Se recuperó para evitar confusiones con otras cosas “criollas”, como la etnia, los estilos musicales y las tradiciones culinarias
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En el Hideaway on Lee, un bar de música en Lafayette, Luisiana (Estados Unidos), Cedric Watson cantó Oh, Bye Bye en el francés de Luisiana. La melodía siempre hace que la multitud se ponga de pie y baile enérgicamente los pasos que todos aquí parecen saber tan intuitivamente como pelar un cangrejo de río.
Watson tocó su acordeón Hohner marcando el ritmo con los pies, mientras su banda, Bijou Creole, tocaba la tabla de lavar (también llamada frottoir) y un ritmo intenso en la guitarra. Acto seguido, bailarines con sombreros de vaquero se arremolinaron alrededor.
Mientras el músico nominado al Grammy desaceleró el ritmo con una versión de blues de Ma Petite Femme, los bailarines comenzaron a danzar un elegante vals. Watson cambió el acordeón por un violín y pasó de cantar en francés de Luisiana al kouri-vini, un idioma en peligro de extinción.
Hoy, Watson es uno de los talentos más brillantes del género musical estadounidense zydeco.
Zydeco es la música tradicional de los criollos de color de Luisiana, el grupo étnico histórico formado por personas de raza mixta nacidas de colonos europeos y africanos en la época de la colonia en EE.UU.
Combina elementos de blues, R&B y soul, y utiliza técnicas de percusión que reflejan sus raíces afroamericanas y afrocaribeñas. Además del inglés y el francés de Luisiana, también se canta en kouri-vini.
Renacimiento
Watson es parte de un movimiento popular para revivir el kouri-vini, un nombre histórico para el idioma criollo de Luisiana que se ha recuperado para evitar confusiones con otras cosas “criollas”, como la etnia, los estilos musicales y las tradiciones culinarias.
El próximo álbum de Watson, que se lanza este verano boreal, estará cantado casi todo en kouri-vini. Hoy hay menos de 6000 personas que hablan el idioma, pero, a comienzos del siglo XX, era hablado por gran parte de la población criolla en las 22 regiones parroquiales del suroeste de Luisiana, conocido como Acadiana.
A este enclave cultural único en EE.UU. se lo llama a veces país de los Cajunes, pero mucho antes de la llegada de los acadianos francófonos, o cajunes, de Nueva Escocia en 1755, había una población mucho mayor de criollos de habla francesa, personas con raíces en Europa y África nacidas en Luisiana.
Gracias en gran parte a una generación de músicos dedicados a preservarlo, hay un renacimiento del kouri-vini. Watson, que toca en todo el mundo, se considera un embajador de la cultura y la lengua criolla.
“Cuando me uní a esta banda en 2011, solo me identificaba como afroamericana, pero ahora, después de años de viajes y aprendizaje, también me identifico como criolla”, dice Desiree Champagne, música de la banda de Watson.
“La importancia de preservar la cultura y la identidad es entender quién eres y de dónde vienes, de qué eres parte”.
El idioma de los mayores
El kouri-vini se originó en Luisiana, pero a comienzos de la década de 1900 se esparció más allá de sus fronteras hacia Texas, de donde es oriundo Watson, y él creció escuchando a familiares mayores intercambiando noticias del barrio en ese idioma.
A medida que se iban muriendo, Watson, que es afroamericano, se dio cuenta de que este idioma ancestral se iba muriendo con ellos. Así que comenzó a usar el escenario como una plataforma para revitalizar este idioma que está profundamente ligado al comercio trasatlánicode esclavos.
A comienzos del siglo XVIIl, las personas recién esclavizadas crearon una amalgama de sus idiomas nativos de África Occidental y el francés que los colonos usaban para comunicarse en las plantaciones de azúcar e índigo de Luisiana donde trabajaban.
“Es el primer idioma que hablarían todos estos africanos provenientes de diferentes tribus y sistemas de castas cuando fueron esclavizados”, señala Watson.
“Tenían estas lenguas pidgin que hablarían por un par de generaciones, pero finalmente se convirtió en un idioma organizado, que es el criollo (kouri-vini)”, cuyo nombre proviene de la pronunciación criolla de los verbos franceses “courir” (correr) y “venir” (por venir).
Idioma “inferior”
Hasta hace poco, el kouri-vini era considerado un idioma inferior, que hablaba la gente sin educación.
“La mayoría de las opiniones (...) sobre los idiomas y las variedades de idiomas son en realidad opiniones sobre las personas que los hablan”, dice Marguerite Justus, lingüista y especialista en desarrollo comunitario de Codofil (Consejo para el Desarrollo del Francés en Luisiana, por sus siglas en inglés). Tradicionalmente, la música zydeco se ha cantado en inglés, francés de Luisiana y kouri-vini.
“Si las personas que hablan un cierto idioma o dialecto son percibidas como de bajo estatus, entonces nos inclinamos a percibir su forma de hablar como de bajo estatus”.
