El small shopping conquista a los consumidores
"Shop Small" es el nombre de la iniciativa que, si bien en esta oportunidad duró tres días, fue capaz de resumir una tendencia del retail que lleva cocinándose unos cuantos años: la de volver al comercio del barrio para tener una experiencia de compra más cercana y amigable. Por eso American Express lanzó por segundo año en Argentina el programa que lo que hace, justamente, es conectar a los socios con los comercios de sus barrios, reforzando a la vez la impronta de jerarquizar el "local de la cuadra".
El lugar elegido fue esta vez Palermo, con epicentro en la plaza Armenia. Ahí tuvo lugar el 26 de abril la "Noche Shop Small" con bandas en vivo – como Miscellaneous, Sofi Marcoveccio y Andy Pomato- y más de 200 locales adheridos que ofrecían promociones especiales, descuentos de hasta 20 por ciento, happy hours y tres cuotas sin interés para quienes compraran con sus tarjetas American Express. Hubo un DJ truck instalado en la plaza, y otro photo truck en Armenia y Honduras, donde los asistentes podían sacarse fotos y llevarlas como un recuerdo de la velada.
En defensa de los "mom-and-pop stores"
Shop Small es en realidad el nombre de un programa global con el que American Express arrancó en Estados Unidos allá por 2010. La idea era apoyar a los comercios y tiendas independientes a través de diferentes ofertas y beneficios, y el éxito fue tal que al año siguiente generaron una segunda edición en la que participaron más de 100 millones de personas haciendo sus compras en estos locales. De ahí en más la firma organiza todos los años el "Small Business Saturday": un sábado al año que hasta el senado de Estados Unidos declaró como día oficial. El objetivo sigue siendo el mismo que al principio: crear más y mejores oportunidades para los comercios barriales, que en el país del norte dan en llamar "mom-and-pop stores" y que saben funcionar como uno de los más potentes motores de la economía nacional.
Hacia un comercio más experiencial
En mayo de 2018 la movida Shop Small llegó a Buenos Aires (desembarcando, más concretamente, en Recoleta, Martínez y el Bajo Vicente López) y se extendió también hasta Villa La Angostura tanto en la temporada de invierno como en verano. Este año la experiencia se repitió en Palermo, del 26 al 28 de abril.
"Shop Small aporta nuevos clientes, visibilidad, movimiento, nuevas alianzas", marca la diseñadora Josefina Ferroni, cuya zapatería homónima está en Palermo desde 2002. "Hoy están participando marcas chicas, en general de productos de muy buena calidad que están todos en este barrio, que es el que tiene la mayor cantidad de diseñadores de indumentaria de Buenos Aires", agrega. "Sea de día o de noche, Palermo siempre te da algo distinto, hay arte, hay comercios, moda, emprendedores, cervecerías", advierte por su parte Juan Castiglione, de Temple Craft Soho.
"Hace 19 años abrimos nuestra primera tienda en Palermo. La experiencia de compra empezó a modificarse hace dos décadas y cada vez se reafirma más. Antes, por ejemplo, era impensado hacer compras online. Hoy la gente prioriza su tiempo y el poco tiempo disponible quiere que sea de mejor calidad y más saludable, por eso eligen este barrio donde se conjuga placer y compras a cielo abierto. Como diseñadores elegimos una alternativa para diferenciarnos del mercado masivo como los shopping", dice Suami Delelis, diseñadora de Vevú.
Sea por cercanía geográfica o por su capacidad para ofrecer un asesoramiento personal infinitamente mejor, las pequeñas tiendas que hasta hace un par de décadas se consideraban condenadas al fracaso florecen hoy a ritmos insospechados. La tendencia demuestra que aun en un mundo hipertecnologizado, en el que todo parece pasar por las pantallas, los comercios del barrio son una parte del paisaje urbano de toda la vida que pueden ser ese resquicio en el que recuperar nuestra necesidad de contacto social.
LA NACION