"Lo que me ha importado al escribir sobre Buenos Aires ha sido tratar de exaltarla, creándole los mitos de los cuales esa ciudad carece", dijo, alguna vez,Manuel Mujica Láinez, autor de la referencial Misteriosa Buenos Aires. Una vez más las palabras para pensar una ciudad que atesora enigmas, subterfugios recónditos. Rincones inasibles. O no tanto… Los túneles siempre despertaron fantasías. Relatos sostenidos en la historia real o en la fabulación. La construcción de mitos y leyendas acompañan a estos pasadizos subterráneos con mucho de misterio.
Con el imaginario literario a cuestas, atravesar el pórtico que da a la calle Defensa 755, en el corazón latente e inquebrantable de San Telmo, es sumergirse en un exquisito viaje en el tiempo para ahondar en los episodios fundacionales de la ciudad y descifrar los usos y costumbres de sus habitantes. Pero, fundamentalmente, para descubrir los túneles históricos que sobrevivieron al paso arrasador de la "urbanización" salvaje, esa que es impiadosa con el ayer. Se trata, nada menos, que de exponentes del sistema de desagües pluviales que escurría las aguas de lluvia hacia el cercano Río de la Plata, cuya costa era lo que conocemos como avenida Paseo Colón. Hoy, es posible recorrer esos pasadizos, que son verdaderas joyas de la infraestructura porteña, gracias a las visitas (en vacaciones de invierno y verano) que organiza el Ministerio de Cultura de la Ciudad a través de la Dirección de Patrimonio, Museos y Casco Histórico. Y gracias a la tarea de un apasionado y exótico porteño que rescató estas reliquias que estaban a punto de perderse por completo. Se trata de Jorge Eckstein, un empresario, Licenciado en Ciencias Químicas, que decidió devolverle a su Buenos Aires querido algo, bastante, de su patrimonio original. "Esto era, para muchos, un basural. Sin embargo, se trata, nada menos, que del pasado de la ciudad. Ese fue el comienzo de la aventura. Y, como toda aventura, se sabe cuándo comienza, pero no cuándo ni cómo termina. El Zanjón es el fruto del conocimiento y del accidente, porque también tuve mi cuota de suerte", reflexiona Eckstein, el director, alma y corazón de este proyecto, a todas luces, grandilocuente.
Aquella aventura a la que refiere Don Jorge, como cariñosamente todos los llaman, tiene que ver con la adquisición de tres solares cercanos que hoy conforman el complejo El Zanjón de Granados sobre las calles Defensa, Chile y el pasaje San Lorenzo, conectados, los dos primeros, por esos túneles desconocidos y misteriosos como la Buenos Aires de Mujica Láinez.
Realizar la recorrida por esos pasadizos es sumergirse, aunque ya sin agua, en una aventura que transporta al visitante a un viaje hacia el siglo XVl. Allá lejos, perdón, acá cerca y hace tiempo. "Cuando se tiene mi edad, se trata de dejar un ejemplo de cómo se deben mejorar las cosas", sostiene Eckstein sintetizando el espíritu, el motor, que lo impulsó, y lo impulsa, a llevar adelante su proeza, que es un verdadero legado para las generaciones venideras.
En la época en la que cumplían la función para la que fueron diseñados, eran arroyos en la época de lluvia y zanjones en la temporada de sequía. A medida que atravesaban propiedades privadas, se los rotulaba con el nombre de la familia que allí habitaba. Granados era el apellido de dos hermanas que vendían pastelitos y habitaban una finca atravesada por el zanjón en tiempos de la Revolución de Mayo. Hoy, se muestran como túneles. Un tesoro arqueológico tangible que bien podría ser el escenario para uno de los tantos cuentos de Manucho.
Las aguas bajan turbias
"En 1985, Don Jorge adquiere el lote sobre Defensa y, al poco tiempo, el que da sobre Chile. Por esas cosas del destino, ambos estaban conectados por el Zanjón, ese túnel que se encontraba debajo de las casas. El arquitecto que estaba trabajando en la restauración del predio, halló el túnel en el subsuelo. Estaba seco porque el arroyo había dejado de correr hacía mucho tiempo cuando, a partir de la epidemia de fiebre amarilla que azotó a la ciudad, se comenzaron a realizar obras de infraestructura y de saneamiento. Con el tiempo, esos cursos de agua comenzaron a direccionarse en busca de las nuevas cloacas y desagües de la ciudad. Funcionó hasta 1871, aproximadamente, que fue la época de la epidemia. Cuando se descubrieron los túneles, se convocó a arqueólogos para que realicen los relevamientos correspondientes y poder entender el significado y valor real de los mismos", explica Mariana Uberti, una de las guías especializadas del lugar y una de las colaboradoras más estrechas del aventurero propietario del predio.
