El momento que cambió para siempre la vida de la princesa Amalia, la hija de Máxima
La heredera al trono de Holanda, que en diciembre cumplirá 18 años, contó algunas intimidades en su nuevo libro, incluyendo un episodio decisivo en su infancia
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En los últimos días, salió a la luz el nuevo libro sobre la vida de Amalia de Orange, la hija mayor de Máxima y heredera al trono de Holanda. Allí, la princesa recordó algunos momentos claves de su infancia y adolescencia, como cuando, a los 14 años, le explicó a su padre que se había reconciliado con su futuro: ser reina cuando él abdique. Según la joven, el rey Guillermo se empezó a reír y le dijo que lo había aceptado mucho antes que él.
La publicación de una biografía de los futuros monarcas a sus 18 años ya forma parte de una tradición de la corona. En 1955, cerca de la mayoría de edad, la abuela de Amalia publicó el suyo, que llamó Retrato de la princesa Beatriz. Y, en 1985, Guillermo tuvo su propio lanzamiento, que fue un éxito de ventas.
El libro de la princesa es producto de varias entrevistas que tuvo con una escritora para darse a conocer al pueblo holandés y al resto del mundo. La heredera le confió a Claudia de Breij, la autora, una serie de secretos de su vida. Entre ellos, que, con cierta frecuencia, visita a un psicólogo para descargar sus emociones. La joven aseguró que la salud mental le parece tan importante como la física, por eso no ve problema alguno en contar esa intimidad.
En un fragmento, Amalia admitió que cayó en la realidad de lo que sería su futuro como reina durante la coronación de su padre. Era 2013 y ella tenía solo nueve años. Aquello fue “como un golpe en la cara”, dijo. “Todo el mundo me miraba, pero también fue un empujón en la dirección contraria. Quería ayudar a mis padres y, en lugar de un peso, empecé a verlo como un honor”.
Si bien todavía no sabe qué identidad tendrá su reinado, ya resaltó algunas de las condiciones: “No haré nada sin el visto bueno del gobierno o el beneplácito de los ciudadanos. Por ejemplo, no podría firmar una ley contra la libertad de expresión”. Y explicó: “Va en contra de mi conciencia y en el juramento como reyes dice ‘Que Dios me ayude’. No es una frase vacía”.
Amalia parece muy consciente de lo que le espera cuando sea mayor. “Si consigo mejorar el mundo un poquito me doy por satisfecha. Estoy al servicio de mi tierra; entrego mi vida a los Países Bajos”, sentenció.
Entre las memorias de su niñez, la heredera mencionó el día que se puso una tiara por primera vez: fue el mismo año de la entronización de su padre, mientras su madre se estaba maquillando y simplemente decidió probársela. Desde entonces, se ocupó de aprender todo lo que pudiera de su nuevo objeto de deseo. “Soy capaz de reconocer todas las (tiaras) europeas”, sostuvo en el texto.
En otra parte del libro, Amalia aseguró que, en el caso de que a su padre le sucediera algo inesperado demasiado pronto, aunque está comprometida con su destino, prefiere que su madre asuma la regencia durante unos años. Y confesó que, siempre que puede, le pide al rey que coma sano y haga deporte para proteger su salud.
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