El último gran tabú universal
Advertencia: lo que va a leer probablemente sea lo más insoportable que alguna vez se haya escrito. La autora de Diario de un incesto es una poeta y periodista estadounidense. Ella fue violada por su padre cuando tenía entre tres y veintiún años. Protegida por el anonimato, publicó sus memorias (que ahora se editan acá) y que provocan desconcierto, por no decir inquietud u horror, en el lector. Es la confesión descarnada de una mujer que descubrió el sexo siendo niña y eso la dejó huérfana. Y además es la crónica de una relación ilícita que va del temor al deseo, y viceversa: "Mi padre sigue excitándome y sigue dándome miedo. Cada vez que pienso en él me pongo a cien. Haría cualquier cosa que me pidiera. Quiero complacerlo, pero también matarlo".
Una niña abusada no tiene adonde ir. Ya adolescente y después adulta, a la narradora le gustaba el secreto que la hacía sentirse victoriosa sobre su madre y entonces buscaba a su padre ("como si para mí la experiencia erótica más sensacional fuese que me violara el hombre que me había dado la vida"). Esto es lo revulsivo del libro: la relación prohibida finalmente es consensuada y hasta deseada. El Diario de un incesto fue un pequeño gran fenómeno editorial en los países donde se publicó y narra un derrotero tan abrumador de atrocidades disimuladas bajo la tensa placidez familiar que, aun verosímil, el lector anhela que no sea verídico (por el bien de la autora). Pero sus editores estadounidenses, los muy reputados del sello Farrar, Straus and Giroux, dijeron que están absolutamente seguros de la autenticidad de estas memorias aunque no develaron cómo contactaron a la escritora ni quién es. En 120 páginas encuadernadas entre tapas duras y negras, ella desnuda su alma y relata con crudeza todo lo vivido ("el Diario de un incesto provoca una incomodidad severa: ¿hay alguna parte que disfrutemos leer?", se cuestionaron en la revista The New Yorker), aunque lo más contundente es la progresión dramática: los síntomas cada vez más agudos del síndrome de Estocolmo de alguien que anhela los castigos de su verdugo.
Si es cierto que el sexo entre padres e hijos es el último tabú universal común a todas las culturas (tanto que tiene una santa propia, la mártir irlandesa Dimpna, patrona de las víctimas del incesto), aquí la autora pone en negro sobre blanco aquello que nos resulta intolerable. "Claude Lévi-Strauss escribió que la principal diferencia entre animales y seres humanos radica en la prohibición del incesto", dice, y a continuación se pregunta: "¿En qué me convierte esta afirmación?".
LISTAMANÍA: Cinco obras universales sobre el incesto
- 1. Edipo rey. La tragedia seminal de Sófocles que representa un tabú ancestral: el del hombre que mata a su padre y posee a su madre.
- 2. La niña sin manos. Una fábula del folklore alemán sobre una niña que se corta las manos para parecer monstruosa a su padre y disuadirlo de que se case con ella.
- 3. Bestia peluda. Los hermanos Grimm y un horror familiar: un rey queda viudo y se obsesiona con su sobrina como sustituta de la reina fallecida.
- 4. Piel de asno. Un cuento de hadas de Charles Perrault en el que otro rey viudo se convence de que la única mujer que merece desposar es… su propia hija.
- 5. El incesto. La escritora francesa Christine Angot puso en palabras la prohibición universal: ¿qué pasaría si cruzara la línea y sedujera a su padre?