El complejo se ubica en lo que fuera la última manzana de la zona sur de la ciudad fundada en 1580 por Juan de Garay. Esta séptima manzana era la última porque por ella corría un arroyo, uno de los tres que llevaban las aguas de los altos de la ciudad hacia el Río de la Plata. Estos arroyos se denominaban los Terceros y, el que fue descubierto en esta obra de recuperación arqueológica, se denominaba Tercero del Sur, y era conocido, en este tramo, como El Zanjón de Granados. Los edificios restaurados fueron construidos en el siglo XlX. Debajo de ellos se encontraron los tramos del desaparecido Zanjón con restos de cimientos, muros, pisos, aljibes y pozos ciegos construidos y destruidos entre 1730 y 1865. Durante el siglo XIX esta residencia fue originariamente una mansión perteneciente a una familia acaudalada española que devino en conventillo a principios del 1900. El solar de la calle Chile era ocupado, en 1738, por un portugués con 3 esclavos y hacia 1860 figura en un plano catastral perteneciente a la familia Davison.
Jorge Eckstein tiene una mirada profunda y muy personal sobre esta experiencia poco conocida por los vecinos del siglo XXl: "Va más allá de la memoria en sí misma, sino que tiene que ver con los valores fundamentales de una sociedad. No hay un solo valor, sino que coexisten, simultáneamente, miles de valores, porque un valor no debe suplantar a otro. Lo que permite eso se define con una palabra: conciliación. En la química, uno hace una conciliación de propiedades químicas. Y eso se puede observar también en la arquitectura con el pasado y el presente. No se trata solo de recuperar arquitectura, sino entender dónde están los valores fundamentales", explica gráficamente y apelando a su vocación original.
Había una puerta trampa que utilizaba, de niño, para bajar a esos túneles por los que llegaba caminando casi hasta lo que es hoy la avenida 9 de Julio ""
Ingresar por Defensa 755 no es solo toparse con el Zanjón, sino descubrir los vestigios de una construcción edilicia histórica sostenida por la intervención de la arquitectura actual que dialoga con ese pasado anclado en valores, en un ideario concreto. "Es uno de los pocos lugares desde los que se pueden acceder a los túneles de la ciudad. Cuando llovía, la ciudad de Buenos Aires quedaba dividida en varias partes debido a los zanjones. La partían al medio. Pero eran necesarios por ser los conductores del agua hacia el río que estaba a 150 metros de este lugar, en tiempos en donde no existía Puerto Madero", explica Sebastián Albertini, Guía Nacional de Turismo que desarrolla sus actividades en la Dirección de Patrimonio, Museos y Casco Histórico que depende del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad. En los edificios, además de los túneles, es posible apreciar objetos de aquella época que fueron restaurados y puestos en exhibición.
El complejo está conformado por paredes y elementos vívidos. Cada pieza cobija historia. No se trata de escenografías, sino de un apasionante relato escénico que permite reconstruir el Buenos Aires del tiempo aquel. Sin dejar librado ningún detalle, los elementos de la infraestructura actual, que permiten la conservación de las paredes y los objetos antiquísimos, se enmascaran entre las reliquias incunables sin producir ninguna interferencia en el lenguaje visual ni la narración histórica.
La biblioteca es uno de los rincones preferidos del director del lugar: "Es muy valiosa. Tiene acuerdos del Cabildo de 1608 y documentos para poder contar la verdadera historia de Buenos Aires, como el primer diario de Buenos Aires, El Telégrafo Mercantil, con dos ediciones dignas de leerse. Otras de las reliquias es el primer Edicto Municipal de Bernardino Rivadavia de 1822, donde habla del problema del agua en el Riachuelo. Son documentos del pasado que reflejan una situación semejante a lo que vivimos hoy".
Casa Mínima
Cruzando Defensa, frente al solar cuyos subsuelos contienen los acueductos, se emplaza otra construcción histórica que cobija una verdadera curiosidad: la denominada Casa Mínima. "Tiene mucha historia y mito detrás. Es toda una curiosidad la existencia de esta casa con menos de dos metros y medio de ancho. Realmente, llama mucho la atención", reconoce el guía Albertini. La peculiar vivienda es un desprendimiento de lo que fue una gran mansión. Con el tiempo, también se emplazaron allí desde una pollería hasta la famosa "Tanguería de Don Emilio". La propiedad fue adquirida en la década del ´90 para ser incorporada al complejo como una última etapa que finaliza el concepto general de este espacio. "La Casa Mínima se construye a principios del Siglo XlX. Fue parte de una construcción mayor, pero luego de las epidemias, como las casonas comienzan a fragmentarse, queda como unidad aparte. La leyenda cuenta que la habitó un esclavo ya independizado. Se decía que había sido un esclavo del General Urquiza. Lo cierto es que, en la zona, siguieron viviendo muchos afro descendientes, una vez abolida la esclavitud en 1853. La abuela de un vecino llamado Vaccaro, la llamaba ´La Casa del Esclavo´. Era una idea muy arraigada en el barrio", explica Mariana Uberti sobre la presencia de aquel esclavo liberto.
