Arqueólogos revelaron los secretos de un barco romano hundido en el siglo IV a.C: no es comparable con ningún otro
El navío hallado no está en línea con los otros desperdigados por el Mediterráneo; en su interior descubrieron una carga de productos alimenticios en perfecto estado
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En 2019 se descubrió un buque del Imperio Romano, propio del siglo IV a.C., a 65 metros de la costa de Mallorca, en las Islas Baleares, que sorprendió a los expertos por la entereza con la que aún se mantenía a pesar del paso del tiempo. Este buque, se cree, cruzó desde la Cartagena española hasta el archipiélago, pero desgraciadamente se hundió con todos sus tesoros. En la actualidad y luego de una serie de análisis sobre su estructura, materiales y contenido, se reveló en sociedad los datos de la investigación.
El Imperio Romano existió desde el 27 a.C hasta el 476 d.C. y se expandió por casi todo el continente europeo, el norte de África y Medio Oriente. Gracias al hallazgo de este barco, se conoció que el ejército llegó a colonizar todo el Mediterráneo y estas islas formaban parte estratégica de su control del mar.
La nave era conocida como Ses Fontanelles, según se detalla en el artículo que se publicó en la revista Ciencias Arqueológicas y Antropológicas, y se fabricó en el siglo IV. Para sorpresa de todos, no solo la estructura estaba en buen estado, sino que también encontraron en la bodega una gran variedad de ánforas con su contenido intacto.
El proceso de investigación se dividió en varias etapas. En primer lugar, se clasificaron las cerámicas, principalmente ánforas, con el objetivo de determinar su contenido y origen. Para esto aplicaron diferentes técnicas como análisis petrográficos, arqueo zoológicos y de residuos orgánicos. Incluso se retiraron porciones de madera y restos vegetales con el mismo fin.
Con la reciente información se dedujo que el naufragio partió de Cartagena, al sureste de la Península, Ibérica y que transportaba salsa de pescado hacia las Islas Baleares. Los recipientes que se descubrieron allí resultaron ser únicos y de momento no apareció ningún tipo que se asemeje a ellos en el resto de los yacimientos arqueológicos.
El tesoro que se llevaba allí estaba clasificado con distintas inscripciones en referencia a las preparaciones puestas, como liquaminis flos, hecha con una mezcla de sardinas y anchoas. En tanto, en otras ánforas también se ubicaron productos fabricados animales, como derivados de la uva, que posiblemente sirvió como condimento.
Incluso separaron algunos recipientes con restos de aceite vegetal y aceitunas conservadas en un derivado de uva.
Por otra parte, en el escaneo de la madera que seleccionaron para construir el barco, remarcaron que los romanos no decidían al azar, sino que tenían una serie de especies de árboles predilectos para llevarlo a cabo. Hacían una elección “cuidadosa” de los recursos forestales.
Para los elementos longitudinales del casco se usó madera de pino, mientras que para piezas más pequeñas optaron por el enebro, el olivo y el laurel. Además, como material de relleno se agregaron ramas de olivos como protección para la carga durante el viaje.
En conclusión, el barco romano transportaba hacia Mallorca salsa de pescado, aceite de oliva y aceite y derivados de uva procedentes de Cartagena. Este navío marcó un hito entre los restos de naufragios romanos, en particular por su estado de conservación y los productos que poseía en su carga. Según remarcaron en el artículo, esto aportó datos certeros sobre las dinámicas comerciales de la Antigüedad Tardía.
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