Así es por dentro el bunker más seguro del mundo: está a la venta pero su ubicación genera dudas
Fue construido por el gobierno de Estados Unidos en plena Guerra Fría para proteger sus misiles en caso de una ataque nuclear soviético; ahora se ofrece en el mercado inmobiliario
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Un silo de misiles, que ya no funciona como tal y que fue construido por el gobierno de los Estados Unidos durante la guerra fría con la característica de que podía soportar hasta el más virulento ataque nuclear, salió a la venta en el mercado inmobiliario por una suma de 1.300.000 dólares. El problema es que no hay datos de dónde se encuentra ese lugar, considerado por sus constructores como “el más seguro de la Tierra”.
Estados Unidos construyó el silo subterráneo Rolling Hills en 1960 para ayudar a proteger a sus misiles de un posible ataque nuclear. Eran tiempos en los que la tensión geopolítica y militar entre los estadounidenses y la Unión Soviética podía derivar, en el momento menos esperado, en una hecatombe global, si se ponía en acción el impresionante arsenal de armamento de destrucción masiva con el que contaban ambas potencias.
Pensando en estas muy probables hipótesis de conflicto fue que en Norteamérica se construyeron varios bunkers similares. En el caso de este, fue construido para soportar no solo los misiles enemigos, sino también cualquier posible desastre natural.
Pero la seguridad del lugar contrasta con el hecho de que apenas hay una noción de dónde se encuentra este bunker. El diario británico The Sun informa que se ubica en algún lugar en el centro del estado de Kansas, justo en el medio del territorio de los Estados Unidos. Pero claro que, al tratarse de un estado que cuenta con alrededor de 215.000 kilómetros cuadrados, dar con ese refugio de la Guerra Fría es básicamente como encontrar una aguja en un pajar.
Lo que sí se sabe es que la construcción original del bunker demandó nada menos que 150 millones de dólares, por lo que su futuro comprador se estaría llevando una vivienda a precio de ganga. Además, el futuro nuevo propietario recibirá otro premio, y es que, lógicamente, él sí podrá saber la ubicación exacta de Rolling Hills.
La construcción fue realizada por científicos expertos en ingeniería con tecnología altamente avanzada aún para los años 60 y con el objetivo primordial de que fuera indestructible. Según la descripción del mencionado medio británico, bajo la tierra existen dos salas de control, una para cada uno de los silos, que fueron preparados para albergar cada uno un inmenso misil.
Estas salas se encuentran rudamente protegidas, las paredes están construidas con hormigón epoxi y tienen un grosor de tres metros. Dos puertas de acero de 3200 kilos cubren los accesos y pueden sobrevivir a cualquier explosión. Además, existe un túnel subterráneo que une ambas habitaciones, una de las cuales es más grande que la otra, y fue considerada una de las más importantes de este tipo en los Estados Unidos en su momento.
“Posibilidades infinitas”
La función de una fortificación tan extrema no era solamente la de proteger los misiles contenidos allí, sino también a los trabajadores instalados en el lugar. Eran, también, los encargados de accionar el armamento en caso de ser necesario. Para ello se había establecido un sistema de respuesta rápida, en el caso de que se acercara una explosión nuclear.
En la superficie bajo la cual se encuentra el bunker apenas puede verse una puerta de entrada de acero, muy al estilo de la que conocen los fanáticos de la serie Stranger Things como el acceso al refugio subterráneo NINA, donde el personaje de Eleven fue entrenada desde su niñez.
Si bien el espacio subterráneo se encuentra en venta, aún no se sabe qué utilidad se le puede dar. La página oficial del silo de misiles habla de “posibilidades infinitas” de uso del refugio, que tiene unos 18 pisos bajo la tierra. Entre ellos, el sitio oficial habla de la construcción de una “casa segura” y añade que al lugar se le puede incorporar un gimnasio, una pileta, un espacio de reuniones y, por supuesto, todos los ambientes necesarios para vivir.
Cada uno de los niveles del bunker tiene unos 185 metros cuadrados, por lo que también es posible que los mismos se vendan o alquilen como departamentos separados.
En la página oficial de Rolling Hills también aseguran que la superficie exterior del búnker se puede utilizar a modo de helipuerto. Y se añade la original idea de que en el lugar se puede instalar un hotel con una temática que simule que los huéspedes son los últimos sobrevivientes de una catástrofe nuclear.
Como sea, este búnker que ya no le teme a la guerra fría ahora se ofrece a los designios del mercado inmobiliario, donde las posibilidades parecen ser infinitas.
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