Curiosamente, no todos los hablantes de kouri-vini eran de color. En los siglos XIX y XX, blancos -sobre todo niños- aprendían el idioma de los empleados domésticos de sus casas.
Decadencia y revitalización
El declive del kouri-vni comenzó con la compra de Luisiana en 1803. Cuando un naciente Estados Unidos adquirió el territorio de Luisiana, quienes no hablaban inglés sintieron la presión de aprender el idioma y la cultura del nuevo gobierno.
El kouri-vini recibió otro duro golpe durante la I Guerra Mundial, cuando hablar cualquier otro idioma que no fuera inglés era considerado poco patriótico. Hoy los habitantes de Luisiana están ansiosos por reclamar su idioma y hay movimientos para resucitarlo.
Durante la última década, un número creciente de adultos y niños han estado aprendiendo kouri-vini por internet. Louisiana Historic & Cultural Vistas ofrece cursos en línea de kouri-vini que se llenan rápidamente, en parte porque los jóvenes que crecieron escuchando a sus mayores hablar el idioma quieren adquirir fluidez.
Una nueva generación de hablantes de kouri-vini también está haciendo podcasts, presentando programas de televisión e incluso escribiendo libros en esta lengua.
Aunque solo tiene 20 años, el autoproclamado activista lingüístico Taalib Auguste empezó LA Créole Show en Télé-Louisiane, un canal en línea en Lafayette que promueve la cultura criolla.
Incluso escribió un libro en kouri-vini llamado Koushma (Pesadilla), inspirado en la historia de un hombre esclavizado que escuchó de sus abuelos.
Dado que el kouri-vini se transmitía oralmente, es un desafío escribir en ese idioma. No hubo un enfoque integral hasta que se publicó la “Guía de ortografía criolla de Luisiana” en internet en 2016.
Oliver Mayeux, lingüista e investigador de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, contribuyó a la guía y fue un actor clave en el resurgimiento del kouri-vini.
Su padre tenía antepasados criollos de Luisiana, por lo que a él le apasiona preservar el idioma que está tan estrechamente ligado a la identidad criolla. “La génesis de un nuevo idioma en las plantaciones de la Luisiana colonial es testimonio del hecho de que esas personas esclavizadas eran solo eso, personas. Personas con su propia cultura y tradiciones, esperanzas y sueños”, señala Mayeux.
“El idioma es un vínculo vivo con ese momento en el tiempo. Las historias de sus hablantes deben mantenerse vivas. Sus palabras deben recordarse”.
Todo para aprender
Mayeux y un grupo de colegas colaboraron en Ti Liv Kréyòl (Pequeño libro de criollo), el primer libro para quienes quieren aprender kouri-vini, publicado en 2020. Está ilustrado por Jonathan Mayers, un artista y poeta hablante de kouri-vini que trabaja para elevar la cultura y lenguaje criollos.
En estos días, la música zydeco es una de las mejores maneras para que los viajeros se encuentren con el kouri-vini en el suroeste de Luisiana. Las alegres melodías se escuchan por todas partes.
A Flannery Denny le gusta tanto la música zydeco que se mudó a Luisiana desde el norte del estado de Nueva York. “La música une a las personas a través de fronteras que tienden a dividir a las personas”, dice Denny. “En la pista de baile, la edad, la geografía y la política no importan. La gente se dedica a disfrutar el momento”.
Corey Ledet, cantante principal de la banda Corey Ledet & His Zydeco Band, es otro músico afroamericano nominado al Grammy dedicado a mantener vivo el kouri-vini. Se lo puede ver alrededor de Lafayette tocando en el Feed & Seed o en el Blue Moon Saloon.
Al crecer en Texas, Ledet a menudo visitaba a su familia en Parks, Luisiana, que hablaba kouri-vini, pero no se animó a aprenderlo Para volverse más competente, toma lecciones con Herbert Wiltz, uno de los fundadores de C.R.E.O.L.E Inc,, una organización sin fines de lucro que preserva y promueve la cultura criolla.
Ledet asiste a La Table Kreyol (“Mesa criolla”) de Wiltz, que ofrece oportunidades para que los alumnos practiquen conversación.
“Mi objetivo es tener la fluidez suficiente no solo para hablarlo, sino también para leerlo y escribirlo, de modo que pueda ofrecerlo a otras personas de forma gratuita”, explica Ledet. “Es muy importante mantenerlo vivo, porque definitivamente es parte de Luisiana”. Su próximo álbum, Médikamen (Medicamento), está totalmente cantado en kouri-vini.
“La música es mi medicamento”, dice. “Cada vez que me siento deprimido, me levanta el ánimo. Cuando la gente escucha zydeco, no importa lo que esté pasando en su vida; les pone una sonrisa en el rostro”. Él espera que también ponga algunas frases de kouri-vini en su boca.
*Por Tracey Teo
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