Josefina Goñi Bacigalupi y Sofía Piqué retomaron hace seis años su fanatismo juvenil por los skates. De tanto salir a andar y perder y romper tablas decidieron hacerse las propias. De ese primer experimento de confección artesanal surgió la semilla de Deslizate Skate: si pudimos hacernos nuestras tablas, ¿por qué no organizamos talleres para enseñar a construirlas?, se preguntaron.
Al tiempo escribieron el proyecto y se lanzaron con el primer taller en marzo de 2014. Fueron seis encuentros de dos horas donde 35 niños y jóvenes del barrio porteño 1.11.14 aprendieron el corte de la madera, lijado, pulido, diseño, armado y los primeros pasos para andar. Además, una vez finalizadas las clases, se quedaron con el skate construido y diseñado por ellos.
El taller –afirman las amigas– es una excusa para aprender un oficio, arte, diseño, deporte, y conocer cómo se realizan los procesos y se trabaja en equipo. Luego de esos primeros encuentros, las empezaron a llamar de otros barrios. Hasta ese momento, el financiamiento lo conseguían de particulares, empresas, ONG y alguna ayuda estatal. Pero las chicas querían dar el salto y decidieron armar una marca de tablas para comercializar los skates y, desde ahí, impulsar los talleres.
En mayo de 2015 nacía la marca de tablas Deslizate con un espíritu ambiental y social desde el origen hasta que el producto llega al cliente. Hoy son un equipo de más de 10 personas, entre la comercialización de las tablas y la implementación de los talleres. "Todas las experiencias en las comunidades son muy movilizantes y te dejan muy para arriba porque cada barrio y cada participante es totalmente distinto. Empezamos cada taller siempre como si fuera uno nuevo. Además, durante estos años lo fuimos mejorando", dice Sofía Piqué y recuerda uno de los momentos que más orgullo y satisfacción le dio Deslizate: "Un chico que había hecho un taller con nosotras en el barrio 1.11.14 vino a otro encuentro para contarnos que le había construido una tabla a un amigo al que se le había roto. La conclusión es que lo que aprendés nunca lo podés desaprender. Eso es lo que siempre decimos. Que el taller es una excusa para aprender".
Hasta hoy ya hicieron más de 35 talleres para 1200 niños y jóvenes en Argentina, Bangladés, Etiopía y México; y en septiembre debutaron con el primero realizado completamente de manera remota a través de videollamada.
Buena madera
El impacto social de su idea no fue suficiente para Josefina (diseñadora de indumentaria) y Sofía (abogada): también querían que el proyecto fuera respetuoso con el ambiente. Por eso, producen las tablas 100% de madera lenga de bosques de Tierra del Fuego, regulada por la Ley 145 que protege el uso del recurso a través de un plan de manejo forestal provincial. Además, Deslizate trabaja con productores del lugar, que hacen del aserrado el primer agregado de valor de carpintería, con la terminación de la tabla y la producción de la lija antideslizante artesanal, por lo que contribuyen al desarrollo local. La madera que queda después del corte de las tablas es reutilizada para hacer otros productos, así optimizan casi en su totalidad el recurso.
Hicieron más de 35 talleres de realización de skates para 1200 niños y jóvenes en Argentina, Bangladés, Etiopía y México.
La intervención de las tablas se hace en una carpintería en Villa Ballester, Provincia de Buenos Aires, y sus proveedores de insumos son locales. Otras decisiones de impacto ambiental positivo son que los productos no tienen packaging (para no generar nuevos residuos), que realizan ellos mismos las entregas y que los envíos llegan con envoltorios recuperados.
Actualmente están vendiendo en toda Argentina a través de sus redes sociales y tienda web, y lanzaron nuevos productos, como un balance board. Además, próximamente sale al mercado un skimboard y están diseñando el prototipo de un skate multilaminado de lenga. También venden en Uruguay hace un año, con muy buena repercusión: están por realizar el primer taller en Montevideo y reproducirán el modelo de negocio con madera y producción uruguaya. Lo mismo en México, donde recién están dando los primeros pasos.
Entre sus planes está lanzar nuevos productos de la línea agua, tierra y nieve y de accesorios e indumentaria. ¿El sueño? Tener una oficina-taller-escuela donde se puedan realizar talleres abiertos al público.