Y un día, también, puso su firma para jugar en la Liga italiana. El argentino de 16 años, el que fue el más joven que jugó en la Primera de España, sigue dando pasos largos en su carrera, ahora pasará a integrar el plantel de Lazio. Hasta 2023 tendrá oportunidad de lucirse en el equipo romano. El epílogo a este gran momento, ya lo vaticinaba.
Frente al Real Madrid de Zinedine Zidane, en un estadio vacío con aliento virtual, de visitante, lejos de su familia, con una derrota que empuja al descenso, en medio de una pandemia. Así fue el debut en la primera división de la liga española del argentino Luka Romero que, con solo 15 años y 219 días, se convirtió en el futbolista más joven de la historia del campeonato. Así fue de extraordinario, curioso, agridulce, raro, acorde a este momento inédito. Así fue.
Entró a 7 minutos del final en lugar del ghanés Iddrisu Baba cuando la suerte del Mallorca estaba sellada tras los goles de Vinícius y Sergio Ramos en el partido que se jugó el 24 de junio en el estadio Alfredo Di Stéfano, ubicado en Valdebebas, en la ciudad deportiva del club merengue.
Con 15 años, es el futbolista que debutó más joven en la historia de la liga española. Nacido en México y criado en España, es parte de una familia futbolera y trotamundos con raíces en Quilmes.
"Más que decirle cosas a nivel táctico, intenté tranquilizarlo. Le puse la mano en el pecho y puedo decir que el corazón le iba a 2000 revoluciones", graficó Vicente Moreno, DT del Mallorca, antes de retornar a Palma, la ciudad más importante de la isla balear donde el equipo juega de local.
"Creo que lo ha hecho bien en las tres acciones que ha participado con el balón y ha estado muy agresivo. Es un chico que tiene personalidad, seguro que va a crecer. Es un gran jugador, hay muchas esperanzas puestas en él", agregó.
En el poco tiempo que estuvo en la cancha con el 41 en la espalda, Luka desplegó algunas pinceladas de su talento, celebrado y conocido en los torneos infantiles y juveniles del fútbol local, tanto como enganche o recostado sobre la derecha. También ha demostrado sus cualidades en la Selección Argentina. El año pasado logró el subcampeonato sudamericano sub-15 que se disputó en Paraguay, en el que convirtió dos goles con una buena performance a lo largo de todo el certamen.
"Ha sido un momento inolvidable", posteó el jugador en su cuenta de Twitter tras alcanzar el récord. "Gracias a todo el cuerpo técnico y al Mallorca por haberme dado esta oportunidad. Nunca olvidaré este día. Fue una lástima perder, pero seguimos creyendo".
"Sentí algo especial, como que una parte del debut era un poco mío. Es un chaval con la cabeza bien puesta, lo conozco interiormente", dice Juanan García, exentrenador de Luka en la categoría cadete del Mallorca. "También es algo introvertido, pero en el campo se transforma. Es muy completo, tiene muchas facetas. Puede jugar en todas las posiciones del mediocampo para arriba".
Luka llegó al club en 2015 luego de haber participado en un reality show de fútbol para niños de 10 y 11 años que montó IB3, el canal de televisión autonómico de las Islas Baleares. En total se hicieron cuatro castings: dos en Mallorca, uno en Menorca y otro en Ibiza, que nucleaba a los que vivían en Formentera. Cada prueba se realizó en una cancha profesional dividida en ocho cuadrantes con diversos ejercicios y al final se enfrentaban dos equipos.
A cada casting fueron alrededor de 500 chicos. La producción eligió a dos exjugadores del Mallorca para seleccionar a los participantes. Uno de ellos fue Gustavo Siviero, que en Argentina pasó por Colón, Lanús, San Lorenzo y Newell’s.
"A Luka lo vi en Ibiza. Me llamó la atención como entendía el fútbol, como miraba y levantaba la cabeza", dice Siviero, en un bar del barrio Santa Catalina, frente a la Plaza Progreso, en Palma. "Entonces lo llamé a Carlos Sureda, en ese momento coordinador del fútbol base del Mallorca y le dije: «Carlos, vimos a un pibe que es una cosa impresionante. Informate porque es un crack, mirá que ya se probó en el Barcelona». Al tiempo me llama Carlos y me dice: «Venite al club mañana, Luka Romero viene a hacer la prueba». Fui con Miguel Ángel Nadal y Gabriel Vidal, dos exjugadores del club, pero estaba todo dicho. Luka estaba por encima del resto. Yo pasé el dato y el Mallorca se movió rápido".
Poco a poco el nombre de Luka comenzó a sonar más fuerte en el fútbol balear. Rápido para habilitar a sus compañeros, se quita rivales con facilidad, incluso con lujos y cabriolas, además es muy preciso en los tiros libres y tiene una pegada potente de media distancia. Un cúmulo de destrezas que impresionan tanto como la ductilidad de su pie izquierdo.
No me gusta que me comparen con Messi. Me gusta mucho como juega, pero yo soy Luka.
