El pasado macabro de una propiedad que sus dueños no pudieron vender en cinco años
Ubicada en el sur de Gales, en ella funcionó un instituto mental y, también, un cementerio; los compradores, asustados.
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LA NACION
Los propietarios de un pequeño terreno ubicado en el sur de Gales, en apariencia apetecible para un proyecto inmobiliario, intentaron venderlo durante cinco años. Pero finalmente, al no encontrar un comprador, desistieron de su venta y lo sacaron del mercado.
En realidad, la falta de interés en la compra de ese pedazo de tierra de menos de una hectárea reside en que ese terreno, en el que ahora pastan caballos, tiene un pasado macabro, que pesa todavía en el presente, y lo hace muy poco tentador para cualquier negocio inmobiliario.
Es que en ese lugar, ubicado en la aldea Coity, en las afueras de la ciudad galesa de Bridgend, funcionó por muchos años como el cementerio donde enterraban, en tumbas sin nombre, a los internos de un hospital psiquiátrico de la zona.
De acuerdo al medio local Wales on Line, unas 2000 personas descansan eternamente en ese terreno, todos ellos pacientes del Hospital Parc, también conocido como el Asilo de Lunáticos del condado de Glamorgan.
Pero la negativa de comprar el terreno no radica tanto en cuestiones supersticiosas o relacionadas a historias de terror, sino en el hecho práctico de que quien adquiera esa parcela para alguna construcción de viviendas deberá antes exhumar los cadáveres y encargarse de enterrarlos en otro lugar.
De acuerdo a Dyfed Miles, jefe de la agencia inmobiliaria que tenía a cargo la venta del terreno, este predio era un lugar “verdaderamente desafiante” para quien quisiera adquirirlo y agregó que, si bien recibieron ofertas por el lugar, ninguna cumplió con la suma que solicitaban los propietarios.
Finalmente, y luego de un lustro de estar en venta, los dueños de lo que fuera el antiguo cementerio decidieron que ya no intentarían más encontrar un comprador, y retiraron la propiedad del mercado.
La historia del cementerio
El Asilo de Lunáticos -como se lo conocía vulgarmente- había abierto sus puertas en 1887, para hacer frente a la creciente demanda de asistencia psiquiátrica de la región. De acuerdo a lo que informa el citado medio, los pacientes que morían allí eran enterrados en tumbas sin nombre en el terreno que hoy no se puede vender.
De acuerdo al historiador Louvain Rees, los registros de entierro muestran que unas 2000 personas encontraron allí su postrera morada entre 1887 y 1958. Algunas tumbas, incluso, contenían múltiples cuerpos. Lamentablemente, esa era la forma más rentable que el hospital había encontrado para enterrar a sus muertos.
Francesca Woolls-Miles tiene una bisabuela que se supone que fue enterrada en el terreno. Para ella “es una noticia brillante” que ese predio ya no esté a la venta. Su bisabuela Catherine Saunders fue ingresada en el hospital en 1898 y murió allí en 1902, a los 53 años. “Habría sido un error radical” vender la tierra y exhumar los cuerpos, según la opinión de Woolls Miles.
La mujer también contó que los pacientes con afecciones de salud mental eran enviados a otro instituto para ese tipo de patologías, pero que luego el Hospital Parc los recibían si sus problemas eran crónicos o, simplemente para morir.
Woolls-Milles contó también que su bisabuela murió de cáncer en esa institución pero que, según investigó, sufrió otras afecciones antes de morir, como insomnio, depresión y delirios.
“Ella la pasó muy mal. Había una pobreza terrible en esos años. Hay 2000 historias, la de mi bisabuela es una sola. Algunos eran niños, otros muy mayores. Habían tenido una vida difícil en el Parc y merecen tener como mínimo un lugar de descanso como el resto de nosotros”, sentenció la mujer.
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