Aunque al principio fue pensado como prototipo para un concurso convocado por la NASA cuyo fin era imaginar viviendas en la luna y en marte, a comienzos de la década de 1980 el arquitecto de origen iraní Nader Khalili descubrió un sencillo método de construcción que permitía levantar refugios en tiempo récord, sin contar con muchos recursos ni habilidades especiales. Partiendo de algunos conceptos ancestrales, hoy se lo considera pionero de un sistema constructivo conocido como Superadobe o Earthbag Construction (bolsas de tierra, en inglés) y que, literalmente, emplea tres materiales básicos: tierra, bolsas de polipropileno y alambre de púa. Nada más.
"Su proyecto fue ganador y, aunque no había premio alguno, con el tiempo él trasladó la idea de las bolsas - que originalmente se rellenarían con polvo lunar o el material de la zona – a un sistema de encofrado que permite rellenarlas o embutirlas con tierra y crear figuras arquitectónicas circulares. Los domos son de una gran resistencia y facilidad al momento de la construcción" cuenta Ramon Diaz, venezolano, diseñador gráfico y dedicado desde hace más de una década a construir y difundir los secretos del Superadobe en América latina.
Nuevas tendencias, técnicas ancestrales
De formas y diseños dignos de la literatura fantástica, el legado de Khalili se extiende en todas las geografías. Se trata de edificaciones con altas prestaciones térmicas y resistencia sísmica, plazos de obra cortos y costos más accesibles que las casas convencionales, entre otros atributos que las ubican entre las alternativas sostenibles del futuro. Además de haber sido fundador y director de la Fundación Geltaftan, este prestigioso arquitecto y humanista creó el Instituto de Arte y Arquitectura de la Tierra de California (Cal-Earth) para difundir su filosofía y técnicas de arquitectura con tierra. "Hoy la fundación dicta capacitaciones y asiste en la aplicación del conocimiento para resolver la construcción de refugios en casos de catástrofes y emergencias, también a quienes quieren desarrollar su vivienda. Creo que la bioconstrucción, la permacultura y todo este tema que algunos consideran como ‘nuevas tendencias’ son la evolución o adaptación contemporánea de técnicas ancestrales. Hay que ser nobles, permitir y adaptarse a lo antiguo y a lo que viene, que es la practicidad, lo funcional" agrega Diaz.
Pura tierra
"El sistema consiste básicamente en embutir tierra dentro de bolsas de polipropileno que serán nuestro encofrado, como el adobe o el tapial. Es el mismo concepto del manejo de recursos del lugar. En este caso, el embutido y acomodado de piezas de tierra sobre tierra, y tensadas con alambre, genera una estructura monolítica, sismorresistente y muro portante de gran resistencia. Estamos hablando de viviendas con paredes de un mínimo de 30 centímetros de ancho. Respecto de la calidad o el tipo de tierra, se puede utilizar cualquiera. Son todas funcionales, el asunto es conocer el desempeño de cada una para lograr su mejor rendimiento y prestación. Eso requiere de un estudio previo y, en mi experiencia, de agregados necesarios para su estabilización. En California se han hecho estudios para probar sus estructuras, que son 80% más resistentes a los sismos que las convencionales. Ninguna colapsó ni se tumbó. Las paredes no sufren los incendios, se puede dañar el interior, pero la estructura se mantiene, lo mismo en caso de inundaciones. De hecho, también se usan para hacer tanques y piletas".
Bolsas adentro
"En un punto la obra empieza a convertirse en una construcción común. Las bolsas son la estructura, ésta luego lleva las terminaciones tradicionales, más o menos costosas, dependiendo del gusto y las aspiraciones del propietario. Pueden levantarse viviendas más rusticas, pero también pueden hacerse pisos, techos, revestimientos y revoques con materiales sofisticados, según el estilo de vida. Los servicios, como la energía eléctrica y el agua, exigen la misma instalación que en una casa común, aunque admite energías alternativas".
Vivir en redondo
"Los seres humanos habitamos los espacios que nos dieron. No estamos acostumbrados a vivir en círculos, por mucho que sea más armónico e integrado. Nuestro entorno construido tiene formas cuadradas, pero estructuralmente el domo es más resistente y expresivo. El Superadobe se adapta a cualquier tipo de proyecto: redondo, cuadrado, hexagonal, hasta de dos y tres pisos, y tantas combinaciones de figuras como el usuario quiera. Hoy vemos edificaciones cada vez más atrevidas porque la resistencia muro portante es muy alta, y versátil. Una buena planificación hará que el diseño sea eficiente, ya que estamos trabajando con toneladas de tierra reposada, por lo que es clave su implantación en el terreno".
Cuánto dura
"Cuando afuera hacen 40 grados de calor, adentro de una habitación de Superadobe la temperatura se mantiene en 22 aproximadamente, por eso, en todo sentido, la tierra es un gran aislante y estabilizante térmico. Sin embargo, es mucho más eficiente como domo y ubicado en zonas áridas y secas, pese a que se está aplicando en regiones húmedas, lluviosas y frías. En ese caso es necesario tener presente el tipo de cubiertas e impermeabilizantes aptos para la zona. En Colombia, por ejemplo, llueve a diario, y se están haciendo domos integrando la tecnología del cemento y las resinas como aislantes hidrófugos, con mucho éxito".
Trabajo en equipo
"Instintivamente los seres humanos estamos en condiciones de construir nuestra casa, solo hay que querer hacerlo. El Superadobe es una técnica fuerte que requiere un grupo de personas para trabajar, no se puede hacer en solitario pues son toneladas de tierra que pasarán por nuestras manos, y que debemos acomodar con un sentido. La mano de obra no necesita ser calificada, en un punto, pero sí requiere una cuadrilla de cinco obreros como mínimo y la dirección de un experto en la técnica. Una casa de 50 metros cuadrados, por ejemplo, lleva mil metros de bolsa de polipropileno, y una estructura cuadrada debería terminarse en 20 días, sin contar con los acabados. En cambio, un domo de cuatro metros cuadrados, toma diez días".
Casi ecológico
"En el mundo de la bioconstrucción más purista, nosotros somos los ‘hermanitos feos’ porque usamos cemento (en pequeñas proporciones para estabilizar la tierra), alambre y polipropileno, elementos que van en contra de los principios sostenibles de quienes consideran que todos los recursos deben salir de la tierra. Creo que los nuevos bioconstructores estamos en un punto de adaptación y transformación, debemos considerar la capacidad de todos los nuevos materiales. Tenemos que dejar un legado. Esta es una técnica moderna y una alternativa evolutiva eficaz para atender la gran crisis de vivienda que sufre el planeta."
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