Elvira Sastre: "Es emocionante ver cómo los jóvenes vuelven a la lectura"
U na potencia literaria tremenda", así definió la escritora Rosa Montero a Elvira Sastre, la poeta que se alzó con el premio Biblioteca Breve de Novela por Días sin ti, su debut en prosa. Con un jurado deshecho en elogios, que tiene a Montero en las filas del premio que convoca Seix Barral, la joven segoviana de 27 años es representante del cambio generacional. "Su trayectoria en redes sociales, luego en poesía y ahora en narrativa demuestra que el texto literario está por encima del soporte", destacó Pere Gimferrer, poeta, narrador, ensayista y traductor.
Conocida por su vertiente poética con obras como La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida (Ediciones Continente), Aquella orilla nuestra (Alfaguara), Ya nadie baila (Valparaíso) y 43 formas de soltarse el pelo (Lapsus Calami), Sastre cuenta que el origen de su primera novela lo encontró en uno de los versos que narran la pérdida de una historia amorosa, publicado en su segundo libro, Baluarte (Valparaíso). Considerada en Hispanoamérica parte de un fenómeno literario, el diario El Espectador en 2015 señaló: "Sastre es a la poesía lo que los Beatles al rock. Al menos, en las pasiones que despierta en sus seguidores". La segoviana es una las caras más visibles de un grupo de poetas cuya voz visceral, desgarradora y de gran intensidad encontró en las redes sociales un aliado a la hora de trazar su camino. Días antes de volver a visitar el país (el año pasado fue una de las invitadas más convocantes en la Feria del Libro), donde presentará su recital de poesía junto con Andrea Valbuena y participará en el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, en el panel Poesía y Diversidad Cultural, que contará con la presencia de Joaquín Sabina. La escritora confiesa estar más que entusiasmada por el encuentro: "Me parece de lo más interesante –confiesa–, tengo muchas ganas de escuchar a los autores que participarán. Creo que se puede aportar mucho contenido de interés, opiniones diversas y discusiones provechosas y necesarias".
–Entre los tantos debates, podemos decir que la relación que existe entre la poesía e internet no es una discusión saldada.
–Creo en lo positivo de debatir siempre sobre cualquier cosa y en extraer conclusiones, cada uno las suyas, igual de válidas. Lo que ocurre en este caso es que la base está confundida.
–¿En qué sentido?
–Se critica a los "poetas de las redes sociales", cuando las redes sociales son el medio que utilizamos algunos poetas que coincidimos en espacio y tiempo; y en ningún caso definen un estilo, o al menos así me parece a mí. Me siento cercana y me siento lejana a algunos de los autores con los que comparto el medio de expresión. Considero que lo que define el estilo de cada autor son las lecturas, sus referentes, que al final es lo que resulta en la voz de un poeta. En ese caso, hay muchos autores que se nota que solo se leen entre ellos y que no tienen un interés más allá de eso, ya que resulta en muchos casos en versos casi copiados, vacíos de contenido, que no cuentan nada nuevo. Eso en redes abunda, pero imagino que fuera de ellas también; lo que pasa es que no es tan visible. Criticar a los poetas por el medio en el que se expresan y comparten parte de su trabajo es un error que limita mucho la visibilización de los distintos estilos de poesía que abundan en la literatura.
–Son muchos los prejuicios que existen alrededor de la poesía y lo que se lee en las redes sociales. Sin embargo, pareciera que se logró acercar a los lectores a este género.
–Sin duda, yo misma lo he vivido con gente de mi edad. Cuando estaba en el instituto, a nadie le interesaba la poesía. Ahora voy a dar charlas a aulas y rara es la clase que no tiene un número importante de alumnos interesados en la poesía, ya sea en su lectura como en la escritura. Las redes han conseguido que llegue la poesía a gente que desconocía que le gustaba, y eso es una maravilla.
–¿Por qué creés que la gente no se acercó antes a la poesía? ¿Por desconocimiento?
–Desde luego. Uno se queda con los autores que te enseñan en clase, a menudo de siglos pasados, de corte clásico y de temática alejada. Es imposible pretender que eso le llegue a un porcentaje alto de adolescentes que nunca se han acercado a la poesía. Se creen que no hay más, así que no buscan. Haría mucho bien enseñar a Ángel González, a Alejandra Pizarnik, a Luis García Montero, a Idea Vilariño. Seguro que los alumnos no querrían que acabara jamás la clase.
–Pensando en tu participación en el Congreso: en el análisis que se realizará sobre el futuro del español, ¿cuánto creés que los medios digitales han modificado nuestra lengua?
–Como filóloga, me doy cuenta de los cambios. Hay algunos que son evidentes y nos acercan, por ejemplo, al inglés: la supresión de los signos de interrogación y de exclamación de apertura es un ejemplo. Hace unos años, con la aparición de los SMS, también percibí una caída de la ortografía por la necesidad de suprimir caracteres bastante peligrosa, pero tiempo después eso ha mejorado y ya no hay tantas faltas de ortografía.
–¿Cómo impacta en la obra escrita?
–No debería impactar en ningún modo, ya que el folio en blanco no pone restricciones, pero imagino que aquellos que escriben desde las redes y solo en las redes pueden caer en el mensaje excesivamente breve. Hay que seguir cuidando todo eso.
