudieran ser replicados en el patio de la escuela por niños impresionables, especialmente teniendo en cuenta el crecimiento del deporte en las redes sociales. Al respecto de esto, O’Shanick incluso dijo que le preocupaba que los jóvenes hicieran esto, pero en cuanto a los adultos, parecía más frívolo. “Si adoptás una perspectiva libertaria, no legislás esto y simplemente dejás que ocurra la selección natural. Con el tiempo, todas las personas involucradas en esto morirán y no habrá que preocuparse por la reproducción de la población”, explicó.
El deporte que generó revuelo en el mundo entero
Aunque sus eventos en Las Vegas se transmiten en vivo a través de la plataforma de videos Rumble, la mayoría de la gente ve Power Slap en las redes sociales, donde tienen la oportunidad de ofrecer comentarios en tiempo real. El tenor de los mensajes sobre los vídeos tiende a ser algo apocalíptico: la gente no solo dice que es malo, sino que de alguna manera es emblemático de la “estupidez de la humanidad”.
“Es por una cachetada, solo una cachetada. Están actuando como si acabaras de ver a alguien ser golpeado con un bate de béisbol”, bromeó White, riéndose. Mientras tanto, Lamicella analizó que la avalancha de comentarios negativos en línea aceleró el crecimiento del deporte, porque los algoritmos de las redes sociales favorecen el volumen de respuestas sin distinguir las positivas de las negativas. “Siempre que dejas un mal comentario en un vídeo de Power Slap, me ayuda. Así que gracias”, se burló. De todas formas, este deporte ahora enumera a más de 80 “huelguistas” en su sitio web.
Dana White, quien fue sorprendido golpeando a su esposa en público el año pasado, dijo que había enfrentado este tipo de críticas antes, cuando intentaba expandir el UFC. “Todo el mundo decía que la UFC no era un deporte real, que era una barbaridad y que nunca funcionaría”, recordó.
Desde su fundación en 1993, y especialmente desde que White se hizo cargo de la organización en 2001, la UFC maduró desde un nicho hasta convertirse en algo convencional, con más de mil millones de dólares en ingresos anuales y millones de personas sintonizando sus transmisiones regulares de pago por evento en ESPN.
Al final de la noche, en el Cobalt Ballroom, Da Crazy Hawaiian celebró su victoria en el evento principal del campeonato de peso súper pesado, sonriendo y rugiendo, observando los aplausos de la multitud. Mientras levantaba su cinturón, un locutor le preguntó si estaría dispuesto a enfrentarse a Dumpling la próxima vez. Luego gritó: “Tengo tantas ganas de Dumpling. ¡Aliméntame! ¡Aliméntame!”, dijo, riendo y frotándose el estómago con la mano.
Cuando se le preguntó qué le gustaría que el mundo supiera sobre Power Slap, hizo una pausa para enfatizar: “Nos guste o no, esto es un deporte y lo estamos haciendo de todos modos”.
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