Criada en el campo, siempre tuvo una especial conexión con la naturaleza y el proceso de creación; al planificar su retiro, surgió una posibilidad impensada.
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Había sido un horizonte claro desde los primeros años de su vida. Criada entre Maipú y Santo Domingo, en un pueblo rural de la provincia de Buenos Aires, cerca de la naturaleza aprendió con sus primeros pasos el valor de lo simple, el trabajo en equipo, el respeto por las estaciones del año, los alimentos orgánicos, los amaneceres llenos de vida y los atardeceres que apagaban el cielo mientras el trino de las aves anunciaba que se acercaba la noche. “Sentía que cada momento estaba inundado de mensajes vitales y desarrollé desde pequeña un respeto profundo por el espíritu creador, por el impulso vital que hace vibrar la vida”.
Estudió Arquitectura en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad nacional de Mar del Plata. Aunque nunca supo con certeza de dónde provino su amor hacia el arte y la técnica de proyectar, diseñar y construir, tiene recuerdos sobre el particular interés que le generaba escuchar a las personas comentar sus deseos de dónde y cómo vivir. “Poder pasar de la idea a lo concreto me provocó entusiasmo”.
“Todo era incierto, hasta nuestra vida”
Contrajo matrimonio, tuvo dos hijos y allí mismo, en el pueblo que la había visto crecer, abrió su propio estudio y transitó sus primeras experiencias en el mundo del trabajo independiente. Hacia el año 2000, María Celeste Siccardi, tuvo la oportunidad de ampliar sus horizontes. Sí, aún más, y se lanzó a la aventura de un desarrollo profesional y personal.
Con algunos ahorros y ocho horas cátedra en la Escuela secundaria Corbeta, dio inicio a una nueva etapa de su vida. Esta vez, sería en Pinamar. “El bosque , el mar y los médanos me presentaron un nuevo escenario. Todo era nuevo, diferente a lo pampeano. Llano, con un horizonte claro, aquí todo era incierto, hasta nuestra vida”. Como todo cambio, fue difícil al principio. Sus hijos, Nicolás y Facundo, tenían entonces nueve y diez años. Pero con el paso de los meses, cada espacio se fue acomodando.
Lentamente, a fuerza de un trabajo comprometido y sostenido, se fue perfilando e integrando en Celeste su identidad personal y profesional. Primero desde su espacio de trabajo personal, donde realizaba evaluaciones de impacto ambiental de edificaciones. Más adelante hizo experiencia en la Dirección del Frente Marítimo de la Municipalidad de Pinamar, construyendo viviendas con sistemas constructivos tradicionales, es decir, en húmedo, y posteriormente, cuando se aprobó el sistema constructivo en Argentina de Entramado de madera, eligió promover una arquitectura con menor impacto en el ambiente, menor huella de carbono y mejor calidad interior para las personas.
Una casa pequeña con un potencial gigante
El deseo de construir casas más sustentables, que promovieran una vida mas simple e integradas al lugar cobró nuevo impulso en Celeste. “El escenario era maravilloso: el bosque, los médanos y el mar se mostraron como una conjunción increíble para poder realizar pequeñas esculturas integradas al paisaje. Como soy una incansable buscadora, me topé con el concepto de tiny house, o casas pequeñas”. Hacia 2017, luego de una intensa investigación y formación, Celeste dio forma a la primera tiny house en el jardín de su casa. Las casas pequeñas son parte de un creciente movimiento arquitectónico que promueve la vida sostenible. La reducción del espacio, el confort térmico y acústico, y la racionalidad de uso de recursos son algunas de las ventajas que ofrecen frente al sistema de construcción tradicional.
Aunque en un primer momento la había pensando como vivienda pare su retiro, no pasó demasiado tiempo hasta que se le ocurrió comenzar a usarla como showroom para sus clientes. Esa idea dio luego lugar a la posibilidad de ofrecerla como casita de huéspedes, primero para la familia y amigos y con un original giro después. Le pareció una alternativa más que interesante para ofrecer a todos aquellos que necesitaban resolver su necesidad habitacional o simplemente tener un espacio habitable de vacaciones o retiros en contacto con la naturaleza.
“Las tiny houses encierran muchos conceptos que van desde lo espiritual hasta lo sustentable y presentan la propuesta de vivir con menos y más conectados con la naturaleza. Mi diseño resultó tan acogedor que, sin haberlo planificado, terminó convirtiéndose en una vivienda de alquiler temporal (@laclaritapinamar). A partir de allí, se abrió todo un abanico laboral de posibilidades para seguir diseñando y construyendo viviendas en madera y sistemas mixtos en la Costa Atlántica y también en otras localidades del país”.
Celeste asegura que tener clientes en el jardín de su casa ha resultado, hasta el momento, una experiencia más que agradable. “No nos molestamos. Hay un diseño paisajístico que provoca intimidad a cada sector. Si por casualidad nos cruzamos, conversamos un poco, nos conocemos, surgen intercambios, es sumamente enriquecedor”.
La estadía en la tiny house incluye platos de alimentación crudivegana a quien lo solicite, guía de paseos de senderismo por el bosque y asesoramiento sobre actividades que se pueden realizar por Pinamar o las zonas cercanas. Celeste no se queda quieta. En 2021 realizó una tiny house en Mar de las Pampas para el músico y concertista de piano, Charly Cerizola. “Muy sensible y respetuoso con el medio ambiente, fue un placer compartir criterios y tomar las decisiones en conjunto, desde lo estructural, como también lo estético y compositivo”.
La arquitecta estudio además arte en un espacio ubicado en la localidad de General Madariaga. “He aprendido conceptos del constructivismo americano, con enorme respecto por lo primitivo y los procesos vitales. Ese espíritu y lenguaje lo traduzco a la arquitectura generando procesos de enriquecimiento y de integración que hacen que hoy, a mi edad adulta, pueda fluir durante mis días entre la arquitectura sustentable, el arte , el cuidado de mi huerta y la preparación de de mis germinados y quesos veganos. Todo hace que me sienta unida a la tierra y al cosmos. Definitivamente una tiny house es el lugar donde me gustaría vivir dentro de unos años. Por ahora estoy llevando adelante un proceso de declaratoria de casa de artista a todo el predio donde habito para realizar eventos que difundan la sustentabilidad en todos los órdenes”.
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