El increíble y emotivo intercambio de carteles en un ascensor a causa de una gata que se volvió viral
En diálogo con LA NACION, una de sus protagonistas cuenta los secretos de “La saga de Marta”, la historia que comenzó con un tierno e inofensivo cartel
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El barrio de porteño de Palermo es sede de una increíble historia que se viralizó en los últimos días en redes sociales. La combinación de un noble gesto humano, con la solidaridad y el amor a los gatos, crearon un emotivo escenario en un ascensor, que provocó diversas reacciones entre los habitantes del edificio en cuestión.
Emilia Castro fue la impulsora de la historia y en diálogo con LA NACION, contó el detrás de escena de una auténtica y casi involuntaria “sociabilización gatuna”.
“Les voy a contar algo que pasó esta semana en el ascensor de donde vivo, un edificio de 100 años en Palermo. Una serie de acontecimientos con mensajes, intriga y michis. La llamaré LA SAGA DE MARTA”, escribió el usuario @santiidelson en Twitter, el encargado de visualizar el especial evento ocurrido. Así, dio a inicio al maravilloso relato, que cosechó más de 40 mil likes o “me gusta” en esa red social.
“Hace unos días apareció en el ascensor este cartel, sin quejas ni reclamos, solamente un pedido de cuidar a un “michi”, un gato aullador. La explicación es simple y compacta”, escribió Santiago sobre el primer momento de lo que se convertiría en esta historia viral.
Aquella carta anónima fue escrita por Emilia Castro, una vecina del edificio, que el 26 de julio, impulsada por su gran amor por los felinos, decidió dejar este especial mensaje, de manera anónima.
El simple motivo que la llevó a colocar el cartel en un lugar donde los vecinos circulan frecuentemente fue porque no tiene acceso al grupo de WhatsApp que comparten los convivientes del lugar, ya que es su madre la que forma parte de aquel chat.
“Cuando escuché que había un gatito que lloraba todas las tardes me dio muchísima pena. No me molestaba en absoluto, solamente era pena y lástima de que haya un gato llorando, entonces por eso puse el cartel”, explicó la joven fotógrafa en diálogo con LA NACION.
El mensaje llegó al destinatario esperado: el dueño del gato en cuestión. “Seguramente sea nuestra gata Marta, mientras estuvimos de vacaciones (vinieron a verla todos los días). Gracias por el aviso, la vamos a llenar de mimos”, fue la respuesta de un vecino, que se sintió interpelado por ese primer cartel. Lejos de terminar el asunto allí, fue Santiago quien intervino en aquel corto ida y vuelta de buena onda: pegó otro papelito en el lugar y pidió una foto de la ya famosa gatita.
Aquel tipo de chat, que ya es difícil de encontrar debido a la irrupción de la tecnología en nuestras vidas, quedó eliminado luego que la encargada del edificio los retirara del ascensor. Sin embargo, su accionar no fue un impedimento para que un nuevo y especial mensaje llegara.
“Marta de Palermo. 6 años. Le gusta cazar, dormir, amasar y llorar cuando extraña”, describía este nuevo cartel, que bien podría ser una presentación en redes sociales de una persona, pero en realidad se trataba de esta gatita, que finalmente fue presentada a todos los vecinos, con una imagen donde se la ve sentada en una silla. Allí surgió la idea de que todos los que tengan mascotas felinas las muestren por ese medio de esa casera forma de comunicación, que conformaron en conjunto.
Nuevamente, los carteles fueron sacados del ascensor. Sin embargo, esto no fue un obstáculo para los vecinos que pudiesen continuar con su “movida de sociabilización gatuna”. Santiago, en su relato en Twitter reveló que sus sospechas sobre quien era la persona que eliminaba los mensajes, que podrían ser tres: la encargada, una vecina particular u otra persona que “quiere ver el mundo arder”.
Pero sus pensamientos fueron más allá de sus teorías y accionó para devolver la imagen de Marta al ascensor, por ello imprimió la foto que había capturado con su celular y devolvió la misma postal al lugar, “para reconstruir el chat”.
Con la reposición de la imagen, se cumplió con el objetivo del Santiago. Las fotos de los gatos que habitan los departamentos de aquel edificio, presentados como Ramona, Noir, Micho y Buda, el hermano de Marta, le dieron vida a aquel ascensor gris antiguo.
Ahora, aquel espacio también pertenece a aquellas mascotas que, hasta el momento, solo habitaban cada hogar que conforman aquel espacio. Emilia, se encargó de hacer un cartel más con el expresó pedido de que las imágenes no sean quitadas de allí, y espera poder conocer a Marta.
Emilia y Santiago se encargaron de dar a conocer esta historia que causó furor en redes y dejó expuesto el ya conocido amor por los gatos, que se extiende en cada hogar en el que se tiene a felinos como mascota. La publicación en Twitter dio lugar para que los amantes de estos animales compartan sus imágenes y festejen ese tierno y particular espacio que nació en un antiguo edificio de Palermo.
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