La minúscula vivienda conserva sus materiales originales de principios del siglo XVIII. Paredes de barro cocido y restos centenarios de viejo revoque. Inclusive, es posible acariciar los marcos originales de puertas y ventanas, y hasta una porción de persiana, intervenida con grafitis, que formó parte de la última parte de la construcción, antes de ser recuperada por Jorge Eckstein.
Anacleto, un vecino de 97 años, cuando observó que se estaban sacando escombros y poniendo en valor el lugar, consultó sobre la finalidad de la obra. Cuando se le explicó sobre la existencia de los túneles, exclamó eufórico: "Por fin los encontraron". Es que el anciano vivía sobre la calle Chile, en un conventillo, y en el piso de su pieza había una puerta trampa que utilizaba, de niño, para bajar a esos túneles por los que llegaba caminando casi hasta lo que es hoy la avenida 9 de Julio. "La gente nos acerca historias orales, material impreso, cartas", reconoce Uberti, sin dejar de lado la importancia de las leyendas y mitos urbanos que merodean en la zona. La existencia de fantasmas es uno de ellos. Parece que se hacen notar con diversos sonidos aunque, desde ya, no se hacen ver. O no tanto… "Una guía le consultó a un niño que realizaba una visita por qué miraba fijo a un determinado lugar, y el chico respondió que allí había gente. Pero lo cierto es que ese rincón estaba vacío", cuenta Uberti. Que los hay, los hay...
El valor del tiempo
La historia es un acto de resistencia. Una forma de entender el presente y organizar el futuro. En este sentido, Sebastián Albertini considera que "una ciudad que preserva lo suyo, es una ciudad con memoria y que aprende de su pasado. Lo que se conoce se protege. Cuando algo se tira abajo, nadie se acuerda. Gracias a la obra de Don Jorge, recuperar el Zanjón significa mantener viva la memoria, para que se pueda proteger".
En ruinas y tapiada, Jorge Eckstein adquirió la primera propiedad del complejo, que había funcionado como conventillo hasta los primeros años de la década del ´70, momento en que fue clausurado el edificio por no ser seguro para la habitabilidad de los vecinos. Fueron varias décadas de un trabajo que se continúa hasta hoy. Con la obsesión de los apasionados. Y la generosidad de los que desean transmitir valores y legados: "El tiempo no se puede comprar con dinero. El tiempo se compra con tiempo, pero la gente no quiere gastar su tiempo, quiere gastar el dinero. Ese es el problema del mundo actual. La experiencia es aprender con el error de los otros. Cuando no hay experiencia, se aprende con el error propio. En los pueblos sucede lo mismo. Las grandes desgracias llevan al aprendizaje. Y los grandes bienestares a la mediocridad, lo dijo Leonardo Da Vinci. Yo no imaginé tan lejos. Uno imagina lo inmediato. El camino se hace andando, uno va aprendiendo. Cuando se sale de la facultad, lo único que se sabe es cómo aprender. A la gente le faltan 70 años de vida para seguir aprendiendo, luego de la universidad. Y eso es lo que hago. Sigo aprendiendo. Hay una vocación de dar, no de recibir. Es un descubrimiento que hay que experimentar", concluye Jorge Eckstein quien se define tanto en sus valores como desde el trabajo que realiza en este verdadero tesoro de la ciudad. Un refugio de la historia. Un acto de rebeldía que le hace frente a la avasallante espectacularidad arquitectónica que, a veces, no tiene miramientos en avasallar el pasado. En el Zanjón de Granados se respira el valor de una narrativa arqueológica que remite a esa Santa María de los Buenos Ayres, así con "y", que se niega a ser sepultada por la Buenos Aires sin empedrados. Ese que esconde tantos misterios como los cuentos de Manucho.
Visitas
De manera particular, se puede visitar de lunes a viernes, y los domingos. Defensa 755, San Telmo, Buenos Aires, Argentina. Tel. (+54 11) 4361 3002. Informes: turismo@elzanjon.com.ar Visitas guiadas en español y en inglés. Tarifas preferenciales con descuento para residentes.
El Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires organiza, a través de la Dirección de Patrimonio, Museos y Casco Histórico, diferentes visitas por los espacios históricos de la ciudad, entre los que se destaca el Zanjón de Granados.
Próximas visitas en otros espacios de la ciudad:
Sábado 7 de septiembre de 10 a 12 horas: Pasajes de San Telmo y Montserrat. Salida: Bolívar 373.
Sábado 21 de septiembre de 10 a 12 horas: Pasajes de Avenida de Mayo. Salida: Avenida de Mayo 560.
Link para inscripción: https://www.buenosaires.gob.ar/cultura/patrimonio-de-la-ciudad/noticias/miradores-agosto19
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