La Morada
La Morada es un museo de la argentinidad, por su decoración y su comida. Abunda en objetos retro que remiten a infancias pasadas, con más y más personajes creados por Manuel García Ferré (Super Hijitus y sus secuaces), muñequitos de los chocolatines Jack, latas de galletitas, botellas de vidrio de leche y fotos de revistas antiguas. Incluso hay una caja registradora de los años 20 y un teléfono de la época de Entel.
Del lado de la comida, la estrella de la casa son las empanadas: la masa se prepara cada mañana con huevos y un concentrado de vegetales rehogados, y se rellena con carne cortada a cuchillo y papa condimentada con comino. "Las empanadas son suaves, pero me pidieron alguna picante. Hicimos pruebas hasta que llegamos a la Pikachu, nuestro diferencial: con dos tipos de quesos, ají locoto y pimienta de cayena", explica Carlos Bernal, quien inauguró el primer local de La Morada en 1999, en Larrea y Juncal, y unos años después el de Monserrat. Ofrecen además locro, ensaladas y milanesas. Para beber, cerveza y vinos que también salen en copa. Ideal pedir un Torrontés de ese norte donde la empanada es la reina.
Larrea 1336, Barrio Norte, e Hipólito Yrigoyen 778, Monserrat. Barrio Norte: lunes a sábado mediodía y noche. Monserrat: lunes a viernes mediodía/ 4821-6349 y 4343-3003/ www.lamorada.com.ar / @lamoradacocina
Inmigrante
Un bodegón moderno de tradición ítalo-porteña con mirada y calidad actuales. Así se define lo que hace Leandro Di Mare en Inmigrante, su primer emprendimiento, al que llegó después de una larga experiencia en cocinas ajenas, incluyendo el reconocido Tarquino, comandado por Dante Liporace. "Lo que me gustaba cocinar y comer era lo que preparaban, sin ser profesionales, mis abuelos o mis padres. A eso le doy mi impronta con técnicas modernas, como las cocciones a temperatura controlada y al vacío", explica.
Platos que suenan conocidos, pero con un guiño que los hace únicos. Los ejemplos se ven en el menú de noche, y en el del mediodía, que acaban de inaugurar: un revuelto gramajo elaborado con huevo a baja temperatura, arvejas salteadas en ajo, jamón al kamado, cebolla morada encurtida y papas rejilla; la simple milanesa de pollo que sale con tallarines al pesto de palta y limones grillados; unos ñoquis de sémola, con pomodoro de tomates orgánicos, parmesano, alcaparras y almendras; o una tiernísima palomita braseada por cuatro horas con puré de papas con manteca ahumada. Esto es parte de una carta repleta de carnes, pescados, embutidos, provoletas y varios etcéteras. Imperdible el final con flan de… ¡20 yemas!
Cabrera 4667, Palermo/ Martes a sábado de 12.30 a 15.30 y de 20 a 24, domingo de 12 a 15.30 / 2083-2220/ www.inmigrante.com.ar/ @inmigrante.restaurante
El Bohemio
Ahí, en el límite entre los barrios de Villa Urquiza y Villa Ortúzar, en una zona de enorme transformación arquitectónica, El Bohemio ofrece una pausa necesaria y bienvenida. Esta casona antigua, inaugurada por la nutricionista Carla Porto en 2014, fue cambiando de impronta: comenzó con una idea de cocina saludable para terminar elaborando comida casera, con alma de bodegón y precios amigables.
El Bohemio abre todo el día. De mañana y tarde recibe con desayunos y meriendas, desde los más simples hasta el Energético, con tostadas de pan brioche, huevos revueltos, panceta ahumada, queso crema y mermelada. Al mediodía seduce con dos menús, el Laburante y el Bohemio, que por un par de billetes permiten salir con la panza llena y el corazón contento. Pero lo mejor se ve a la noche, con esos platos que tocan la fibra nacional: empanadas de cordero, provoleta, tortilla de papas, milanesa a caballo, algunas pastas como los sorrentinos de mozzarella, provolone, espinaca y almendras, bife de chorizo y la gruesa costeleta de bife ancho servida con hueso. Para beber, vinos elegidos de pequeñas bodegas al precio de una vinoteca. Un lugar precioso que le recuerda sus raíces a un barrio que se modernizó en apenas un par de años.
Donado 1802, Villa Urquiza/ Miércoles a lunes de 9 a 24/ 6699-7209/ @bohemio1802
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