¿El veredicto? Se trata de una ilusión óptica
Todos los días miles de personas tienen sensaciones visuales que no se corresponden con la realidad.
Es que la visión humana es un fenómeno complejo. La luz entra a nuestros ojos y llega a la retina si la cornea, el cristalino y los líquidos del ojo son suficientemente transparentes. La retina es una capa muy delgada que tapiza el interior de los ojos: es la estructura fotosensible que transforma luz en electricidad. Y este proceso por el cual se generan impulsos eléctricos que llevados a nuestro cerebro hacen que tengamos sensación de ver se llama fototransducción.
Las células que contienen cromóforos en la retina son los fotorreceptores, que se dividen en conos y bastones. Los bastones están por toda la retina, sirven para ver luz de cualquier color y percibir el movimiento. Los conos, por otro lado, son responsables de la visión de los colores, pero dentro de ellos distinguimos "subtipos" que se activan con la luz de diferentes colores, como azul, rojo o verde.
Los seres humanos somos todos diferentes y no hay motivos para pensar que nuestras retinas son todas iguales. Una ilusión óptica es una percepción de una imagen que difiere de la imagen objetiva. Muchas veces se producen por ver una misma imagen con distinto fondo o diferentes niveles de exposición de luz. Los fenómenos visuales dependen de eso, mezclados con nuestro humor y el entorno que nos rodea (intensidad de luz, fondo, monitores, etc.). Las cosas son, en definitiva, del color que las vemos, en el momento en que las vemos, bajo las circunstancias en las que estamos. Así que el veredicto es que la discusión del color del vestido es una ilusión óptica generada por una imagen probablemente sobreexpuesta que se afecta por el fondo. O sea: el mismo vestido se ve de distinto color de acuerdo con el fondo de la imagen.
El autor es médico oftalmólogo
Patricio G. Schlottmann