No era la primera vez que rescataba un animal herido: cisnes, patos, zarigüeyas, gatos, perros y palomas habían pasado por sus manos para ser rehabilitados y devueltos a su entorno natural o, en el mejor de los casos, dados en adopción responsable. Pero esa tarde mientras paseaba con su perro por el parque Oceanside de Nueva York, jamás imaginó que un pequeño insecto sería el protagonista de los próximos meses en su vida.
Se trataba de un saltamontes herido, al que le faltaba una de las patas traseras. "Pensé, esta pobre cosa, no puede saltar. Simplemente está arrastrando su cuerpo'', recuerda Chelsea Eulanio. Entonces, sin saber realmente qué hacer, puso su mano en el suelo y se dijo a sí misma que si el insecto saltaba hacia ella, lo llevaría a su casa para que allí se recuperara. El sonido persistente la hizo agachar y extender su mano y allí trepó el saltamontes.
La llamó Duncina y mientras caminaba de regreso a casa, se puso en contacto con un entomólogo para pedirle información y consejos para ayudarla. El experto le explicó que los saltamontes como Duncina viven de mayo a septiembre y luego mueren. Aunque un poco decepcionada, Chelsea sabía en su interior que Duncina podría lograr extender sus días en este mundo con sus cuidados.
Entonces consiguió un acuario de vidrio, que llenó de tierra, ramas, heno y alfalfa. También se aseguró de que Duncina obtuviera alimentos saludables, incluidos tréboles, maíz, hojas de hinojo, ananá, manzanas, bananas e incluso cereales. Poco a poco, Chelsea se encariñó con el saltamontes y comenzó a interactuar cada vez más con ella y a subir videos en las redes sociales. Incluso la madre de Euliano se apegó a Duncina. "Al principio, mi mamá me dijo: no puedo creer que tengas un bichito. Pero sin darse cuenta también empezó a tener gestos de afecto hacia ella, iba al supermercado y cuando regresaba decía: traje hinojo para Duncina'".
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Pasaron los meses y, un buen día, Chelsea encontró a Duncina en el momento justo en que estaba poniendo huevos dentro del terrario. Decidió sacar sus huevitos al parque de la casa y los enterró para que tuvieran chances de sobrevivir. Además, cuando llegaron los días más cálidos también llevó a Duncina afuera para que tomara aire fresco. Para sorpresa de su cuidadora, el saltamontes puso aún más huevos y los enterró ella misma. "Por lo general, cuando ponen huevos es porque anuncian el final de su vida útil", dijo Euliano.
Pero Duncina no falleció de inmediato. Pasó septiembre, octubre y la mayor parte de noviembre. Hasta que a mediados de ese mes todo llegó a su fin. "Tenía una boda ese día, me desperté y la alimenté. Me estaba preparando, y siempre miraba hacia atrás a su pequeño acuario. Ella estaba en la rama ... pero supe cuando la miré por última vez que ya se había ido. Realmente la extraño mucho".
Duncina cambió la opinión de Euliano sobre los insectos y las de muchos otros que les tenían miedo. "A mucha gente no le gustan los bichos y les tienen miedo. Pero una vez que me vieron en Facebook con Duncina cambiaron de parecer.
Mientras, Chelsea espera la primavera, cuando se suponen que los huevos de Duncina eclosionen. "No sé si alguna vez veré a los bebés, si alguna vez los veré en el jardín. Pero estoy esperando y no pierdo las esperanzas".
Fuente: The Dodo.
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