Recreaciones, intentos de robos, protagonista de películas y canciones, la sonrisa más famosa del planeta tiene una larga historia
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Durante siglos su sonrisa fue considerada la expresión más cautivadora de la historia, un gran misterio para algunos y para otros un enigma, aunque en varias películas y ficciones la hayan robado o quemado, el famoso retrato sigue siendo exhibido en el museo del Louvre, una parada deseada para los asistentes.
Utilizada en más de un film, tanto para “extraviarla” como para destruirla, cosa que ocurre en “Glass Onion”, la última película de Rian Johnson, como también en el filme futurista del año 2002,“Equilibrium”, donde el director Kurt Wimmer deja la decisión en manos de Cristian Bale; en ambas es el fuego el que se encarga de hacerla cenizas. Razones que dejan claro que la fama y notoriedad de esta pintura no se basa únicamente en la técnica empleada o en la belleza de su resultado, son también los misterios que la han rodeado en estos años la que la mantienen siempre vigente.
Tanto sus ojos como su sonrisa
El primero de los misterios de esta magnífica obra nos atrae entre tantas maravillas porque crea efectos ópticos por la ubicación de los ojos de la joven y su sonrisa discreta. Expertos en la materia, y no tanto, aseguran que se siente la impresión de ser observado constantemente por la Gioconda, cualquiera sea la posición desde la que uno la mire. Esta curiosa característica demuestra los conocimientos científicos y anatómicos de Leonardo Da Vinci.
Haciendo foco en torno a la célebre sonrisa de la “Gioconda”, definida con el adjetivo, como se tradujo al español, “alegre”, hay testimonios de un grupo de músicos que afirman que tocaban durante las horas de trabajo del pintor para que ella mantuviese esa actitud feliz.
Tan deseada que muchos quisieron robarla
La fama de la obra de Leonardo estuvo rodeada de hechos delictivos en los que intentaron hacerse de ella a lo largo del tiempo:
Su gran popularidad para el público en general se produjo por la amplia difusión de su robo, en 1911. La prensa cubrió el hecho: se preguntaba quién podría haber robado la Gioconda, por qué y, sobre todo, ¿cómo? El cuadro se recuperó; el culpable era un italiano que en su afán de restituir la obra a su país natal cometió semejante acto, el chauvinista Vincenzo Peruggia. Aunque fue devuelta nuevamente al Louvre, antes de regresar la pintura se exhibió en Florencia, Roma y Milán.
En 1932, ocurrió otro hecho curioso y fue el periodista Karl Decker quien publicó la información según la cual el autor intelectual del robo habría sido un comerciante argentino llamado Eduardo Valfierno, y su intención era vender unas copias falsas. Como parte de su trabajo, incluso proporcionó los nombres de los presuntos coleccionistas estafados, pero cómo el argentino habría fallecido en 1931, no se pudo comprobar la veracidad de este relato.
La piedra en el codo izquierdo y otros ataques de gira
El 30 de diciembre de 1956, mientras la pintura era vista por los visitantes, el boliviano Ugo Ungaza Villegas arrojó una piedra con tanta fuerza contra la Mona Lisa que destrozó la vitrina y desprendió un trozo de pigmento del codo izquierdo. La pintura estaba protegida por un cristal, decisión que se había tomado luego de que pocos años antes un hombre enamorado de la obra- según sus propias palabras- la había cortado con una cuchilla para tratar de robarla. Para protegerla de nuevos ataques, se instaló un cristal a prueba de balas.
Posteriormente hubo otros incidentes, tres casos donde la fortuna la acompañó y el cuadro no sufrió desperfectos. El primero de ellos fue el 21 de abril de 1974, mientras el cuadro estaba expuesto en el Museo Nacional de Tokio, una mujer le arrojó pintura roja, como protesta por la ausencia de accesos al museo para personas discapacitadas.
Luego el 2 de agosto de 2009, una mujer rusa, enojada por la denegación de su solicitud de ciudadanía francesa, arrojó una taza de cerámica comprada en la tienda del Louvre que se hizo añicos contra el cristal. Y no fue el último ataque: el 29 de mayo de 2022, un hombre en silla de ruedas con peluca le lanzó una torta, hecho que luego se adjudicaría como parte de las protestas de grupos ambientalistas. En ambos casos el cuadro no sufrió daños.
Entre ficción y realidad
En 2003, con la salida de “El Código Da Vinci” y los más de 80 millones de ejemplares vendidos de la novela de suspenso de Dan Brown, la Gioconda adquiere una nueva dimensión al ser el centro de uno de los misterios que se develan en el libro, entusiasmando a los lectores con la obra de Leonardo.
En el año 2005, siguiendo con la cronología de hechos extravagantes, Armin Schlechter descubrió en la biblioteca de la Universidad de Heidelberg una nota de Agostino Vespucci en el margen de un libro que confirmaba con certeza la creencia tradicional de que la modelo del retrato era Lisa Gherardini, la esposa de Francesco del Giocondo. Aunque durante muchos años se creyó también que Leonardo Da Vinci se había inmortalizado bajo la pintura feminizando su autorretrato, hoy día esta alocada teoría parece haber perdido fundamento.
La anotación de Vespucci, que era amigo cercano de Leonardo da Vinci, compara a Apeles, gran pintor de la Antigüedad, con Leonardo, y hace referencia a tres obras en las que estaba trabajando en esas fechas: el retrato de Lisa del Giocondo, otro de Santa Ana y el mural de La batalla de Anghiari. Esta pequeña anotación data de octubre de 1503, y el libro donde se realizó el comentario sobre la identidad de la Mona Lisa pertenece al autor Marco Tulio Cicerón, una edición publicada en 1477.
Lisa murió en 1542. Cuatro años antes su esposo había fallecido a causa de la peste y ella cayó enferma, siendo llevada por su hija Ludovica al convento de Sant’ Orsola, donde falleció a la edad de 63, aunque también hay diferentes teorías sobre sus fallecimientos
Copias, versiones y reproducciones
Durante todos estos años la pintura también tuvo sus copias, versiones y reproducciones. La más controversial es la de Giorgio Vasari, cuando este pintor describe la obra apunta dos datos importantísimos: refiere a la existencia de cejas e indica que el cuadro se encontraba inacabado, pero estos datos aparecieron 47 años después de las referencias realizadas por Agostino Vespucci.
De la época de Leonardo existen dos versiones más del cuadro, llamadas Mona Lisa de Isleworth y Mona Lisa del Museo del Prado. La primera de ellas, la de Isleworth,se creyó durante mucho tiempo que era falsificada pero hasta podría haber sido pintada por el mismo Leonardo. De la última, se sabe que es una copia elaborada en el taller de Leonardo por uno de sus discípulos, probablemente Andrea Salai, aunque de esta son visibles algunas diferencias de calidad, como la dificultad del sfumato.
Botticelli, Rafael, Duchamp y Dalí también se sintieron atraídos por la importancia de la obra e hicieron sus respectivas parodias.
La extraordinariedad de Leonardo Da Vinci y su pintura “La Gioconda o Mona Lisa” crece año tras año y década tras década, tanto en grandeza como en curiosidad y misterio, aquel robo sufrido, las reproducciones realizadas, las múltiples obras de arte que se han inspirado en el cuadro y las parodias existentes contribuyen a convertir a La Gioconda, valuada en 870 millones de dólares, en el cuadro más famoso del mundo, visitado por millones de personas.
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