El otro tabú: las internas en los grupos de los hombres
"Chicas les mandé el mensaje preguntándoles si nos juntábamos a ver el próximo partido del Mundial en la casa de Caro. Les puse claramente: ‘Chicas, por favor voten por sí o por no’. Fui clara, digamos, en el mensaje, por sí o por no, pero arrancó la primera a decir ‘lo que opine la mayoría’, ‘me adhiero a lo que opine la mayoría’ siguió la otra, ‘yo también lo que opine la mayoría’ y resulta que me encuentro con 20 mensajes de las 30 que somos diciendo ‘lo que opine la mayoría’".
Durante el Mundial se viralizó este audio de WhatsApp (con su respectivo video animado realizado por el dibujante Gabriel Lucero) donde una chica se quejaba de lo difícil que era arreglar un plan con sus amigas. En el posteo de Instagram, aparecían mensajes de hombres que identificaban el asunto como un tema estrictamente femenino.
Quien tenga un amigo varón o novio sabrá que los grupos de muchachos también tienen sus conflictos e internas; sin embargo, sus problemas muchas veces son invisibles tanto al interior del grupo como en el imaginario social. Basta con ver una publicidad de cualquier cerveza donde retratan a los grupos de hombres como una fraternidad jovial y libre de asperezas.
Para Eleonor Faur, socióloga y coautora del libro Mitomanías de los sexos, los medios de comunicación y, en especial, los programas de chimentos son espacios que exacerban los estereotipos de género. "Creo que hay una cultura que habilita y legitima el poner en acto, mostrar, hacer públicas las rivalidades, conflictos o competencias entre mujeres, mientras que trata de esconder, al menos en los medios, las competencias entre varones que, por supuesto, abundan", puntualiza.
Matías Bruno, sociólogo e investigador del Centro de Estudios de Población, sostiene que el protocolo de la masculinidad exige mostrar al varón en cofradía con otros varones (similares) o trabajando en equipo por un objetivo común. "Pero si de conflictos se trata, la visibilidad pública es más complicada. En general, podemos saber que dos varones tienen un conflicto cuando interviene la violencia", agrega.
Las internas
A Juan Manuel (27) no le cuesta ni un minuto enumerar todos los problemas que existen en su grupo de amigos. "Cuando empezás a salir con otras personas, te hacen escenas de celos; si no los buscás en auto por la puerta del edificio aparecen asperezas entre algunos. Cuando estamos organizando un viaje a Uruguay, donde un integrante tiene una casa, empiezan las internas: que uno quiere ir en auto y otro en barco y así al infinito. Lo más gracioso ocurre cuando alguno pregunta en el chat ‘¿Quién está para salir a la noche?’ y se arma tal debate sobre qué hacer que finalmente no hacemos nada y terminamos todos peleados", relata indignado.
Matías (22), Fernando (23) y Luca (23) son ex compañeros de colegio secundario y están planeando una escapada para el próximo fin de semana largo. Ya reservaron la casa donde van a parar en Tandil, pero no avisaron sobre este viaje a los otros integrantes del grupo. "Tenemos ganas de hacer un tipo de plan bien tranquilo y a veces cuando están los otros se arman unas dinámicas que no están buenas. Por eso no queremos abrir mucho el asunto, pero estamos viendo cómo comunicarlo para que no se armen malentendidos", cuentan.
En los grupos de varones, los conflictos muchas veces operan de forma silenciosa. Débora Tajer, doctora en Psicología y profesora a cargo de la cátedra Introducción a los Estudios de Género de la Facultad de Psicología de la UBA, infiere el por qué. "Si bien hay una valoración positiva de decirse las cosas de frente, eso genera más conflictos, la gente se pelea más. Los varones evitan el conflicto precisamente porque ser varón en el patriarcado es una propuesta corporativa; y si vos formás parte de una corporación aprendés los modos del protocolo, por decirlo de alguna manera: que parte de lo que se trata es de formar parte sin confrontar, tomar las reglas del juego, bancarse los conflictos, la hostilidad y seguir adelante como si nada pasase. Hay algo de una propuesta de no ser conflictivo para formar parte", explica.
El bullying
El mecanismo que adoptan numerosos grupos para encarar un problema es el bullying. Para Tasio (28) es una manera de blanquear aspectos que molestan y ponerlos sobre la mesa. "Se dicen muchas cosas de esta forma para dejarlas explícitas. A veces, la persona lo capta y a veces no está dispuesta a cambiar", sostiene.
Santiago (31) coincide y agrega: "El código del bullying es también para el que lo sabe interpretar y hay un protocolo donde se respeta el bullying hasta que ese código se rompe, alguien no se banca eso y rompe con el grupo. Yo desde que cumplí 30 años elijo con quién juntarme y con quién no me junto más".
Recuerda que hace poco estaban organizando la despedida de soltero de un amigo, vía WhatsApp, y un integrante del grupo blanqueó que todo lo que circulaba por ahí se lo contaba a su mujer. "Le decíamos que no daba, que era algo entre nosotros. Todo se volvió súper hostil y el pibe seguía en su postura de que no contarle a su novia era como mentirle. La medida fue drástica: lo echamos del chat y no vino a la despedida".
"Algunos, por conseguir una carcajada, por pegarla y hacernos reír, son capaces de vender a la vieja y a veces la liga uno en el chiste y a veces otro; está bien, a uno le toca a veces estar en ese lugar del bulleado", sostiene Federico (31), quien comparte grupo de amigos con Santiago.
El mano a mano
Así como no todos los grupos de hombres funcionan de la misma manera, también hay muchachos que buscan escapar de la modalidad de burla, chiste y hostilidad para encarar un problema. Tajer enfatiza en este punto: "Hay hombres a los que les interesan otras cosas y no se sienten representados en este tipo de grupos. Les importa la afectividad y tratan de promover espacios donde estas cosas se puedan decir".
Para Juan Manuel, no hay un problema a la hora de hablar de frente entre hombres, pero sí hay un tema sensible de personalidades. "A la gran mayoría de mis amigos les puedo decir las cosas en la cara, pero hay uno que quiero muchísimo, que es muy difícil. Hay muchas cosas que no le puedo decir de frente porque es un chabón que se lo toma muy mal, no lo reconoce y es muy jodido. Hay que ser muy sutil porque si no termina hasta siendo mala onda con uno. Creo que es muy importante no tanto qué decís, sino cómo lo decís", reflexiona.
Federico cuenta que puede haber un encuentro cara a cara con un amigo para encarar un tema que este provocando asperezas, pero siempre el grupo de WhatsApp es el primer lugar donde empezás a mostrar tu malestar. "En el mano a mano, le decís todo más edulcorado. A esa persona por más que en el chat la acribilles, la querés y después de hablar ya podés decir en el grupo ‘Yo ya hablé y ya le dije lo que tenía que decirle" y eso te permite jugar con el hándicap que vos ya le dijiste las cosas en la cara. No al sincericidio, sí a decirse las cosas y tratar de aprender a hablar mejor", concluye.
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