Con la paleta de infinitos grises que lo caracteriza y tonos atizados que hacen sutil la transición entre ambientes, el arquitecto Negro Williams preparó el fondo para lucir una colección de objetos clásicos y modernos, arte y diseños propios en su piso de estilo francés.
"No tengo problemas en mezclar", comenta el arquitecto Negro Williams desde el departamento en el que vive desde hace 17 años. Acostumbrado a visitar casas de remate y poner el ojo en objetos de diseño originales, fue en medio del caos porteño donde encontró un cartel de venta y decidió hacer de ese piso de principios del siglo XX, enorme y muy compartimentado. Para adaptarlo a su estilo, la doble dependencia de servicio desapareció y los cuatro dormitorios originales se redujeron a dos, con lo que obtuvo un espacio social más amplio e integrado.
A este living lo distinguí con una puesta escenográfica. Adelanté la pared para poner una chimenea antigua flanqueada por bibliotecas y un bar. Para que pareciera original, reproduje las molduras
Las dos premisas que guiaron la reforma fueron darles un uso real y concreto a todos los ambientes y redistribuir la planta de manera tal que el dormitorio principal tuviese la mayor independencia posible del de invitados. ¿El hilo conductor? La paleta insignia del arquitecto, la de los grises, que armoniza el juego entre lo clásico, lo moderno, el arte y su audacia inconfundible.
El gris baña toda la casa y también los sofás diseñados por el dueño de casa, que levantan el amarillo de los almohadones y los destellos dorados de las cortinas de shantung de seda.
"Soy maximalista, pero también me gusta incursionar en el detalle. Diseño muchos de los objetos que hay en mis proyectos porque a veces no encuentro lo que busco, o puede pasar que lo encuentre y esté fuera de presupuesto. En cualquiera de los dos casos, lo resuelvo así".
"Quería un hall de recepción que, además de impactar y ofrecer un espacio extra para sociabilizar, integrara el ala del living y mi dormitorio con el otro sector de la casa, donde están el escritorio, el comedor diario, la cocina y el cuarto de invitados".
"El gris es muy contenedor y fácil de combinar con amarillo, negro, celeste y dorado. Hace poco empecé a incursionar en verdes y azules atizados para generar transiciones sutiles entre ambientes".
En contraste con el verde ‘Pinos del Pacífico’ (Alba), alfombra persa antigua y obra de Facundo Lozano. Sillas de estilo inglés laqueadas en negro con tapizado de cuerina y mesa Sheraton inglesa con una nueva tapa de Silestone blanco para cuidarla e iluminar el ambiente. Cortando lo clásico con discreción, la lámpara colgante de Fábrica de Luz.
"Para la cocina, elegí una paleta neutra del piso a techo. El machimbre me ofrece flexibilidad para cambiar de color seguido y las mesas japonesas con vasijas chinas le dan ambiente y personalidad".
El área privada
Del los cuatro dormitorios originales quedaron dos: más amplios, bien separados de la área social y con independencia al momento de recibir amigos.
"Este dormitorio tenía que ser impersonal, porque es de huéspedes. Soy de Tucumán, suelo recibir visitas de larga estadía y me gusta que en mi casa todo el mundo se sienta cómodo y con independencia".
La serigrafía de Rogelio Polesello aviva los tonos tiza de este espacio. ¿Quién dijo que el baño no es lugar para una obra de arte?
Como quería usar una cómoda de mesa de luz, el dueño de casa mandó a copiar la que tenía para poner una a cada lado de la cama.
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