Sería desmesurado y prematuro asegurar que se ganó el corazón de la hinchada, pero es cierto que la afición mallorquina siente un afecto especial por los jugadores argentinos. Es habitual que en las tribunas del estadio Son Moix, en un bar del coqueto Paseo del Borne o en un pueblo perdido de la isla sobre el mar, la conversación futbolera, tarde o temprano, recuerde al equipo que dirigió Héctor Cúper entre 1997 y 1999, un conjunto que consiguió la Supercopa de España en 1998, el primer título en la historia del club, además de disputar la final de la Copa del Rey y la Recopa.
Junto a Siviero, Carlos "Lechuga" Roa, Ariel "Caño" Ibagaza, Leonardo Biagini y Ariel "Chupa" López fueron parte de esa inolvidable gesta deportiva plena de ribetes heroicos, un ciclo virtuoso que marcó al equipo bermellón con el tatuaje de lo permanente. Pero la situación actual, al borde del descenso, es muy distinta a pesar de contar en el plantel con este adolescente pelilargo que genera ilusión de cara al futuro.
Al término del partido en Madrid, un miembro del cuerpo técnico abrazó a Luka en el centro del campo. Se trata de Daniel Pendín, un argentino rubio, alto y delgado que no paró de gesticular, hablar con Moreno y dar indicaciones con su barbijo rojo de bordes negros que le cubría la mitad de la cara. Consciente de la situación delicada, avisa, como disculpándose: "Luka no puede hablar con nadie, de momento tiene que estar tranquilo".
Los Romero: de Quilmes, futboleros y trotamundos
En la Ciudad Deportiva Antonio Asensio, más conocida como Son Bibiloni, Luka entrena a diario junto a sus compañeros. Para llegar hasta aquí desde Palma, una ciudad pequeña con un aire a Barcelona y un paseo marítimo poblado de ciclistas y runners en este verano tórrido e inédito de barbijos y distancia social, hay que tomar la ruta que va a Sóller, uno de los pueblos icónicos de la Sierra Tramuntana, junto a Deyá y Valldemossa, famoso por su tren turístico centenario, la arquitectura modernista de sus edificios emblemáticos y sus limones y naranjas jugosas y brillantes. Ubicado en el kilómetro 8 de la carretera, en este predio entrenó el año pasado la Selección Argentina dirigida por Lionel Scaloni, otro exjugador del Mallorca que vive en la isla.
"Es hábil y desequilibrante, puede jugar como extremo. Siempre me sorprendió la gran ambición que tiene.Tanto en los entrenos como en los partidos da el cien por cien", dice Andrés Troya, exentrenador de Luka en la categoría juvenil del Mallorca."Era un placer verlo entrenar. Siempre se destacaba".
Luka vive en España desde los tres años, pero nació en Durango, México, el 18 de noviembre de 2004 y es hijo de argentinos. Su pasión por la pelota responde a un linaje familiar ineludible que desconoce desertores. En el árbol genealógico futbolero también está inmerso Tobías, su hermano mellizo, que defiende los tres palos del club mallorquín Penya Arrabal.
Diego Romero, el padre de ellos, nació en Quilmes en 1975. Fue un jugador profesional y trotamundos que se desempeñó en Argentina, Eslovenia, México, Ecuador y España. Cuando Vanina, su compañera, tuvo a los mellizos, él defendía los colores de Alacranes de Durango en el ascenso azteca.
Es hábil y desequilibrante, puede jugar como extremo. Siempre me sorprendió la gran ambición que tiene.
Todas las inferiores las hizo en el cervecero, donde jugó en el primer equipo entre 1995 y 1998 antes de ir a Atlético Rafaela. Los tíos de Luka, tanto paternos como maternos, han pasado por el cuadro del sur; y su abuelo Pepe, padre de Diego fue, además, director técnico de la Selección Juvenil de Guatemala.
"Estábamos muy contentos con todo lo que estábamos viviendo. Fue todo muy rápido. Hace dos meses todo esto era impensado", dijo Diego Romero, tras el debut de Luka, al programa La Tribu, de Radio Marca. "Para un niño de 15 años, estar rodeado de toda esa gente, los grandes entrenadores que tiene, es oro en polvo. Se puede enriquecer muchísimo en el día a día. Mi hijo tiene los pies sobre la tierra. Tanto el club como la familia tratamos de educarlo para que no se desvíe. Tiene que ir construyendo su propio camino".
La triple nacionalidad de Luka ha despertado una especie de puja entre la AFA, la federación española y la mexicana, pero él ya optó por la albiceleste y tiene el sueño de defender, algún día, la camiseta del cervecero.
"Cada año voy de vacaciones a la Argentina. Toda mi familia es de allá. Si todo sigue bien, y me siguen convocando, seguiré jugando. Fue un orgullo estar en el Sudamericano. Mi papá me dijo que me habían convocado. Estábamos en el sillón los cuatro y nos contó. También me gustaría jugar en Quilmes, donde jugó mi papá", dijo Luka desde Mallorca en una entrevista que le hizo Hinchada Argentina TV.
