El más grande de América: cómo funciona el colosal destilador donde se elabora el gin más equilibrado del mercado

El gin atraviesa en la Argentina su mejor momento. El país es el segundo de Latinoamérica con mayor volumen de venta del destilado, que en los últimos años viene alcanzando además un crecimiento acumulado de casi un 30 por ciento.

Fue acompañando esa tendencia que Fratelli Branca presentó un año atrás Spirito Blu, el gin de estilo London Dry inspirado en la isla de Cerdeña, primera “Blue Zone” del mundo. Precisamente en el marco de ese lanzamiento la firma anunció hace poco la inversión de 600 millones de pesos en un gigantesco destilador que permitirá abastecer al mercado interno y exportar también hacia varios países a la región.

En su destilería de Tortuguitas, Branca montó una celda especial y completamente dedicada a la elaboración de Spirito Blu, donde se ubica el colosal alambique (es el más grande de todo el continente) fabricado cien por ciento en cobre y con una capacidad de 5.000 litros. En la misma celda se ubican también cinco tanques de almacenamiento. La estimación indica que en esas instalaciones se podrá fabricar hasta un millón de botellas de gin por año.

Cómo funciona el alambique

“Llevó dos años enteros llegar al gin que queríamos”, revela el Brand Ambassador de Spirito Blu, Juan Luciani. “De esa forma nos aseguramos tener un gran producto, un London Dry Gin capaz de educar el paladar de los consumidores”, agrega.

“En ese proceso –explica por su parte el gerente de Aseguramiento de Calidad, Investigación y Desarrollo de Branca, Gabriel Cogo– nos ocupamos de seleccionar los mejores botánicos y los mejores procesos para llegar al gin que hoy tenemos. El desafío era lograr un gin que representara a Branca, que reflejara a la vez el espíritu italiano y que fuera innovador”.

Recorrer la destilería que Fratelli Branca opera en Tortuguitas implica un verdadero viaje olfativo. Pero si algo domina la celda donde se elabora Spirito Blu es el rutilante alambique de cobre, cuyo funcionamiento resulta tan interesante como sofisticado. En principio, el alcohol de cereal de altísima calidad se macera exclusivamente en enebro, tras lo cual el vapor de esa maceración atraviesa diferentes sectores en los que previamente se colocaron los distintos “botánicos” que integran la fórmula, entre ellos la inconfundible sa pompia (cítrico insignia de Cerdeña), raíz de angélica y de lirio, cáscaras de naranja y limón, almendra, coriandro y passiflora. En ese camino el “espíritu” del alcohol va arrastrando el aroma, el sabor y las características esenciales de estas hierbas, hasta que finalmente el alcohol se condensa y se extrae el producto final.

“El cobre tiene la particularidad de ‘afinar’ los perfiles del alcohol, volviéndolo más elegante y amable de consumir”, describe Cogo las propiedades del componente estrella del nuevo destilador, que en este caso opera en perfecta sintonía con la naturalidad de los botánicos del Mediterráneo.

El resultado es una opción fresca y equilibrada de altísima calidad, que por lo pronto ya se ha ganado la consideración de los hoy mucho más educados, conocedores y exigentes consumidores argentinos.

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