–¿Es posible imaginar una escritura que adopte el idioma de las redes sociales, los chats...?
–Creo que en la literatura cabe de todo, y tratar de limitarlo a un único estilo es inútil y contraproducente. Si el hecho de publicar libros que utilicen ese idioma consigue que un nuevo público se acerque a los libros, entonces bienvenido sea. Seguramente esos lectores luego den el salto a una escritura más elaborada y puedan seguir aprendiendo.
–¿Considerás que las redes sociales incentivaron a que los jóvenes lean y escriban más?
–Sin duda, la escritura en redes se ha convertido en una especie de diario público. Es emocionante ver cómo los jóvenes vuelven a la lectura y la escritura y les dan el valor que merece. ¿Qué importa si se hace bien o se hace mal? Lo importante es que sirva, tanto al que escribe como al que lee.
–En el último año, un tema de discusión fue el lenguaje inclusivo. En tu cuenta de Twitter, escribiste: "La inclusión, que sí creo extremadamente necesaria, no parte de las palabras, sino del discurso. Cambiar un idioma me parece algo muy peligroso. Es mejor aprender ortografía y retórica para poder defender un alegato por la igualdad". ¿Por qué creés que es peligroso?
En España no está tan en alza aún, no tanto como en la Argentina, por lo que no tengo información suficiente como para poder establecer de una manera categórica mi opinión. Me parece peliagudo, en general, cambiar un idioma sin seguir unas reglas. Creo que lo suyo es cambiar las reglas primero y entonces usar el idioma de forma correcta.
–¿No creés que la lengua debe adaptarse a los tiempos que corren?
–Ahí es donde la lengua se adapta a los tiempos que corren. Lo que sí defiendo es que la política está en el discurso, en nuestro modo de usar las palabras, en nuestra manera de emplearlas para defender nuestros ideales, y ahí, en el discurso y en la intención, es donde está el cambio.
Traductora de formación (suyas son las versiones al español de la poética de Rupi Kaur o los Poemas de amor de Oscar Wilde), Elvira recuerda los momentos en los que junto a su padre, maestro de literatura, visitaba la biblioteca de su ciudad, donde tomó contacto con Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío. Era una lectora voraz, curiosa, y eso la llevó a los 15 años a abrir su blog Relocos y recuerdos, espacio en el que comenzó a exponer sus primeros versos, que ya daban pruebas de visceralidad.
–Hay quienes se atreven a hablar del "boom de la poesía"; la prueba está en que grandes editoriales decidieron publicar obras de nuevos talentos.
–La poesía está atravesando un muy buen momento desde hace ya unos años. Claro que puede seguir creciendo, aún nos falta mucho. Todavía hay lectores acérrimos de otros géneros, pero que se resisten a la poesía. Eso es una pena. Tenemos que seguir visibilizándola.
–¿Qué es la poesía para vos?
–Emoción, ganas, aprendizaje, desahogo, una puerta abierta.
–Se habla mucho de la libertad de tu estilo, en el que conviven el lenguaje coloquial con la poesía clásica y contemporánea. ¿Fue una búsqueda consciente?
–No hay nada consciente en mi escritura. Siempre lo he hecho por mí, de una manera muy pura y muy libre. Trabajo para que eso no resulte contaminado por la opinión ajena. He escrito según los autores que he leído. Mis lecturas son misceláneas, así que imagino que ese es el motivo. Siempre he defendido que cada libro publicado merece un respeto al lector, y eso significa que debe ofrecer algo nuevo, distinto, madurado.
Palabras reza el tatuaje que luce en su antebrazo izquierdo y confirma que en ellas encuentra un bálsamo, un aliado. "Escribir es un alivio. Desde adolescente me ha ayudado a comprender el mundo, tanto el interno como el externo. Sigue haciéndolo. Nadie me entiende como ella. Gracias a la poesía he aprendido a lidiar con la tristeza".
Inspirada en unos versos que narran la pérdida de una historia amorosa publicada en su segundo libro, Baluarte, Sastre se permitió indagar en sus propios fantasmas para crear su primera novela, Días sin ti, editada a comienzos de este mes. Contada a dos voces, la obra premiada narra una historia intergeneracional, en la que un artista encontrará refugio a su ruptura sentimental en la memoria de una historia de amor también rota que vivió su abuela en tiempos de la República y la Guerra Civil.
–¿Cómo fue sumergirte en la escritura de una novela?
–Fueron varios años en los que he aprendido mucho. No tiene nada que ver con la poesía ni con la disciplina. Para mí, la poesía es más libre, menos trabajada. La novela requiere trabajo diario y constancia. He dejado mucho de mí, la verdad, y espero que llegue al público y le guste.
En plan jam session, Elvira, junto con la también poeta Andrea Valbuena, subirá el miércoles próximo al escenario del Teatro Quality, en Córdoba; el 1º de abril, lo harán en el Teatro Astral, de Buenos Aires, y el jueves 4, en Plataforma Lavarden, Rosario. "Tenemos preparado un show distinto al que presentamos el año pasado –anticipa–, vamos a mezclar las luces con el sonido. Tenemos nuevos poemas y a mí me gustaría leer algún fragmento de la novela. Estamos ansiosas. Para nosotras, recitar es un acto íntimo y directo con el lector, en el que se crean sinergias y emociones muy bonitas e inolvidables. Estamos deseando poder compartirlas".
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