Un estudio canadiense demostró que lo que se consume durante la gestación tiene impacto en el bebé
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No tiene ningún valor nutricional y, en exceso, se deposita como grasa en el tejido adiposo en el cuerpo. Son conocidos los efectos adversos que el consumo sostenido en el tiempo de azúcar conlleva: aumenta el riesgo de sobrepeso u obesidad, promueve las caries dentales, la diabetes, la hipertensión arterial y la enfermedad cardiovascular. Por este motivo desde hace décadas se instaló el concepto de que los edulcorantes son la mejor alternativa para lograr un sabor dulce en el café, el mate, el té o en una gaseosa y que, además, ayudan a disminuir el peso corporal. Unos años después, el concepto “evolucionó” a que ayudaban a mantener el peso corporal, y por ende, no aumentarlo, por lo que fueron masivamente incorporados como una opción “saludable”. ¿Pero, son tan buenos?
A veces es muy difícil cambiar un concepto estratégicamente instalado por el marketing, pero es importante decir que los edulcorantes no hacen bien a nuestro cuerpo. De hecho, son responsables de aumentar el riesgo de sobrepeso, obesidad. Pero también el riesgo cardiometabólico, de acuerdo a un estudio científico publicado en 2017 en la revista CMAJ y realizado por investigadores de la Universidad de Manitoba, Canadá luego del análisis de más de 400.000 personas.
Grasa, inflamación y herencia
Aunque no debería llamar la atención -ya que el cuerpo es una máquina perfecta que está diseñada para procesar (metabolizar) sustancias naturales-, todo lo que no cumple este criterio, la célula lo intenta en el máximo de sus posibilidades, pero como no logra hacerlo completamente, lo deposita como grasa en el tejido adiposo. A su vez, los edulcorantes causan irritación de la microbiota (flora bacteriana del colon) y generan inflamación crónica por parte del sistema inmune (80% localizado en la microbiota), mecanismo conocido como disbiosis que está comprobado que es el origen de múltiples enfermedades crónicas.
El grupo de investigadores canadienses publicó un nuevo estudio científico en la revista International Journal of Obesity en mayo de 2020 y demostró que los hijos de las embarazadas que consumen edulcorantes todos los días durante los 9 meses de la gestación, a los 3 años de edad desarrollaron sobrepeso u obesidad. Estos cambios originados durante el embarazo con un efecto a largo plazo en los hijos son el resultado de un efecto epigenético, o sea, un efecto externo que causa un cambio en la expresión de los genes (sin una mutación o sea sin cambiar las letras del genoma) del bebé, y permanece pegado al genoma. Son las “etiquetas epigenéticas”.
Los hallazgos se hicieron luego de estudiar a casi 2.300 embarazadas con un seguimiento de 3 años. Los niños con obesidad fueron los nacidos de madres que informaron el consumo diario de bebidas endulzadas artificialmente, como las gaseosas light o cero (sin azúcares) o quienes usaron diariamente edulcorantes no nutritivos (su sigla en inglés NNS) en café o té.
La Dra. Meghan Azad, profesora de la Universidad de Manitoba y autora del reciente estudio científico expresó “los edulcorantes NNS no aportan ningún beneficio nutricional, y si se convierten en un hábito, podrían potencialmente ser dañinos. Las bebidas sin azúcar, como el agua, son la mejor opción “.
En 2017, investigadores del Instituto Nacional de la Salud (NIH), Estados Unidos llegaron a un resultado similar publicado en la revista International Journal of Epidemiology. En este estudio analizaron a más de 900 embarazadas con sus hijos con un seguimiento de hasta 7 años. Los niños nacidos de mujeres que tenían diabetes gestacional y bebían al menos una gaseosa endulzada artificialmente (“light / baja en calorías” o “sin calorías/azúcares o cero”) por día durante el embarazo tenían mayor sobrepeso u obesidad a los 7 años, en comparación con los niños nacidos de mujeres que tenían diabetes gestacional y bebían agua en lugar de gaseosas endulzadas artificialmente.
¿Cuáles son los edulcorantes no nutritivos (NNS) que han sido aprobados para el consumo?
- aspartamo
- acesulfame de potasio (k)
- extracto de fruta luo han guo (fruta del monje)
- neotame
- sacarina
- stevia (estevia)
- sucralosa
- advantame
El ADN de tres generaciones
Estos estudios científicos demuestran que lo que se consume durante el embarazo tiene impacto en el bebé a través de mecanismos epigenéticos, inclusive como es este caso, que está instalado el concepto de que los edulcorantes son una opción “más sana” para evitar el azúcar. Algunas etiquetas epigenéticas presentes en el genoma, permanecen en su lugar a medida que la información genética pasa de generación en generación, un proceso llamado herencia epigenética. Eso significa que nuestra herencia no solo está conformada por nuestro ADN sino también por estas etiquetas epigenéticas.
En una embarazada encontramos una gran demostración de cómo los factores ambientales influyen en el ADN de tres generaciones al mismo tiempo: el ADN de la madre (1era generación), el ADN del bebé (2da generación) y el ADN de las células reproductoras del bebé (óvulos o espermatozoides, 3ra generación). Por lo tanto, las decisiones que tomamos con nuestra vida van a impactar en el cuerpo de nuestros futuros hijos. Este es uno de los motivos biológicos que demuestran que el comportamiento de la madre tendrá una consecuencia en su futuro bebé.
A una mujer que está planificando ser mamá o está embarazada, los médicos le explicamos que las toxinas afectan el desarrollo del bebé y por ende, su ADN. Por este motivo, prohibimos el cigarrillo y el alcohol, dos de las noxas más conocidas con demostrados efectos negativos en el bebé. Siguiendo este concepto, ¿por qué no empezamos a prohibir el uso de los edulcorantes y gaseosas durante el embarazo o durante la etapa de planificación familiar?
El autor es médico (UBA), especialista en anatomía patológica (Universidad de Yale), especialista en patología molecular & genética (Universidad de Harvard)I Instagram: @dottojorge / jorgedotto.com
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