El secreto detrás de la tiara “desmontable” de Máxima: un reinado sin usarse y un diamante azul pálido
Se trata de una de las piezas más valiosas del joyero de los Orange; la piedra preciosa es de 40 quilates; data de 1800 y es usada en ocasiones especiales
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En su reciente viaje a Alemania, Máxima fue la primera royal en colocarse una tiara después del año y media de pandemia. El hecho fue una confirmación de la gradual vuelta a la normalidad de la nobleza del mundo. Pero, aunque lo anterior no deja de ser importante, aquí la noticia es otra: se trata de la tiara que eligió la argentina para la ocasión, que es una de las más significativas de su colección.
Llamada Stuart -como la dinastía Estuardo tal como la conocemos en castellano-, la tiara es una pieza encastrable de piedras preciosas. Como si fuera un juego de ladrillos de plástico, puede convertirse en una enorme corona o usarse en una versión más discreta que fue, justamente, como lo hizo la reina durante su visita oficial a Alemania.
De hecho, Máxima fue más allá en su audacia y utilizó parte de las piezas que componen la diadema como aros para crear el conjunto perfecto de diamantes. Es decir, además de bellísima, la tiara es una práctica pieza que permite adecuarse a cualquier ocasión real y que hasta ofrece otras formas de usarla como accesorio.
Curiosa de su funcionamiento, la reina de Holanda la usó en tres ocasiones versionándola de acuerdo con el nivel protocolar del evento. En 2018, durante una cena de gala ofrecida por los duques de Luxemburgo, Máxima la llevó puesta en su versión mediana y utilizó dos de sus diamantes redondos como aros haciendo un maxi uso de la pieza. Unos meses más tarde, la reina quiso lucirla en una cena en el palacio de Buckingham y así opacó todas las piedras preciosas del resto de las invitadas.
Se estima que se trata de la pieza más valiosa del joyero de los Orange. Su piedra principal es un espectacular diamante de color azul pálido de casi 40 quilates y de gran tamaño. De hecho, tal es su valor económico que la princesa Beatriz, la madre de Guillermo, nunca la usó en sus años de reinado. De acuerdo con los archivos históricos, la piedra preciosa fue comprada en 1690 por los reyes Guillermo III –príncipe de Orange- y María II, de la dinastía Stuart.
Durante más de dos siglos, el diamante fue utilizado como gargantilla y broche hasta que, en 1897, la reina Guillermina, bisabuela del actual rey, encargó incorporar la piedra a una tiara para el día de su coronación. Y así quedó por el resto de sus días. El diseño estuvo a cargo de Eduard Schürmann & Co. que le colocó 900 pequeños diamantes a su alrededor y la acompañó con un espectacular juego de collar y broche con forma de lazo, que Máxima utilizó la semana pasada en Berlín para volver a mostrar el esplendor de la familia real.
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