El misterio de Lord Lucan, el aristócrata inglés que asesinó a su niñera y se esfumó para siempre
El sótano de la elegante casa del número 46 de Belgrave Street en la ciudad Londres estaba en tinieblas aquella noche del 7 de noviembre de 1974. Allí se encontraba agazapado a la espera de su víctima John Bingham, de 39 años, un aristócrata, apostador y bon vivant británico, también conocido como Lord Lucan.
Él ya no vivía en esa propiedad, pero sí lo hacían todavía su esposa Verónica Duncan, de 37 años y los tres pequeños que tenían en común. Según la reconstrucción que hizo luego la policía, el hombre había ingresado a su antiguo hogar con el fin de asesinar a su exesposa, de la que se había separado un par de años antes, y con la que tenía infinidad de conflictos legales por la tenencia de sus hijos.
Pero algo no salió como estaba planeado. La idea de Lord Lucan era liquidar a su ex cuando ella descendiera al sótano para hacerse un té, como lo hacía habitualmente. El hombre estaba preparado con un tubo de plomo para golpearla en la cabeza y acabar con su vida. Pero la que bajó las escaleras en penumbras -Duncan había sacado la bombilla de luz- no fue la esposa de Lucan, sino la niñera de sus hijos, Sandra Rivett, de 29 años. Sin darse cuenta de que la víctima no era su exmujer, el hombre arremetió contra la joven, y, literalmente, la molió a golpes hasta matarla.
Lord Lucan se dio cuenta del error cuando escuchó la voz de su ex gritando desde lo alto de la escalera: "Sandra, ¿Qué pasa allá abajo? ¿Está todo bien?". Cuando la mujer bajó para ver lo que ocurría, su exmarido también la atacó con saña, pero ella pudo defenderse. Lo dejó fuera de combate con una patada en la entrepierna y salió corriendo a pedir ayuda en un pub vecino. Cuando llegó la policía al domicilio de Belgrave Street encontró el cadáver de la niñera tirado en un charco de sangre. Pero Lord Lucan se había esfumado.
A partir de ese día, nadie más supo de él. Las teorías sobre su paradero crecieron y alimentaron fantasías y leyendas urbanas a través de los años, hasta que en 2016 un tribunal británico emitió oficialmente un certificado de "presunción de muerte" del aristócrata, de modo que su único hijo varón heredó su título de conde. Pero hay otro hijo, el de la niñera asesinada, que todavía busca justicia por su madre y que aseguró el pasado mes de enero que Lord Lucan, de 85 años, estaba todavía vivo y refugiado en una colonia budista en Australia.
Aristócrata, bon vivant y apostador
Richard John Bingham nació en Londres el 18 de diciembre de 1934 en el seno de una familia acomodada. Su padre, George Charles Patrick Bingham era el sexto conde de Lucan.
La infancia y adolescencia de Richard transcurrió entre Gales y Toronto. En 1945, fue enviado a la ciudad de Eton, en Inglaterra, donde unos años después comenzó a desarrollar su gusto por las apuestas. En el año 1953, Bingham hizo el servicio militar, y al finalizarlo se instaló otra vez en Londres. En la capital inglesa consiguió trabajo en un pequeño banco comercial, el William Brandts, donde su salario -500 libras al año- no se parecía en nada a la cifra que solía manejar la aristocracia británica entonces.
Pero para ese tiempo, la afición del joven Bingham por los juegos de azar, los naipes y las apuestas, se había vuelto casi una obsesión. A la vez, con su fuerte personalidad y galante presencia se convirtió en una figura pública de la alta sociedad británica, donde llevaba una existencia de bon vivant.
En 1960, un golpe de suerte en una partida de chemin de fer -una variante del bacarat- le hizo ganar a Bingham unas 26.000 libras -equivalente a 300.000 dólares en la actualidad- en una fiesta de juegos organizada por el millonario y dueño del zoológico Howletts, John Aspinall.
