Reemplazando una pared por una puerta-ventana se avanzó hacia el balcón, y con muebles pensados al milímetro se logró suficiente espacio de guardado y comodidad impensada.
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Juan es abogado y traductor de inglés. Una tarde cualquiera, mientras andaba en bici por Chacarita, vio un cartel de venta sobre una ochava. Supuso que se trataría de un PH inmenso e inaccesible, pero igual llamó. Así se enteró de que se trataba de un departamento de sólo 17m2, de que tenía la chance de sacar un crédito y, cuando menos se lo esperaba, se convirtió en propietario. Para resolver el desafío del espacio se contactó con el equipo de iR Arquitectura, que descubrió navegando microdepartamentos en Pinterest.
Siguiendo la curva del balcón original, una sucesión de soportes de hierro sujetan los arcos de metal desplegado que llaman la atención desde afuera y logran un singular efecto visual desde adentro.
El cambio radical fue reemplazar la pared que cerraba la ochava por una puerta-ventana de seis paños que se pliegan tres hacia cada lado
El original cerramiento transformó el balcón en un búfer que permite expandir el uso del departamento en verano y contraerlo en invierno, a la vez que mantiene el rendimiento térmico y ofrece privacidad.
Plano detallado
Cocina a medida
"Que mi primera casa tuviera 17 m2 me pareció un buen comienzo."
Juan, dueño de casa y creador de la cuenta @noteagrandeschacarita
"Si quería exprimir al máximo el espacio, no podía resolverlo solo ni con muebles tradicionales".
Para maximizar el espacio, el Estudio diseñó un mueble a medida con frentes de melamina que contiene la cocina, la heladera y una mesa rebatible. Y, como a Juan le encantaba la tapa de paraíso de la mesa ratona, el Estudio sumó esa madera en la cara interna de la puerta plegable que cierra el balcón.
Con poco, pero bien pensado
"Nunca necesité demasiado espacio: las cosas me pesan, me atan. Con menos me siento más libre. Sin embargo, esta fue una etapa de despojarme aún más".
Una puerta inferior del mueble de guardado se transforma en mesa rebatible. Otra da paso al baño. El espacio que corresponde al interior de este gran placard genera un pasillo que expande el ambiente y genera lugar para el lavarropas.
"El proceso fue difícil, y más de una vez me pregunté en qué me había metido. Pero fue muy gratificante transformar un lugar lúgubre en este que me identifica y que tiene tanta luz que hasta puedo tener plantas".
El gran aporte de Juan fue sumar una claraboya que, además de aire y luz, se convertirá en el acceso a la terraza, donde el Estudio le está dando forma a un jardín muy especial. Y ni hablar de lo lindo que es ducharse bajo la luna.
El camarín
“Lo bautizamos ‘El camarín’ porque es un lugar chiquito y acogedor. El balcón es como un escenario. Afuera está el mundo. Adentro, un lugar íntimo para disfrutar”.
“Desde uno de los rincones, se puede ver hasta la otra esquina. Justo enfrente hay un jardín. Tengo una vista al cielo preciosa. Hay un farol colgado en medio de la calle que, por las noches, da una luz mágica”.
La cama está sobre una plataforma que esconde mucho espacio de guardado, al que se accede desde el pie y las puertas de la biblioteca. Además, está la ventaja de la vista. Para tamizar aún más la luz, sumó un par de persianas americanas en la cara interior del cerramiento.
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