Si bien las escenas de sexo LGBTI se están volviendo cada vez más frecuentes y variadas, hay una caracterización que se presenta en la mayoría y que se deben replantear nuevamente
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Las escenas de cama de My Policeman, la película de Michael Grandage sobre dos hombres en la década de 1950, cuando el sexo homosexual masculino todavía era un delito penal, llegaron a los titulares meses antes de su estreno.
Si bien se lograron avances en lo que respecta a la representación, mostrar a dos hombres teniendo relaciones sigue siendo un tabú cinematográfico. La película presenta varias escenas de sexo que, como en la novela de 2012 de Bethan Roberts en la que está basada, son tiernas, largas y genuinamente íntimas.
Sin ser demasiado explícito, Grandage no rehuye representar los actos sexuales de los personajes, particularmente durante su primer encuentro. El sexo es un vehículo clave para el desarrollo del personaje de la película.
“En My Policeman estamos lidiando con un período en Inglaterra donde el sexo gay era ilegal”, dijo Grandage a Louis Staples de BBC Culture.
“Quería asegurarme de que pudieran ver a estos dos hombres teniendo total libertad durante la intimidad, porque no podrían en ningún otro lugar”, cuenta su director.
Un largo camino
El cine LGBT recorrió un largo camino desde 1964, cuando Brock Peters interpretó a uno de los primeros personajes abiertamente homosexuales en la película estadounidense El prestamista.
En aquel entonces, la intimidad entre personas del mismo sexo y la desnudez en la pantalla eran impensables. Pero hoy en día las escenas de sexo LGBTI se están volviendo cada vez más frecuentes y variadas.
Junto a My Policeman, otra película LGBTI convencional que causó sensación en las últimas semanas es la comedia romántica gay Bros, que fue anunciada por su protagonista y escritor estrella Billy Eichner como un momento histórico para la representación gay en el cine, aunque la supuesta radicalidad fue cuestionada por algunos críticos.
La película presenta varias escenas de sexo, desde encuentros decepcionantes descritos como “sexo raro con extraños que no te gustan” hasta grupos que exploran las relaciones más allá de la monogamia y otras más sentimentales a medida que los protagonistas se enamoran.
El “propósito” de las escenas de sexo
Si el lanzamiento simultáneo de estas dos películas comerciales brillantes con un enfoque frontal de la sexualidad masculina gay es alentador, el sexo gay en la pantalla sigue siendo un tema polémico.
Algunos sienten que se lograron avances con más películas que lo muestran con relativa franqueza, pero otros siguen frustrados porque el cine masivo todavía le rehuye con demasiada frecuencia.
De alguna manera, esto es una consecuencia de un debate más amplio que estuvo ocurriendo recientemente sobre el propósito y la validez de las escenas de sexo en general en las películas.
Para Grandage, las escenas de sexo en My Policeman eran principalmente narrativas. “Quería que la intimidad hiciera avanzar la historia. Y no puedes hacer eso si te vuelves demasiado tímido o alejas la cámara”.
Clarisse Loughrey, crítica de cine de The Independent, está de acuerdo en que, idealmente, las escenas íntimas deberían hacer la historia más profunda. “Las escenas de sexo funcionan mejor cuando están al servicio de los personajes, la narrativa y el tono de la película”, afirmó.
Sin embargo, Richard Lawson, crítico jefe de Vanity Fair, también piensa que debemos tener cuidado de no volvernos demasiado prescriptivos sobre las escenas de sexo en las películas o puritanos sobre su razón de ser.
“En este momento estamos en este período en que las escenas de sexo tienen que impulsar la narrativa. Pero en realidad, también pueden estar ahí porque son sexys”, opinó.
Específicamente, las escenas de sexo LGBTI pueden usarse para decirle a la audiencia cómo se siente un personaje con respecto a su sexualidad o identidad.
Esta podría ser una de las razones por las que, dado que las investigaciones muestran que la cantidad de escenas de sexo en el cine masivo está disminuyendo en general, parece que la intimidad LGBT está desafiando esa tendencia.
Poca representación
Entre las audiencias LGTBI está la sospecha de que sus relaciones sexuales, particularmente entre hombres, son borradas o asépticas.
Grandage está de acuerdo en que las representaciones directas del sexo masculino gay en el cine fueorn demasiado escasas.
“A veces creo que se maneja bastante bien, pero otras se desvanece antes de que realmente suceda algo”, dijo. Los temores no son infundados. Por ejemplo, Llámame por tu nombre, con Timothée Chalamet y Armie Hammer, fue criticada por no presentar una escena de sexo entre sus dos protagonistas cuando sí la hubo entre personas de géneros opuestos.
También pasó con Bohemian Rhapsody, la historia de Freddie Mercury, acusada de borrar la vida sexual y romántica del músico con hombres y de ser una “versión moralista y aséptica” hecha para un público general, que presumiblemente incluía partes del mundo donde la homosexualidad es ilegal.
“Te quedas pensando, ¿es por la audiencia? ¿O por el cineasta?”. A lo que alude aquí es que la intimidad entre personas del mismo sexo puede ser víctima de presiones más grandes de la industria cinematográfica.
Por mucho que haya grandes expectativas de las audiencias LGBTI, que están ansiosas por ver más escenas de sexo, todavía hay oposición a contar historias estas historias en productos masivos.