A pesar de que los juegos de azar lo hacían perder más dinero de lo que ganaba, este triunfo pasajero hizo que Bingham abandonara su trabajo en el banco. De ahora en más, las apuestas serían su forma de vida. En el Clermont Club, un exclusivo garito de Londres donde se jugaba fuerte, el aristócrata dilapidaba parte de la fortuna familiar.
En 1963, Bingham conoció a quien sería su esposa, la modelo Veronica Duncan. Ese mismo año, ellos se comprometieron y se casaron. Veronica conoció pronto el costado oscuro de su flamante marido como apostador. Solía acompañarlo al Clermont Club, donde en una noche fue testigo de cómo se le esfumaron entre las mesas de juego unas 8000 libras -70.000 dólares al valor de hoy-. Y esto era una situación habitual.
El séptimo conde de Lucan
Un año más tarde, el padre de Bingham murió y se convirtió en el séptimo conde de Lucan. Además, recibió una importante herencia, entre dinero y tierras, que sería para la pareja recién casada una inyección económica considerable. Fue entonces que compraron la casa de dos pisos -y sótano- de Belgrave Street donde ocurriría el trágico femicidio de la niñera Sandra Rivett.
Allí, el matrimonio tuvo a sus tres hijos, pero para el año 1972, todo estaba mal entre Lord Lucan y Verónica Duncan, que a la sazón se había convertido en Lady Lucan. Con la llegada del tercer hijo, en 1971, ella sufrió un cuadro de depresión postnatal que la llevó a recibir tratamiento psiquiátrico. En tanto él comenzó a vivir más tiempo en las salas de juego que en su propio hogar.
Finalmente, con la situación de pareja insostenible, Lord Lucan abandonó la casa de Belgrave Street y se fue a vivir solo a un departamento. Además, sus constantes pérdidas monetarias por su ludopatía incrementaban cada vez más sus deudas, algunas de las cuales se convirtieron directamente en impagables, por lo que vivía en un estado de tensión permanente.
El séptimo conde de Lucan se había obsesionado también con lograr la tenencia de sus hijos, ya que no soportaba que ellos estuvieran con su mujer que, según él, estaba incapacitada mentalmente para ello, algo que Veronica negaba.
Luego de perder un juicio para obtener la guarda de sus pequeños, el hombre comenzó a multiplicar la vigilancia sobre Veronica, para poder encontrarla en alguna falla que le permitiera hacerse con la custodia de sus hijos. Para ello, contrataba detectives privados y hasta empleaba a niñeras para que cuiden a sus hijos y, de paso, le pasaran a él información de cualquier cosa extraña que vieran en la mansión.
El crimen de la niñera
Posiblemente empujado por su obsesión patológica contra Lady Lucan y luego de las rencillas legales, Bingham decidió sobrepasar todos los límites. Entonces, planificó su asesinato.
Él estaba seguro que en la tarde de los martes la niñera no trabajaba en la mansión de Belgrave, y por eso se dirigió ese día a su exhogar, para esperar a su mujer en el sótano. Pero Sandra Rivett sí estaba, y a las 21.45 de ese martes 7 de noviembre de 1974, el séptimo conde Lucan se equivocaría de víctima. Veronica llegaría más tarde al lugar del hecho, se defendería para salvar su vida, y correría desesperada a buscar refugio al pub lindero de su casa, The Plumber's Arms ("Los brazos del plomero"), desde donde llamó a la policía.
Cuando los agentes llegaron al hogar de la denuncia encontraron a Frances, George y Camila, los tres hijos del matrimonio, durmiendo en la planta alta, y a la niñera sin vida en el sótano. Pero Bingham ya no estaba.
Antes de desaparecer por completo, Bingham telefoneó a su madre para decirle que la policía iría a hacerle preguntas sobre él y escribió cartas a sus amigos diciendo que él evitó un asalto en su antigua casa y que no había tenido nada que ver con la muerte de la niñera, aunque había fuerte "evidencia circunstancial" en su contra.
Según la reconstrucción del caso realizada por el medio británico BBC, Lord Lucan se escapó de Londres con un auto prestado, que fue encontrado días después en el puerto de Newhaven, frente al canal de la mancha. En el interior del vehículo había manchas de sangre.
