Crearon una página a modo de guía para los que disfrutan del buen comer, lo hacen para ayudar pero algunos no les creen.
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Se reconocen como fanáticos de salir a comer a diferentes restaurantes, viajar, conocer otras culturas, probar nuevos sabores, compartir experiencias y ofrecer recomendaciones o guías para los que comparten los mismos intereses. Tanto que, un buen día, después de advertir que cada vez que desayunaban, almorzaban, merendaban o cenaban tomaban fotos y compartían una reseña del lugar, podían convertir esa pasión en un hobby que creciera. Fue en ese impulso por compartir que pronto los comenzaron a invitar de diferentes espacios gastronómicos para que probaran sus propuestas y compartieran la experiencia en la página (@salttepper) que habían creado con mucho esfuerzo.
Brian Teper (30) y Natasha Finkel (33) se habían conocido en un viaje a Israel y fue tal la conexión entre ellos que pronto estaban recorriendo Europa tomados de la mano. Ese fue el inicio de la relación entre ellos, aunque siempre con un ingrediente extra: el buen comer que los acompañaba donde fuera que se trasladaran. “De hecho, todos los años planificamos un viaje distinto a un destino medio exótico y somos bastante aventureros. Hemos ido a India, Japón, China, Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam, Camboya, Indonesia, Sudáfrica, Estados Unidos y Europa”, reconoce Brian Teper.
Fue tanta la pasión con la que se dedicaron a su hobby, sí, el de comer y compartir lo que habían probado en las redes, que el éxito no tardó en llegar. “Siempre fuimos apasionados por la gastronomía y salíamos a comer afuera varias veces por semana. Particularmente a probar distintos lugares de sushi. Todo lo compartíamos en nuestras redes sociales, cuando todavía ni siquiera existían las historias de Instagram o los TikTok. Un día pensé en armar un perfil dedicado porque en mi cuenta personal solo subía comida y no quería que mis amigos me odiaran”, dice entre risas.
La idea era que su página funcionara a modo de guía o referencia a la hora de salir a comer afuera. “Nos gusta orientarlo para ese lado, y no tanto para la crítica u opinión, porque el gusto en definitiva es subjetivo, y sería injusto que las personas se queden sin la posibilidad de vivir su propia experiencia. Y si hablamos de comida, a mí me pueden gustar ciertos alimentos que a otras personas no, entonces lo mejor es que cada uno pueda elegir adónde ir y qué comer”.
Seis meses que valió la pena esperar
Las invitaciones comenzaron a llegar sin parar. Y tuvieron que organizarse para poder cumplir con todos. Pero, sin duda alguna, desde 2015, el año en que empezaron hasta el momento, recuerdan todavía con mucha nitidez el día que visitaron 13 Fronteras en la ciudad de Buenos Aires. “Fue una experiencia con todas las letras. Su dueño y chef, Dave Soady, es un norteamericano que vino desde Washington DC a Buenos Aires en camioneta. Y en su viaje cruzó, justamente, trece fronteras. Entonces lo que él hace es contar su viaje y sus anécdotas a través de distintos platos que llevan al comensal por las distintas regiones o países, usando los productos característicos de cada lugar. Además, hace unas combinaciones de sabores muy locales, usando productos que uno nunca imaginarías. El lugar abrió hace poco en Palermo, sobrevivió a la pandemia y ahora tiene todo para romperla, es ideal para cita en pareja. Lo loco es que tardamos seis meses en coordinar la acción, la más larga de todas, porque ellos no estaban muy convencidos, y después de hacerlo fue un montón de gente de parte nuestra y ahora con Dave somos amigos y nos hablamos todas las semanas. Lo quiero mucho”.
De los viajes por el exterior, recuerdan cuando, de paso por Nueva York fueron a comer a Amigo, un restaurante de comida mexicana. “Como siempre que vamos de viaje nos gusta compartir en la página las cosas que visitamos y lo que probamos, subimos el contenido y el dueño nos escribió súper agradecido y diciendo que quería invitarnos a conocer su otro restaurante, que se llama Nai. Es una experiencia de alta cocina por pasos donde el cubierto sale entre 150-200 usd. A nosotros al principio nos dio un poco de pudor. Pero tampoco quisimos rechazar una invitación. Fuimos a comer finalmente y fue increíble. Estoy esperando que el dueño del lugar venga a visitar Argentina para poder invitarlo a comer”.
Las redes con doble cara
Pero no todo es color de rosas en el mundo de las redes sociales. Natasha y Brian reciben muchas críticas y comentarios por algo que ellos simplemente consideran un hobby. “Hay muchos mitos o prejuicios por parte de muchas personas con respecto a perfiles como el nuestro. Sospechan que nos pagan y por eso damos una recomendación positiva, también nos acusan de que pedimos platos en exceso y no comemos nada, que tiramos y desperdiciamos comida, que nos abusamos de los lugares, y un montón de cosas más que muchas veces están fundamentadas porque ciertos perfiles o personajes del rubro sí lo hacen. Y por ese motivo caemos todos en la misma bolsa. Como nosotros tenemos nuestras profesiones, lo único que buscamos es ayudar a los lugares y hacerlos crecer, que tengan más visibilidad, más alcance, y cada vez más personas los conozcan. Siempre buscamos la forma de ayudarlos, y también de cumplir con nuestros seguidores”.
Brian trabaja en sistemas y Natasha es anestesista. Con esos trabajos se ganan la vida, pagan sus impuestos, sus servicios, sus viajes y solo en los ratos libres se ocupan de crear contenido para su página. Además, se mantienen siempre cerca del Banco de Alimentos: allí hacen donaciones y acciones frecuentemente. Por ejemplo, hace poco la página “cumplió años” y organizaron un evento/pop-up junto a dos marcas amigas. Parte de la recaudación fue destinada al Banco de Alimentos: lograron donar más de 1.600 platos de comida.
“Para nosotros esto es un hobby y somos privilegiados de poder comer gratis en los mejores lugares, por eso es que cuando podemos, tratamos de ayudar, compartimos el material con los lugares por si les sirve para usarlos, y un montón de cosas más. Hay otros perfiles que por ejemplo le piden a sus seguidores ayuda o incentivo económico a través de plataforma como Cafecito, pero para nosotros eso sería muy injusto. Porque, si bien les estamos dando una guía, servicio o ayuda, nosotros somos lo que somos gracias a los comercios y a los seguidores”.
En cuanto a la dinámica de intercambio que lograron, aseguran que tratan de acordar con el lugar el formato que más les sirva o cierre. “Nosotros nos ofrecemos como una ayuda, como un brazo que les puede brindar más alcance y llegar a que más personas los conozcan. En nuestra vida privada nos cuidamos muchísimo con la comida, mantenemos una dieta sin gluten y sin azúcar, hacemos ayuno intermitente y muchos otros hábitos considerados saludables. Las salidas que hacemos por la página las usamos como el permitido, aunque siempre tratamos de mostrar las opciones más saludables, más coloridas y que reflejen bien la identidad del lugar. Siempre vamos por los platos coloridos, fotogénicos. Hay muchas veces que los lugares nos ofrecen una degustación armada, y si nosotros no comemos algo o preferimos otra cosa, lo comunicamos ya que lo último que queremos es que se desperdicie comida”.
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