Mi hijo tiene los pies sobre la tierra. Tanto el club como la familia tratamos de educarlo para que no se desvíe. Tiene que ir construyendo su propio camino.
Más adelante le propusieron un ping-pong. Distendido, se inclinó por Boca antes que por River, dijo que prefiere el mate amargo, que le encantan las empanadas y que mira mucho fútbol, especialmente la liga inglesa, porque se juega rápido.
"Siempre se autoexige. Tiene mucha actitud, un carácter competitivo muy positivo, lleva la competición al borde", dice García. "Por otro lado, es muy tranquilo y comparte todo con los compañeros. No lo verás riendo a carcajadas, no será el primero que cuenta el chiste, pero contribuye y participa".
Luka comenzó 2020 con la ilusión de consolidarse en las juveniles de su club y con el objetivo de ser convocado al Seleccionado Argentino sub-17 que dirige Pablo Aimar. La crisis que atraviesa el primer equipo del Mallorca, en medio de la adrenalina, el vértigo y la tensión por la incertidumbre, aceleró los tiempos. Y aunque ganó un lugar en el plantel de Moreno cuando se reanudó el torneo español tras la suspensión por la crisis del covid-19, aún no logró afianzarse como titular.
"Pensá esto. Es un chico que se ha saltado un montón de categorías. Siempre fue así", explica Siviero. "La juvenil va de los 16 a los 19, está la División de Honor y el Mallorca B, que es la filial. El pasa por encima todas esas etapas y llega al primer equipo".
Los primeros pasos de Luka no fueron en el fútbol balear. Arrancó en la escuelita del Estepona, en Málaga, en el sur de España. Y más adelanté continuó su camino en equipos de las islas siguiendo el destino de su padre, que pasó por cuadros de Formentera e Ibiza antes de instalarse en Mallorca.
De Dani Alves a Messi, esquina Formentera
Luka vivió tres años junto a su familia en Formentera, una islita con forma de bota, 83 kilómetros cuadrados, sin aeropuerto ni semáforos, tres faros, atestada de italianos en verano, vecina de Ibiza, con menos de 13.000 habitantes en pueblos chicos de pocas casas.
Fue uno de los primeros destinos españoles que se abrió al turismo tras meses en pausa, alcohol en gel y repliegue. Ya es posible contemplar su silencio pacífico, cuando el sol declina en su vieja persistencia, y las mañanas tibias, soleadas y estables. Aquí se viene a descansar, a relajar la mirada y el cuerpo sobre sus playas de arena blanca con pinos y dunas, de oleaje suave y agua clara que se torna celeste, azul, verde o turquesa.
Un día, hace varios años, Luka jugaba descalzo en este paraíso diminuto, en cuero con malla, los pies hechos milanesa, el pelo hasta los hombros, el flequillo sobre la frente por encima de los ojos clavados en la pelota.
En el picado improvisado, con forma de ronda irregular, que se puede ver en YouTube, se prenden otros niños, algunos muchachos, y le dicen Messi, varias veces lo llaman Messi. Con insistencia, divertido, de vacaciones, el brasileño Dani Alves, en ese entonces jugador del Barcelona y compañero del rosarino, le dice Messi, mientras Luka sonríe, hace una bicicleta, algunos jueguitos o se la devuelve de cabeza.
Su familia ha construido un entorno saludable y acogedor para que Luka siga una vida como cualquier chico de su edad con la protección y ayuda del club.
"Cuando lo vi en Ibiza hubo algo que me llamó poderosamente la atención", recuerda Siviero. "A los 10 años los chicos no le pasan la pelota a nadie. En general, van para adelante, juegan solos. En cambio, Luka se la pasaba al compañero mejor ubicado, iba a buscar, tocaba, buscaba el mejor perfil, antes de recibir la pelota metía el cuerpo. Es una pena que no sea este el mejor momento del Mallorca para que él destaque, porque el equipo pelea por la permanencia. Veremos cómo sigue todo".
El parecido que Dani Alves encontró entre Luka y Messi se convirtió en el sueño húmedo del mundo futbolístico tras el histórico debut en la liga española. La prensa deportiva ha hablado del "nuevo Messi", "el sucesor", "el Messi mexicano", todas calificaciones alejadas del círculo íntimo del jugador del Mallorca.
Su familia, mesurada y discreta, ha construido un entorno saludable y acogedor para que Luka siga una vida como cualquier chico de su edad con la protección y ayuda del club.
Al menos, en el ámbito público, no existen fotos, videos, audios o conversaciones de WhatsApp entre Luka y Messi. Y oportunidades hubo: Luka, con 7 años, hizo una prueba en la cantera del Barça, Messi entrenó con la Selección en la isla, Mallorca y Barcelona se enfrentaron en la fecha 28 de la liga en el estadio Son Moix hace dos meses.
La tentación por la analogía fácil y obvia es tan evidente que incomoda. Luka la resuelve sin vueltas, como un crack, en diálogo con Hinchada Argentina TV: “No me gusta que me comparen con Messi. Me gusta mucho como juega, pero yo soy Luka”.