Poco después, la policía encontró la lancha de Lucan destrozada muy cerca del citado puerto, pero, tras una intensa búsqueda, su cuerpo jamás fue encontrado.
En junio de 1975 un tribunal londinense declaró a Lord Lucan culpable del asesinato de Sandra Rivett. Y en 2016, 42 años después de su desaparición, otro juzgado estableció la "presunción de muerte" de Bingham, algo que básicamente permitió que legalmente su único hijo varón, George, se convirtiera en el octavo conde de Lucan.
Teorías sobre su desaparición
Claro que la manera en la que el hombre se evaporó del mundo generó un sinfín de teorías. Una de ellas, asegura que, producto del remordimiento o del temor a ser atrapado luego de su crimen, Lord Lucan se suicidó. Un amigo suyo, James Wilson, dijo al diario The Telegraph que Bingham había subido a su velero, se había puesto piedras en los bolsillos de su traje y se había arrojado al agua.
La propia viuda de Lord Lucan, en tanto, en una entrevista que dio en exclusiva para el canal ITV poco antes de morir en 2017, señaló una teoría similar, solo que para ella, su marido había subido al ferry que iba hacia Francia. "Yo diría que se subió al ferry y saltó en medio del Canal de la Mancha para caer contra las hélices de la nave para que sus restos no fueran encontrados", dijo Lady Lucan al citado canal británico, para un documental titulado Lord Lucan My Husband: The Truth ("Mi esposo, la verdad").
Otra de las hipótesis que tratan de responder al acertijo que planteó la desaparición de Bingham señala que huyó hacia África, donde vivió hasta su muerte, en el año 2000. Esta teoría fue sostenida por su propio hermano Hugh, y hasta se rumoreó que la policía sudafricana había encontrado las huellas dactilares del aristócrata en un vaso.
Nuevas conjeturas, también poco sostenidas por pruebas, decían que el séptimo conde Lucan estaba en Goa, la India, en una comunidad hippie. También "lo vieron", según la BBC, en una colonia alemana en Paraguay, en una granja en el centro de Australia, en el Monte Etna, de Italia y trabajando como mozo en San Francisco.
Posiblemente, la teoría de la supervivencia de Lucan que podría tener mayor asidero por la persona que la sustenta es la que sostiene que él está vivo en una colonia budista en Australia. Esto es, al menos, lo que denunció a la policía británica en enero de este año Neil Berrimen, de 52 años, que es, ni más ni menos, que el hijo de Rivett.
De acuerdo a una noticia difundida por el Daily Mail, este hombre acudió presuroso en enero de este año a la Policía Metropolitana de Londres para que tomen cartas en el asunto para ir a buscar a esta persona, de 85 años, antes de que se muriera, pues se encontraba gravemente enfermo. Pero, para el mes de noviembre de 2020, el mismo Berryman, que gastó más de 30.000 libras -40.000 dólares- de su bolsillo para encontrar al asesino de su madre, aseguraba que la policía no había hecho nada para seguir su pista.
¿Comido por tigres?
Finalmente, la hipótesis más exótica con relación a la manera en que se esfumó el conde Lucan es la que señala que el aristócrata terminó en el zoológico de Howletts,que su amigo John Aspinall tenía cerca de la ciudad de Canterbury. Según lo que dijo a The Telegraph otro de sus compadres de juego, Philippe Marc, el hombre se había suicidado con un tiro y sus amigos habían desaparecido su cuerpo dándoselo a comer a los tigres de ese zoo.
Cuando la policía, siguiendo esta pista, se acercó a interrogar a Aspinall, este simplemente les contestó: "Mis tigres solo se alimentan con los cortes más selectos, ¿de verdad creen que se podían comer al viejo y fibroso Lucky Lucan?".
Lo cierto es que, 46 años después de aquella jornada infausta de noviembre de 1974, el paradero de Lord Lucan sigue siendo uno de los grandes misterios policiales de Gran Bretaña.
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