El maravilloso valor de las historias familiares
Los adultos mayores jamás tuvieron una agilidad física y mental como la que la mayoría dispone hoy en día. Gracias a los avances de la medicina, la tecnología y a la mejora de los hábitos, hoy vivimos más tiempo, nos mantenemos más activos y más lúcidos que las generaciones anteriores a una misma edad. Y, sin embargo, nunca tanto como ahora, nuestra sociedad ignora a los mayores, los excluye prematuramente del mercado laboral y los condena a la intrascendencia a edades más y más tempranas.
Esto no es así en todos lados: en algunas sociedades orientales la madurez es tan valorada que las personas intentan parecer mayores en vez de hacer malabares para disimular el paso del tiempo. En su libro Revolución senior, Sebastián Campanario nos cuenta que en Estados Unidos los mayores de 50 son responsables de la mitad del consumo de la economía y controlan el 70% de los recursos financieros. Allí es muy frecuente ver personas mayores de 70 trabajando a la par de los más jóvenes.
En una época en que casi todas las formas de discriminación hasta hace poco toleradas se van volviendo inaceptables, la discriminación por edad se convierte hoy en la más extendida y todavía se vive con naturalidad. Por eso quiero invitarte hoy a cambiar el lugar que los mayores tienen en tu familia y en tu vida. Si tenés la fortuna de tener a sus padres o abuelos vivos, no pierdas la oportunidad de disfrutarlos y aprovechar todo lo que tienen para dar.
Una característica particular de los adultos mayores de hoy es que pertenecen a una generación muy especial. Por un lado, muchos atravesaron los momentos históricos más significativos del siglo XX y los enormes desafíos de una migración. Eso llevó a algunos de ellos a tener vidas increíbles, muy distintas a las nuestras. Por otro, se trata de la última generación de vidas esencialmente analógicas, cuyas historias casi no están documentadas. Cada persona mayor que se va se lleva para siempre una multiplicidad de vivencias e historias, únicas e irrecuperables.
Por eso te propongo que busques los momentos para escuchar sus relatos y sus visiones. Allí se esconden claves de tu pasado y de tu propia historia. Una buena manera de hacerlo es filmar conversaciones para documentar sus pensamientos y recuerdos y que también esté disponible digitalmente para tus descendientes. Muchos de sus objetos tienen el valor enorme de las circunstancias que atravesaron: manteles bordados a mano por bisabuelos, objetos traídos con ellos en los barcos. Si no nos cuentan su origen, parecen simplemente otro mantel u otro artefacto. Finalmente, algo similar ocurre con las anécdotas escondidas en cada foto: no basta con escanearlas, si no sabemos quién es quién y qué estaba pasando. Enlazá cada foto con su relato.
Te invito a empezar ya a revalorizar a los adultos mayores y sus visiones e historias. Por un lado, porque así estarás contribuyendo a cambiar la realidad y a combatir la discriminación por edad. Si sos joven, no solo estarás peleando para mejorar la situación de quienes hoy lo son. También estarás luchando por tus propios derechos, solo que dentro de un tiempo. Por otro lado, evitarás que todo lo que tienen para contarte sobre ellos, sobre el mundo y sobre tu propia historia familiar algún día se pierda. No dejemos pasar la fortuna de su presencia ni la riqueza de sus perspectivas y memorias.
- El autor es emprendedor y tecnólogo, autor del libro Pasaje al futuro (Sudamericana)
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