No son raras las campañas de difamación contra películas con contenido gay. Pasó con Bros, pero también con Eternals de Marvel, destrozada en internet días antes de su lanzamiento de su lanzamiento en 2021 por tener a Phastos, un superhéroe gay.
Diferencias por género
Otra complicación es la diferencia en cómo históricamente se mostraron en las películas la intimidad entre personas del mismo sexo, según sean hombres o mujeres.
La académica B. Ruby Rich, editora de Film Quarterly, contó a la BBC que inicialmente hubo un rechazo del sexo lésbico en el cine por parte del movimiento feminista porque, como ella explica, “era una característica muy importante de la pornografía que se remonta a los años 70″.
Sin embargo, eso cambió lentamente con el auge de la representación lésbica. Una de las primeras escenas de sexo lésbico en el cine masivo en inglés se produjo en la película de vampiros El ansia (1983), de Tony Scott, muy heterosexual y muy masculina, con su episodio erótico entre Catherine Deneuve y Susan Sarandon.
Pero la siguiente década vio varias escenas de sexo lésbico en películas realizadas por cineastas lesbianas. Rich destaca Media hora más contigo (1985), de Donna Deitch, y el documental Nitrate Kisses (1992), de Barbara Hammer, como películas que presentan escenas de sexo lésbico innovadoras que fueron llevadas a la pantalla por mujeres y actrices pertenecientes a la comunidad LGBTI.
En 1996, The Watermelon Woman, una comedia-drama romántica escrita y dirigida por la cineasta estadounidense Cheryl Dunye, se convirtió en un hito en el New Queer Cinema, un término acuñado por primera vez por Rich que describe un movimiento en el cine independiente de temática LGBTI a principios de la década de 1990.
Fue elogiada por retratar sexo lésbico “realista” que no cosificaba a las mujeres involucradas. En el siglo XXI, desde Mulholland Drive ( “El camino de los sueños”) hasta Carol y Atómica, el sexo lésbico se representó cada vez con mayor frecuencia en las películas masivas, pero aún se siente la ansiedad sobre a quién están dirigidas esas escenas.
¿Para quién son realmente las escenas de sexo LGBT?
Ya sea que los personajes sean homosexuales, lesbianas o no, puede existir el temor entre las audiencias LGBTI de que su representación en el cine y la televisión masivos no se haga teniéndolos en cuenta.
Y la pregunta “¿para quién es realmente esta película?” va de la mano con los juicios sobre la representación de la sexualidad LGBTI.
A menudo se supone que las películas de esta temática que no muestran sexo, en particular aquellas que involucran a personajes masculinos homosexuales, están hechas para audiencias heterosexuales.
La decisión de hacer que los hombres homosexuales no tengan sexo -como cuando ocupan el estereotipo favorito de Hollywood del ‘mejor amigo gay’- a menudo se siente cínica, como si hubiera sido diseñada para evitar ofender las frágiles sensibilidades heterosexuales.
“Durante mucho tiempo, los hombres gay (en la pantalla) eran ruidosos, tontos y afeminados, y las lesbianas estaban ‘buenas’ y tenían sexo en la pantalla. Esa era la rúbrica”, expresó Lawson. “Cuando se trata de sexo, no hemos tenido tanta representación (sexual) como ellas”.
Ahora que las escenas de sexo entre personajes masculinos se están volviendo más comunes, se enfrentan a un mayor escrutinio. Esto se relaciona con un escepticismo más amplio sobre la naturaleza de las representaciones de la vida gay dentro del cine masivo.
Lawson, por ejemplo, piensa que hay demasiado énfasis en las narrativas de “salir del clóset” y las primeras experiencias de sexo gay.
Todavía es raro ver una película como Bros, donde ambos protagonistas son abiertamente gays desde el principio.
“Los filmes LGBT que no tratan sobre salir del clóset son realmente difíciles de encontrar. Y entiendo que salir del clóset puede ser una gran parte de la narrativa de una persona, pero no es la única parte”, acotó Lawson.
Sin embargo, la razón por la que las escenas de sexo en películas como My Policeman, Carol y Tierra de Dios funcionan tan bien, independientemente de sus diferentes narrativas, es que en todas ellas el sexo se siente franco y profundamente considerado artísticamente.
La intimidad se utiliza como una forma de explorar las relaciones entre diferentes personajes en diferentes momentos de sus vidas. Y en lugar de que el sexo aparezca en una sola escena altamente analizada y muy esperada, aparece en varias.
Grandage espera que estemos avanzando hacia una época en la que las cámaras “se queden y observen” cómo se desarrolla el sexo gay, en lugar de apartarse tímidamente de él.
Y parece que, lentamente, eso está sucediendo: ahora estamos viendo más escenas de intimidad LGBTI particularmente entre hombres que nunca antes.
Es más, a medida que el tabú que rodea las escenas de sexo gay en el cine masivo realmente comience a desvanecerse, es probable que haya una presión menos intensa para estas, y para los actores que las protagonizan, para articular una experiencia sexual LGBT con la que todos se relacionen o estén de acuerdo. Hay muchos otros tipos diferentes de sexo LGBT que aún tenemos que ver en el cine.
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